Así fue ║ Leon Goretzka

Manicura, por favor

Manicura, por favor

El otro día fui a hacer la rutina con Estela y le pedí disculpas que la noche anterior no fui a verla. En la universidad, igual, todo bien y les conté a las chicas lo que había pasado y les comenté lo de las uñas. Obvio a Rafa le conté las cosas más personales y también ella ya me contó que ya había tenido un par de citas con Max y ella era súper feliz. Al llegar a la casa fui a hacer la comida a casa de Estela, les hice un caldo de albóndigas, jajaja, le conté también a ella lo de Leon.

Se oyó el timbre de mi casa, yo había dejado la rejita abierta, así que él estaba ya en la entrada de la casa.

-¿Listo para ser mío las próximas horas? - le dije con un tono burlesco

-Soy tuyo el tiempo que quieras, guapa- me respondió, yo sólo me quedé como idiota – ¿nos vamos? - preguntó, yo sólo asentí

-El problema es que no sé dónde conseguir las cosas que necesitamos- le dije e íbamos en el auto

-En el centro comercial, ahí hay locales donde venden cosas raras que usan ustedes las chicas-

Ya en el centro comercial.

-Mira, ahí deben vender algo- le dije

Él entro conmigo y compré varias cosas para la manicura. Él observaba todo, perecía extrañado, como si lo único que hubiese visto los corta uñas y luego salimos.

-Vamos por sushi- no me dejó responder y casi me iba jalando hasta que llegamos a un restaurante. Pedimos nuestros rollitos para llevar y fuimos a mi casa a comer.

-Ven, mejor vamos a la otra casa a que conozcas a Estela- lo dije jalándolo hacia la otra casa

-Y si no les agrado? -

-A quién no le puedes agradar, Leon, eres una dulzura-

-Gracias por el cumplido-

Entramos a casa, saludé a la enfermera en turno y a las del aseo, llegamos al jardín trasero, ahí estaba Estela.

-Buenas tardes- dije dándole un beso a Estela

-Hola mi niña- dijo dándome un abrazo

- Mire, le quiero presentar a alguien- jalé a Leon para que lo viera

-Hola señora- dijo en español

-Podemos hablar alemán si quieres- dijo

-Perfecto- dijo Leon aliviado

Estábamos comiendo el sushi, le ofrecimos a Estela, pero obvio no puede comerlo. Mientras comíamos León decía puras mensadas o nos contaba chistes la verdad él era muy malo, de payaso el pobrecillo se moría de hambre, pero aun así me reía y Estela me hacía segunda.

Cuando llegamos a mi casa, lo invité a sentarse en la mesa y empecé a acomodar todo para la minucura.

-Ya me aburrí- dijo, se veía bien gracioso con la mano en el bowl

-Leon, ni siquiera hemos empezado-

-Ahh! - dijo quejándose- deja pongo música- sacó su teléfono y luego puso música y ambos comenzamos a cantar.

En eso saqué el empuja cutículas de metal y tomé su mano.

-¿Qué haces? - dijo quitando su mano de la mía

-¿Qué te pasa? –

-¿Qué te pasa a ti, me quieres abrir la mano con eso?-

-No inventes, te voy a empujar las cutículas- le hice una muestra en mi mano.

-Parece un bisturí- se quejó

-No lo es- le dije riéndome- ya dame tu mano-

Él me la dio y empecé a arreglarle las uñas; las limé, le saqué brillo natural y le puse aceititos y todo eso.

-Listo- dije

-Woow! Gracias bebé- dijo mirándose las manos.

Me paré y fui hacia la habitación por la chaqueta, la tomé del clóset y al dar la vuelta él estaba ahí parado, en el marco de la puerta, me estaba sonriendo, pero con esa mirada seria. Ahh!!

-Toma- le dije dándole la chaqueta

-Quédatela- me dijo y luego puso sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans

-No, ¿cómo crees? Además, ni me queda-

-Claro que si- dijo acercándose a mí y me puso la chaqueta- te queda excelente.

Mentía, me quedaba grande, digo, estoy medio gordita pero la chaqueta, al ser de hombre me quedaba grande, sólo me reí ante su comentario y me tapé los ojos, en eso, él me agarró de la cintura con un solo brazo.

-Bailemos-

-No hay música- le dije riéndome

-¿Y qué? - tomó mi mano y la elevó- No la necesitamos.

Sí, fue muy cliché. Bailamos lento, de un lado a otro, el meneo me hacía cerrar los ojos, ya tenía sueño. No sé si era él que me hacía sentir cómoda, pero me sentí con la libertad de recargar mi cabeza en su pecho ya que, aunque fuese un poco alta, él lo era mucho más. Yo sólo escuchaba su corazón latir.

-Ya me voy- dijo dándome un beso en la cabeza

-Te acompaño a la salida, sirve de que cierro todo-

Salimos de la casa y lo acompañé hasta su auto, se despidió de mí.