Todos somos diferentes, eso está claro incluso antes de nacer, y Clara lo sabía. Clara siempre vivió sola, sosteniendo entre sus brazos una pequeña esfera brillante, esa esfera, era su vida, sus sueños, su esperanza; esa esfera pequeña, era su alma.
Clara tenía miedo, y era desconfiada con todos, porque aquella esfera era realmente frágil, hasta el punto en el que si la persona equivocada la tocaba, probablemente la rompería.
Clara era espectadora de como personas que compartían sus esferas, terminaban rompiendolas, y sufriendo por ello. Clara vió a hombres destruir mujeres, y a mujeres destrozar hombres; Clara tenía miedo de que eso le pasara.
Evitó amistades, evitó contacto; para proteger sus sueños y esperanzas, Clara vivía sin nadie, porque así estaría a salvo, nunca sufriría por otra persona.
Un día, Clara se cruzó con un chico que se veía muy infeliz; caminaba mirando al suelo, y no tenía una esfera entre sus manos, el pobre debió de haberla perdido como muchos otros. Sin querer, ambos chocaron, y Clara soltó la esfera, la cuál salió despedida. Pero justo cuando esta iba a caer, el chico logró sujetarla a tiempo, por lo que a la esfera sólamente le quedó una pequeña grieta.
Clara corrió y le arrebató al joven la esfera, sin darle tiempo a nada, entonces ella se hechó a correr sin mirar atrás, y el joven sin esfera, no pudo hacer nada para evitarlo.
Durante varios días Clara se aisló, sola, sentada, y con su esfera a la cuál no dejaba de mirar, porque ahora esta esfera tenía una nueva imagen, una pequeña grieta que le recordó lo descuidada que fue.
Pasaba el tiempo y continuaba mirando su esfera, poco a poco está comenzó a dejar de ser relevante, le molestaba verla, le molestaba esa grieta, pero no le molestaba porque fuera fea, si no, porque en su interior sabía que aquella grieta pequeña, no era comparable a verla partida en pedazos, quizá por eso el chico intentó protegerla, el no tenía esfera, el vio la suya en pedazos, y probablemente no quiso verla sufrir, el la protegió.
Esa vez, Clara salió en busca del joven, para recompensarle por su ayuda.
Caminó tanto como pudo en todas direcciones, pero no lo encontraba, quizá ya no estaba por allí.
Justo cuando se rindió, alguien tocó su espalda, era el chico en cuestión.
El abrió su boca, pero antes de siquiera poder vocalizar, ella negó con su cabeza, y entonces, le entregó la esfera, dejándola en sus manos, y mientras el joven confundido veía la esfera, y recordaba, Clara comenzó a alejarse caminando. Estaba feliz por su acción, pero estaba triste por regalar su tesoro más preciado. Pero justo cuando menos se lo esperó, el chico tomó su mano, y la volteó, mostró una sonrisa, y entonces colocó la mano de la chica sobre la esfera, solo que el no la soltó. El no buscaba una nueva esfera, el buscaba alguien con quien compartir sueños y esperanzas.Por mucho tiempo, Clara y el chico crecieron juntos, madurando y aprendiendo cosas sobre el otro, la esfera había crecido mucho, la compartían con confianza, algunas veces Clara la llevaba, otras él, pero generalmente les gustaba compartirla.
Un día, Clara y el joven tuvieron un pleito grande, y mientras discutían, la esfera se partió en miles de pedazos. Ambos se detuvieron al ver esto, Clara estaba horrorizada, y él no sabía cómo disculparse.
Clara gritó más y más, y empujó al joven, para que se fuera, el cuál impotente, solo acató órdenes.
Estaba destrozada, sola en un rincón se quedó, llorando, porque a pesar de que tantas veces vió como pasaba, jamás creyó que terminaría igual.Pasarían algunos cuántos días antes de que caminando, Clara se cruzara con el joven otra vez, ella intentó huir, pero el nuevamente tomó su mano. Intentó safarse sin mirarle, pero en cuanto iba a gritarle, pudo ver como en su cara, habían lágrimas de arrepentimiento, porque otra vez presenció como una esfera desaparecía frente a sí. La abrazó tan fuerte como pudo, porque por su culpa Clara ya no tenía a su preciada esfera.
Ahí, Clara entendió algo, al ver al muchacho volver, comprendió algo que no todos entendían: Los sueños y esperanzas se destruyen, pero también crecen, se crean, y una persona puede tener esperanza, pero es cuando la comparte con otros, que está se vuelve más que algo que proteger; la esperanza crece, y avanza con ellos.
Entonces, ambos entrelazaron sus manos, y entre una de ellas, una esfera del tamaño de una canica se dió a ver, esta no era la esperanza de Clara, no, esta vez era la esperanza de ambos, y por eso, ambos caminarían juntos, sin importar si la esfera está allí o no. Porque la esfera que sostenemos no es lo que importa, si no la capacidad que tenemos para generar una nueva, a pesar de cuántas se destruyan.
No te prives de compartir tus sueños y esperanzas.
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Amor y Esperanza
RomansaEl amor inspira, el amor apoya, el amor brinda, el amor simplemente es. Todo eso es lo que nos gusta pensar, pero la realidad es distinta. El amor fulmina, el amor desestima, el amor quita, el amor es lo que no es. El dulce es placentero hasta que e...