Nuevamente en Khasim, nos encontramos buscando información. Nos dividimos para hallar al responsable de tan horripilante creación.
Situándome frente a la comisaría, observo que su puerta está abierta y procedo a entrar. Localizo un archivador con el censo de población pudiendo ver a todas y cada una de las personas que aquí habitan. Llama mi atención la persona más anciana de la zona, que no es otro que Luh, el viejo borde.
Sosteniendo su ficha en mano, salgo decidida en busca de su casa. Esta parece deshabitada, pero al entrar al lugar, puedo observar con atención, que aún vive aquí, pues hayo restos de alimentos en la sala recién preparados.
─ ¡¿Luh?! ¡Quisiera hablar contigo! - Alzo mi voz.
Sin respuesta alguna, siguiendo el largo pasillo, voy introduciéndome en cada sala que me voy encontrando. Bajando hasta llegar al sótano sigo inspeccionando el lugar.
Hayo un gran mapa, el cual contiene caminos subterráneos ocultos bajo el pueblo. Varios puntos están marcados, comunicando entre sí a diversas casas. Me sorprendo al hallar que uno de esos túneles comunica esta casa con la del laboratorio.
Les comunico al resto del clan el nuevo hallazgo y ponemos en camino deseando vislumbrar alguna respuesta.
─ Muéstrame nuevamente el mapa, bruja. - Exige Clow torciendo la sonrisa.
Mirándolo con desgana le sonrió ampliamente. Su rostro comienza a palidecer, se agarra el cuello cayendo a plomo en el suelo. Inclina su cabeza e intenta que entre aire en sus pulmones.
─ Primer aviso, lobo. - Dejando, finalmente, que sus pulmones vuelvan en sí.
Proseguimos el camino hasta la entrada del subterráneo que está situado bajo el viejo alcantarillado del pueblo. En ese momento, somos asaltados por varias bestias idénticas a la hallada en el laboratorio.
Se abalanzan sobre nosotros, pero sorprendidos, contemplamos como estas criaturas no se desintegran ante la luz del sol. Van Aprisionando a mis acompañantes por el cuello. Uno de ellos, viene hacia mí, ambos caemos al suelo, siento como sus garras rodean mi cuello.
A tiempo de poder teletransportarme, me alejo y observo la situación. Pienso lo más rápido que puedo en una solución. La luz de sol no juega a nuestro favor.
Voy esquivando los golpes que lanzan hacia mí persona. Intento acercarme a un lobo del clan sin conseguirlo. Continúan abalanzándose sobre mí.
En ese momento, recuerdo haber visto una daga de plata en la comisaría y la atraigo hacia aquí con mis poderes. Clavándosela por completo, justo en el pecho, a una de las bestias. Dejándole sin vida al instante.
Repitiendo el proceso hasta acabar con todos ellos. Respirando aliviada, busco al resto del clan y veo que rodean un cuerpo inerte. Las malditas bestias han conseguido arrebatarle la vida a uno de los nuestros.
El cuerpo es cargado hasta llegar a los terrenos del Clan. Se prepara un funeral para despedirle como merece. Todos aúllan al unísono.
Inmersa en la tristeza y con la guardia baja, soy apresada, acabando encarcelada en una celda en la que mis poderes son neutralizados. Escupen palabras de rabia, culpándome sobre todo el mal causado en estas tierras.
Dejándome sola, me dan avisos de ser quemada viva, piensan que así terminara todo el mal. Las horas pasan, la magia continúa fallando. Me encuentro sola, sin escapatoria.
Clow se persona en el lugar, quedando frente a mí, abriendo la celda.
─ Eres libre bruja, no existe razón alguna para encerrarte injustamente, es por ello que te pido perdón en nombre del Clan. - Sin apartar la mirada.
─ No volverá a ocurrir, aseguraros las espaldas. -Escupo tras la rabia acumulada.
Salgo de aquella celda empujando bruscamente su hombro y sin mirar atrás. En la salida, me topo frente a la manada a la cual le lanzo, uno a uno, una mirada de ira. Realizando un hechizo, desaparezco del lugar.
ESTÁS LEYENDO
Libera a la bestia © (Subiéndola de nuevo por tiempo limitado)
Kurt AdamCuenta la leyenda que la gran bestia al final fue capturada, para así encerrarla de por vida. Jamás nadie consiguió ver a aquel ser, a excepción de la bruja Eirena, la más poderosa del lugar, quién con su magia encerró a la bestia. Tras décadas, im...