Todo está bien?

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Apesar del montón de escombros, y de los cimentos que amenazaban con irse al piso, la casa seguía siendo una fortaleza llena de trampas diseñadas especialmente para combatir a aquel demonio.  El gemelo regordete lleva en hombros a su herido hermano, el cual aunque consciente, jadea y se queja bastante. La herida no solo sangra en exceso, sino que alrededor de ella, se ha formado un círculo entramado color violeta, que se expande lentamente de forma uniforme por todo su cuerpo. Serafina intentó en vano detener el sangrado y a aquella cosa rara que se formó, así que ahora lo llevan directamente al solar trasero de la casa, donde esperan tratar con mejores resultados la herida. Serafina intenta llevarle el paso a los hermanos, pero cargar a la Reina es bastante pesado. Esta se ha desmayado a causa del enorme esfuerzo que hizo por detener a Crettar y de momento es mejor dejarla así. Bajo tierra, Caroline juega con sus dedos; los nervios la tienen exasperada, y la impotencia lo único que logra es aumentar ese malestar. Hace ya varios minutos que no se escuchan ruídos sobre su cabeza, la batalla terminó, y como siempre, fue el tortuoso silencio el que invadió el momento.

Mientras Caroline moría por tener noticias de los demás, en el exterior, una enorme roca se movía lentamente; Crettar levantó la enorme piedra sin mayor esfuerzo y la tiró brúscamente contra una columna que estaba medio destruída. El impacto provocó un  pequeño derrumbe que alertó no solo a Caroline, sino también al grupo que se dirigía al solar.  Ya reaccionó, dijo Serafina con voz tranquila.  Ese tipo no se muere con nada, añadió el gemelo que iba delante de ella.
No creíste que en verdad un demonio de ese nivel moriría con tan poco, o sí? No hubo respuesta devuelta, así que continuaron su camino en silencio. Al llegar al solar, el gemelo dejó caer de sopetón a su hermano dentro de la fuente. Lo mismo hizo Serafina con la Reina. Ambos se sumergieron lentamente hasta el fondo del estanque, y mientras tanto, Serafina y su acompañante regordete, preparaban la siguiente trampa. Por otro lado, Crettar herido y muy ofuscado, sopesa sus opciones. Mira a su alrededor, y decide sacar una vez más la jaúla al exterior. Esta vez de allí no salen espectros obscuros sedientos de sangre y libertad. Abrió de par en par las rejas de su artefacto, y de allí una figura enorme y silenciosa
Salió. Se arrodilló de inmediato, y Crettar le puso la mano en el hombro derecho. De inmediato aquella figurura se recubrió con una armadura escamosa color negro, y al erguirse, dejo escapar un rugido fortísimo que percibieron tanto la Bruja, como el hechicero. Tráeme la cabeza de esos cuatro, y prometo que heredarás parte de la tierra que planeo conquistar. Ve por ellos Calú, mátalos, y entrégame a la niña sana y salva. Aquel monstruo, tenía el aspecto de una fiera indómita, músculos enormes, y una mirada aterradora en sus prominentes ojos negros.  en su brazo derecho se extendía una especie de látigo grueso que terminaba en una profunda bifurcación, y en el izquierdo, los dedos poseían uñas densas y largas como aspas. En el solar, Serafina removía la tierra de alrededor de la fuente con fuerza e intensidad. El hechicero estaba sentado con las piernas cruzadas, y los ojos cerrados. Su aura se extiende lentamente por el lugar, y durante algunos instantes, da la impresión de que el tiempo se detiene a favor suyo. El hechizo que intenta invocar puede tardar varios minutos, y la función de Serafina no es otra que detener a Crettar hasta que esté completo. Pero no es Crettar el que llega  de improvisto a la fuente; Calú es dos palmos más grande que su creador, y su aspecto es aún más intimidante.
Dónde está la chica?
Su tono era claro y bastante calmado para alguién de ese aspecto.
Dónde está la mocosa, dijo una vez más sin alterar el tono con el que hablaba.

Serafina no se asustó ante la presencia de aquel demonio recién creado;  la bruja siempre estuvo orgullosa de poseer magia antigua, magia poderosa, y vio aquel momento como la oportunidad perfecta para demostrar que todo eso era verdad. Se puso en frente de Calú, y sin pestañear siquiera, lo miró fijamente, y...  sonrío.
Quieres a la niña eh? El tono de serafina no solo era burlón, sino que no mostraba un atisbo de miedo o inseguridad. La bruja caminaba lentamente alrededor de Calú, formando un círculo con cada pisada, mientras que este se dedicaba a seguirla con la cabeza. Estás perdido amigo, esbozó Serafina que continuaba caminando. Quizá estaba haciendo tiempo para el hechizo del gemelo regordete, o tal vez era simplemente su forma jocosa de tomar la vida y la situación, sea cual fuera la intención, Calú en ningún momento perdió la compostura, no hizo gestos, o mostró desespero por la situación vivida. Lamento interrumpir tu parafernalia absurda, dijo Calú con total tranquilidad. Eres una brujita muy astuta, además de valiente. Lamento que hoy tengas que morir, no importa si decides o no decirme donde está la niña, al final te mataré, y también a ese choncho amigo tuyo que se encuentra meditando al lado del estanque.  Sin más que decir, Calú extendió sus largos brazos, y la tierra y escombros que estaban a su alrededor, se desintegraron por completo; todo lo que era sólido, roca, y acero, polvo se hizo, y Serafina tuvo que dar cuatro pasos atrás para no quedar atrapada en el ataque. Calú bajó lentamente los brazos, y en un radio de dos metros, todo estaba muerto, hecho arena, hecho polvo.
El Dios de la muerte, es mi padre, mi destino es velar porque todo tenga su merecido destino, tierra, agua, aire, fuego, todo al final se consume bajo mi poder, nada dura para siempre, yo me encargo de que todo ello sea de esa forma, yo soy...  ! Cállate imbécil! El tono de Serafina al interrumpirlo era agresivo y cargado de rabia. No tengo intención de seguir escuchando las idioteces que de tu boca salen. Muérete de una vez y para siempre, dijo Serafina alzando su mano derecha, y dejando caer algo de tierra de sus dedos. Cuando la tierra hizo contacto con el suelo, Calú quedó instantáneamente encerrado en un círculo de fuego que se alzaba varios metros, por encima de la casa.  si todo lo que has dicho es verdad, que todo en la vida se consume, tu no debes ser la excepción. Que las llamas de la purificación consuman tu alma, y que al esfurmarse este fuego, visites a tu creador. El fuego era tan denso,  que Calú no pudo atravesarlo; extendió una vez más sus brazos, al hacerlo entró en contacto con el fuego, y aunque el dolor fue intenso, no gritó ni gruñó. El fuego a su alrededor comenzó a hacerse humo lentamente, y a medida que se transformaba, el cielo se tornaba de un gris que contaminaba el ambiente. Serafina tomó algo más de tierra, y la aventó directamente al círculo de fuego. La reacción del elemento fue violenta, y de inmediato se transformó en un basto tornado de fuego, que aumento de radio, altura, y fuerza. Comenzó a girar rápidamente, y poco a poco se cerraba alrededor de Calú. Este utilizó absolutamente todo su poder para evitar que el fuego lo consumiera. Pero fue en vano, durante doce largos y agonizantes minutos, el demonio sofocó lo que pudo de las llamas, sus dedos, brazos, hombros, pierna, parte del abdomen, pecho y espalda, quedaron totalmente calcinados por las llamas, sin mencionar que su rostro quedó absolutamente irreconicible. Cuando el fuego cesó, Calú aún de pie, temblaba de dolor, la armadura que llevaba puesta, se fundió con su carne y huesos, dejando apenas unos jirones que le colgaban como trapos de sangre y carne. Pese a ello, no se oyó un solo grito de auxilio, o de dolor. Cayó de bruces y Serafina avanzó hacía él lentamente, se ahincó, lo palpó, y caminó hasta la fuente, allí tomó algo de agua entre sus dedos, la llevó hasta el cuerpo del derrotado Calú, y la vertió encima de él.
De inmediato, una luz brillante cubrió el cuerpo del demonio, y lentamente, a medida que la luz se desvanecía, el cuerpo seguía el mismo destino. Regresa a  donde perteneces, ordeno que tu alma jamás pueda regresar a pisar esta tierra, para ti desde ahora, y por toda la eternidad, es cementerio sagrado, es sitio innombrable. El cuerpo se desvaneció por completo, y Serafina se sintió satisfecha con lo sucedido. Giró su cabeza, y el gemelo aún seguía concentrado haciendo su ritual. Tardaría un rato más allí, así que Serafina no se podía dar el lujo de bajar la guardia, pués el enemigo principal, no se decidía a huír del lugar.

Al otro lado de la enorme casa, Crettar observaba y sentía en carne propia la impotencia de ver su esfuerzo hacerse literalmente añicos.  Soy el más grande demonio que ha existido, y que existirá, se repetía para sus adentros.  Su instinto le decía que Caroline permanecía allí, en aquellos muros. Quizá algún hechizo está impidiendo que la vea, pensó Crettar, mientras observaba a detalle todo el lugar. Parece que he subestimado a estos cuatro. La mirada de Crettar se centró en lo bello del cielo; la luna empezaba a situarse en lo más alto, y Crettar aunque herido, sanaba poco a poco. Tomó un profundo respiro, cerró sus grotescos ojos, y de la jaúla que permanecía a su lado, una figura esbelta de cabello largo salió de allí. Llevaba puesto un hermoso vestido azul oscuro. Su piel blanca resaltaba, y el cabello color café le llegaba hasta la espalda baja. Mi niña, ofrezco disculpas  por despertarte de tu letargo eterno.  Necesito de tu poder en este momento; la chica hermosa, tenía en sus ojos la misma mirada que Crettar.
Qué necesita mi padre que haga por él?  Crettar sonrió y le acarició con el dorso de la mano el rostro. A lo lejos Serafina se mostraba preocupada por la nueva aparición. Lo que salió de la jaúla es diferente; tenía el ceño fruncido, e intentaba en vano descifrar que tipo de bestía era esa. Tragó saliva, y miró fijamente al gemelo que se encontraba meditando.
! Date prisa! Algo malo está a punto de suceder. Era la primera vez que Serafina lo interrumpía en su ritual. El gemelo permaneció impertérrito, y Serafina no tuvo otra opción más que ponerse al filo de la batalla una vez más. Avanzó doce pasos, soltando de sus manos algo de barro producto de mezclar la tierra y el agua del estanque.

La figura esbelta giró su cabeza, y  sus ojos vieron directamente a la bruja que se halla lista para iniciar la batalla. Date prisa, dijo Serafina mientras miraba de nuevo al gemelo, el quinto sello es lo que nos puede salvar en este momento. Así que eres una bruja, dijo la chica mientras avanzaba hacia ella. Se detuvo unos metros ante ella, y le sonrió con los ojos cerrados.  Me llamo Condra, y... debo hallar a la niña que llaman Caroline.

No te preocupes, no tengo el poder para matarte, de hecho, si me preguntas,  no tengo intención de hacerlo, pero padre necesita a la niña, y la encontraré para él.  Avanzó una vez más, observándolo todo, y Serafina sin pensarlo dos veces, la atacó. Lanzó algo de barro al frente, y se formó un pozo espeso y ardiente; el barro se convirtió en lava impidiendo el paso de un lado u otro. Si intentas cruzar, quedarás atrapada, y morirás lenta y dolorosamente.  Condra miró fijamente el suelo, la lava formaba pequeños pozos de burbujas. La temperatura de la lava, es cercana al exterior del sol, te lo repito, si pones un pie, lo perderás al instante. Pese a todo, no se sentía el calor, solo si se acercaba a pocos centímetros se podía apreciar la verdad en aquellas palabras. Ya veo, dijo Condra dedicándole otra sonrisa. No te preocupes, todo estará bien... y avanzó sobre la lava con total tranquilidad.

EL INVOCADO II.  ( Confrontación y Realidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora