CAPITULO 4

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Sentada junto a Yara, deleito el excelente desayuno que ésta ha preparado. Sus manos son prodigiosas en el arte culinario. Rompiendo la tranquilidad del momento…

─Dices ser Leah, descendiente de la gran bruja Eirena y que has llegado a estas tierras para salvar a nuestro líder… ─ Observa detenidamente.

─ Así es – Dejando la taza que sostengo entre las manos.

─ ¿Por qué hacerlo? – Posa su mano sobre la mía.

─ ¿Por qué no? – Mirando directamente a sus ojos celestes.

Clow, un tipo bastante alto con la mirada oscura y cabellos rubios, irrumpe nuestra conversación. Con gesto serio, posa ambas manos sobre la mesa, quedando de frente a mí.

─Tenemos que irnos bruja. – Sisea.

─Leah, mi nombre es Leah, quizás lo olvidaste. –Retándolo con la mirada. Quisiera arrancarle la cabeza.

─ No desistas, pues todos ansiamos su libertad. –Yara intenta calmar la tensión producida.

Caminamos hacia las afueras del terreno del clan para adentrarnos en el bosque. Conversan entre ellos deseosos de conseguir lo que jamás llegaron obtener.

Los aullidos de la bestia comienzan a penetrar en nuestros oídos una vez nuestra presencia se hace notar en el lugar.

Fallando nuevamente sin poder deshacer el hechizo comienzo a ofuscarme más aún.

Analizando el perímetro de aquel bosque, sin hallar pista alguna. Lobos aúllan alrededor nuestra buscando algo que arroje luz para romper el maldito hechizo.

Decidida, me alejo del lugar, para así seguir una de las rutas marcadas en el mapa. Tras algunas horas de camino, apartando la abundante vegetación, descubro un nuevo pueblo arrasado. El lugar es desértico y su imagen es desoladora donde los escombros irrumpen el camino.

Diviso más allá una capilla donde desgarros de zarpas marcan la puerta. Sin temor alguno me cuelo en el interior. Observo todo a mí alrededor, localizo una puerta en la que hay un candado, prohibiendo el paso.

Utilizando un hechizo me deshago del candado para así, finalmente, introducirme por ella. Preguntándome el porqué de tanta seguridad, hayo en mitad de esta, un libro teñido en negro posado en un precioso atril tallado en madera.

En él encuentro la respuesta de cómo la bestia fue capturada utilizando magia mediante el conjuro de parálisis.

Pongo el libro a buen recaudo, velando por su seguridad, con ayuda de la magia. Lo transporto hasta el pasadizo de la cabaña para depositarlo allí bajo mi protección.

Salgo situándome en el centro de la capilla, cruzándome con varias personas que destrozan todo a su paso para llegar hasta mí.

─ ¡Te estábamos buscando bruja! – Grita uno de ellos.
─ ¡No deberías haber entrado aquí! –Grita otro ─ ¡Es un lugar sagrado! ¡Aquí no eres bien recibida!

─ ¡Tu castigo será quemarte viva! – Grita el primero ─ ¡Nuestro pueblo quedo arrasado por culpa de la última bruja!

─ Os equivocáis, no vengo para atormentaros – Miro a todos ─ Me hayo aquí buscando respuestas.

─ No nos fiamos de las brujas, ¡Atrapadla! – Gritan.

Realizando el hechizo de teletransportación aparezco en la puerta principal, los miro una última vez antes de apresurarme para salir de allí.

Localizo al Clan, uniéndome a ellos que siguen buscando pistas. Los aullidos no cesan. Rendidos, nos volvemos a dirigir nuevamente a los terrenos del clan Luna Caída.

Sentándome entre árboles, comienzo a percibir las miradas de los habitantes de allí. Ellos desean desobedecer a su líder para así acabar con mi vida. El niño, que ayudara en la trampa con el pretexto de encontrar a su hermana perdida, se aproxima a mí.

─ ¿Puedo acompañarte? – Murmulla.

─ Por supuesto – Lo observo con atención.

─ No fue culpa mía, ellos me obligaron a tenderte la trampa. – Mira a los lobos.

─Te creo mocoso. – Le dedico una sonrisa.

─Ellos creen que estás aquí para encerrarnos a todos. – Comenta sinceramente.

─ ¿Y tú que piensas? – Observo sus entrelazadas manos.

Se encoje de hombros, sus ojos oscuros me miran directos, consiguiendo así poder entrar en él. Presiento que sus intenciones son buenas y esto me calma serenamente.

Se retira dejándome sola nuevamente, coloco mis manos en el verde césped. Comienzo a reorganizar todos los pensamientos que dan vueltas en mi cabeza.

Libera a la bestia © (Subiéndola de nuevo por tiempo limitado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora