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Observo una última vez la carta que sostengo en las manos y que procede del lugar llamado Khasim. Todo es siniestro, reina el temor e inquietud de los escasos habitantes que habitan. En la carta expresan requerir la presencia de la bruja Leah que desciende de Eirena. Aun sin venir firmada y sin el más mínimo detalle, aquí me encuentro.
Un señor de avanzada edad se acerca apresuradamente seguido por varias personas de la misma edad. Se personan ante mí.
─ ¿Señorita Leah? – Preguntan al unísono.
─ La misma… ¿Y ustedes son…? – Pregunto por cortesía.
─ Somos quienes enviamos la carta que lleva entre las manos. – Contesta el más anciano de todos. Dice llamarse Kaihm.
Una vez realizada las presentaciones caminamos entre las desérticas calles del pueblo. La luz del sol hace horas que se retiró. Nos encaminamos hacia el que denominan bosque prohibido. Los habitantes fueron abandonando el lugar a causa de la “bestia”.
Recorro con la mirada todo a mi alrededor y observo un gran muro de piedra antigua que se eleva hasta cerrarse en lo más alto. Me sitúo frente a una gran puerta principal, está hecha de plata, sellada completamente. En el medio hay un símbolo que reconozco de inmediato. Ese símbolo es el escudo que pertenece a mi familia.
Sin hacer caso a las advertencias de los ancianos toco la puerta. Me paralizó al notar tanta agresividad y retiro la mano apresuradamente.
─ Magia… ─ Murmullo.
─ Perdona, ¿Podrías decir algo que no sepamos? –Pregunta uno de los ancianos, de baja estatura y complexión delgada, llamado Luh.
Me aproximo hasta situarme frente a él. Lo miro sin ningún pudor a los ojos. Coloco mi mano en su hombro y le muestro, mediante una visión, que son libres.
─ ¿Estas bien? ¿Nos han realizado un hechizo? ─Pregunta Kaihm.
Se miran unos a otros. Sé quién les ha echado el hechizo. Comienzo a explicarles lo que he notado, fue Eirena.
─ ¿Podrías quitarnos el hechizo? – Preguntan ansiosos.
─ Por supuesto. – Les observo sin saltarme ningún detalle.
─ ¿Estás segura de que podrás? – Vuelve hablar el desconfiado Luh.
Lo miro suspicazmente, esta gente parece no saber quién soy, ni lo que puedo llegar hacer… saco ambas manos de los bolsillos y las alzo al frente…
─ ¡Listo! – Les confieso cruzándome de brazos.
Mirándose los tres ancianos unos a otros con bastante incredulidad.
─ El hechizo estaba realizado por Eirena. Estabais amarrados a estas tierras, a este lugar – Señalo el bosque prohibido ─ Para que así siguierais alimentando a la bestia que hay en su interior. Ahora sois libres.
Siguen sin terminar de creerme, se encaminan hacia la salida del pueblo, mientras los observo expectante… no se fían de mi… aunque después de quitarles el hechizo y ver todo lo que Eirena les ha hecho, no me extraña nada.
Los ancianos salen del pueblo, se comienzan a abrazar unos a otros llorando de emoción. Gritan que ya son libres. Cuando me quiero dar cuenta, tengo a los pocos habitantes que quedan en el pueblo alrededor mía suplicándome la libertad.
Incrédula recibo los abrazos de las personas que aquí habitan. Me sorprende que retuvieran a toda esta gente… incluso a los niños.
Intento ser cordial con todos ellos, pero en mi cabeza sigue rondando la imagen de la bestia.
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Libera a la bestia © (Subiéndola de nuevo por tiempo limitado)
WerewolfCuenta la leyenda que la gran bestia al final fue capturada, para así encerrarla de por vida. Jamás nadie consiguió ver a aquel ser, a excepción de la bruja Eirena, la más poderosa del lugar, quién con su magia encerró a la bestia. Tras décadas, im...