Durante no más de una semana andaba rondando la noticia de la desaparición misteriosa de varias mujeres, era una historia que dejaba un mal sabor en la boca; hasta el momento no se habían encontrado cadáveres, lo que suponía que o bien escaparon, o fueron raptadas y vendidas, las autoridades como siempre no saben nada.
Aún con todo esto presente, Sarah era lo suficientemente despreocupada como para salir a divertirse a altas horas de la noche, ignorando el temor de su madre, quién intentaría convencerla de quedarse. Estaba en esa edad en la que cortejar a un ricachon pasado de licor en un bar nocturno, era casi un deporte. Sin titubeos tomó una ducha, eligió el mejor vestido de su repertorio -El negro ajustado- y usó el maquillaje como seguro para su belleza, aunque incluso sin maquillaje, eran pocas las personas que pensarían que Sarah era una chica sin belleza.
Tan pronto como la mariposa rompió la crisálida, bajó de aquel apartamento hasta la planta del edificio y salió afuera para llamar un taxi. No tardó más de dos o tres minutos en atraer a uno.- Hacia el bar Green Horse, por favor
- dijo una vez dentro del vehículoEl taxista asintió y dió marcha al viaje que tardaría unos 30 o 40 minutos.
Una vez llegó a su destino, pagó el dinero al taxista y bajó, ahora estaba ya lista para cazar; respiró profundo, mostró un semblante seductor, y caminó a la entrada del bar.
Al entrar podía escucharse un jazz bastante relajado, estaba oscuro, pero habían unas tenues luces verdosas, habían varias mesas donde todos charlaban tomando caras bebidas alcohólicas, y una barra de tragos, donde el Bartender atendía los pedidos de tragos que hacían las 4 o 5 personas en la barra, que era bastante amplia sin embargo.
Tomó asiento en uno de los taburetes que no estaba ni muy cerca de los demás, ni muy lejos tampoco, la distancia apropiada para observar el entorno. Pidió un poco de whisky al bartender, quién sirvió con elegancia aquel trago bastante costoso por cierto, era un bar de nivel. Con aquel trago de inicio, estaba en mejores condiciones para comenzar su búsqueda.
De alguna parte del lugar, salió como recién horneado, un elegante cabello de un negro mate que retumbaba con cada paso. Bajo esa cabellera había un perfecto rostro atractivo de semblante sereno, que llevaba una chaqueta color crema; al igual que el resto de lo que traía, parecía ser bastante cara. Bingo, era un hombre adinerado y solitario, seguro estaba dispuesto a pagar los tragos de alguna chica para llevársela a su lujosa casa y divertirse un rato.
Se sentó a su lado, poniendo toda su atención sobre Sarah, le pagó un trago fino y conversaron coqueteando un rato, hasta que el alcohol apaciguó los pensamientos, y le dió paso libre al instinto, comenzaron a besarse, y cuando menos se lo esperó, estaba dándole sexo oral mientras conducía un lujoso auto.Un buen tiempo después, el auto comenzó a disminuir su velocidad hasta frenar, estaban frente a la casa del susodicho. Era grande y rústica como en las películas de terror, habrían allí unos 8 cuartos, pero a ella solo le interesaba uno. Comenzaron con los besos mientras subían las escaleras principales, hasta llegar a una enorme habitación. Habían pocos muebles, de hecho en toda la casa había una escasez de estos, pero claro, ella no fue capaz de notarlo, estaba sumida en lujuria en ese entonces.
Fue arrojada sobre la cama y sometida –Aunque sin resistencia– y entonces el telón se bajó, y finalmente sucedió lo que pasa cuando dos corazones se unen por tentación y deseo de carne.
Un ruido la despertó a altas horas de la noche, probablemente eran las 4AM. Se volteó hacia el lado de la cama de su amante, pero no estaba allí, entonces decidió levantarse cubierta con una sábana y ver donde estaba. Caminó por aquel extenso piso, pero no había nadie. Revisó la cocina de la planta baja, el baño; no había nadie, incluso peor, parecía que nunca nadie había entrado a aquellos cuartos.
Desconcertada y especulando las millones de explicaciones que podrían tener aquellos sucesos, decidió que lo mejor sería vestirse y marcharse.Sentada en la cama se puso su ropa interior, y mientras intentaba encontrar como iba su vestido, escuchó el rechinar de la puerta del cuarto — Sarah —Dijo el hombre apuesto — ¿Que te parece si jugamos un poco?
En sus manos llevaba una máscara cuya identidad no era del todo distinguible. Sarah se sentía nerviosa, pero aún así aceptó. Se paró frente a ella y la empujó hacia la cama, se recostó sobre ella y sujetó sus muñecas mientras besaba su cuello.
A pesar de que había aceptado, el ambiente se sentía extraño. Sarah presentía que algo andaba mal ahora.
Interrumpiendo pero reafirmando sus dudas, sintió como los dientes del caballero presionaban parte de su cuello. Era un poco doloroso, y a pesar de que estaba nerviosa, resistió. Sin embargo sus miedos se volvieron realidad unos segundos después, cuando el hombre apretó aún más fuerte su cuello, como si fuese un caníbal.Intentó safar haciendo fuerza, pero sus brazos estaban inmovilizados, y el peso muerto sobre ella tampoco le daba libertad para moverse. En desesperación pateó su entrepierna, haciendo que este se hiciera a un lado. Entonces se levantó y tocó su cuello, al volver su mano frente a su vista, notó sangre. Miró al sujeto que ahora se levantaba, entró en shock, el cuerpo de Sarah no respondió si no hasta que el hombre se puso una máscara de lobo. Se impulsó hacia la puerta, pero el hombre sujetó su brazo, rompiendo su equilibrio, motivo por el cuál se estampó contra el barandal. Al darse vuelta, mirando hacia la puerta de la habitación, no tuvo ni tiempo a reaccionar, el lobo comenzó a estrangularla. Sus arañazos y gritos ahogados no servían de nada ante la fuerza asesina contra la que ahora luchaba.
Justo cuando su conciencia estaba a punto de desvanecerse, se escuchó como alguien golpeó fuertemente la puerta, extrañamente el hombre quitó sus manos de el cuello de la víctima, sin embargo la tomó del cabello, y la arrojó violentamente por las escaleras. La pobre e indefensa Sarah apenas si podía pensar entre el dolor, el terror, y lo poco de conciencia que le quedaba.
Caían lágrimas, pues recordó que la única persona que se preocupaba por ella, intentó advertirle y ella no lo escuchó. El amor de su madre no le bastó, y así estaba ahora.
El hombre bajaba por las escaleras de forma lenta y elegante, sin apuros, como si de alguna enfermiza manera disfrutase el dolor ajeno, saboreando el rojo carmesí en su boca.
Abrió la puerta, y allí, había otro hombre, pero este llevaba una máscara en su rostro, una máscara de león. Ni bien entró se dirigió a la chica. El león se hace cargo ahora de la tortura.
Teniendo cuidado para no matar a la víctima, el lobo y el león se tomaban su tiempo para disfrutar de la presa hasta que esta finalmente abandonara el mundo de los vivos. Sin embargo ese no era el final, pues el león cortaba en trozos a la víctima, y comía junto a el lobo un banquete de carne.
Al final, el león se fue, y el lobo limpió y escondió los restos de Sarah –Que se limitaban a simples huesos ensangrentados–
Así es como ellos trabajaban: El lobo lleva a la presa a la cama, comienza el juego, abre la puerta dejando entrar al león y es ahí cuando la verdadera función comienza. Cazando en la ciudad jamás fueron encontrados los restos de sus víctimas, pues cualquier detective podría decir que es impecable el trabajo de las dos bestias que rigen como gobernantes del salvajismo: el lobo y el león.
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Amor y Esperanza
RomanceEl amor inspira, el amor apoya, el amor brinda, el amor simplemente es. Todo eso es lo que nos gusta pensar, pero la realidad es distinta. El amor fulmina, el amor desestima, el amor quita, el amor es lo que no es. El dulce es placentero hasta que e...