Cremita anti-rozaduras

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-Espera un poco bebé, ya estoy terminando

Dijo con naturalidad desde la cocina, ni siquiera pareció sorprenderle la noticia.

Yo estaba sollozando por dos razones, una, la incomodidad de tener el pañal sucio, y dos, haberme hecho popo y pipi encima con 11 años de edad.

Vi mi chupón y me lo metí a la boca, por alguna razón el chupón me había relajado mientras Sara me ponía el pañal la primera vez, así que lo tome de aun lado del plato sin pensarlo dos veces. Empecé a chuparlo lentamente y me calme, deje de llorar y me sentía más tranquilo.

Sara llegó y me dio un beso en la frente, yo tenía aún los ojos llorosos.

-Ya bebé, tranquilo, ya estoy aquí.

Dijo mientras quitaba el seguro a la sillita alta y retiraba la parte de enfrente para que yo pudiera salir.

-Fuchi! Creo que tenemos un niño apestosito aquí verdad?

Me puse muy rojo y me tape la cara con las manos.

-Está bien nene, que te parece si te quito ese pañal cochino y te doy un rico baño de burbujas eh?

Yo asentí con la cabeza sin quitarme las manos de la cara.

-Bueno pues vamos arriba para cambiarte y darte tu baño antes de dormir.

Me quito las manos de la cara y me tomo de la mano, caminamos hacia las escaleras, en ese momento mi pañal estaba demasiado abultado y me costaba mucho trabajo caminar bien. Llegamos a su recamara, me soltó la mano y fue al mueble y tomo un tapete plástico bastante grande con dibujos de plaza sésamo, lo coloco sobre la alfombra y lo extendió hincada en el suelo.

-Tráeme las cosas para cambiarte esa popo nene.

Me dijo señalando el mueble en donde estaban las cosas.

Fui hacia el mueble y me quede observando todas las cosas que estaban allí, la bolsa de pañales pampers, decía talla 7 y había una fotografía de un bebé como de 2 años usando un pañal con dibujos de Elmo y plaza sésamo, no podía creer que esos pañales que eran para un bebé de dos años pudiesen quedarme tan bien, después pase mis ojos por el talco y el aceite marca Jhonsons Baby, vi que también había un jabón y shampoo para bebés de la misma marca, había también varios mamelucos grandes con diseños de patitos, de biberones, de ovejitas y de huellitas de perro, también más pañaleros como el que traía puesto. Había otro chupón y algunos biberones. También varios sonajeros y juguetes para bebés.

-Qué pasa bebito? Porque tardas tanto?

Me dijo mientras caminaba hacia donde yo estaba

-Veo que te gustan tu nuevas cosas verdad?

-De dónde sacaste todo esto?

Pregunté quitándome el chupón de la boca.

-Las compre por internet hace unos días cuando me entere que venias de visita, ahora acuéstate en el tapete para que te pueda quitar ese pañal apestoso.

Le hice caso, pero me quede con la incógnita del porque había comprado todas esas cosas. Tenía planeado tratarme como bebé desde un principio, eso quedaba claro, tal vez en venganza de todas las burlas que yo le había hecho acerca de que mojaba la cama y su madre le ponía pañales para dormir, por un lado creo que lo merecía, pero al mismo tiempo pensé que era una exageración, no le bastaba solo con hacerme usar pañales para dormir? Porque debía tratarme como a un bebé? Y lo más importante, como lo había conseguido? No habían pasado ni 8 horas desde que llegue a su casa y ya estaba vestido como todo un bebé incluido un pañal lleno de pipi y popo.

Sara puso de nuevo el paquete de toallitas húmedas a mi lado junto con un tubo de cremita anti rozaduras (eso es lo que alcance a leer en el empaque, junto al dibujo de un bebé desnudo boca abajo), esta vez no puso ni el talco, ni el aceite ni el pañal.

-Muy bien bebito, hora del cambio, seguramente ya estas incomodo por la popis verdad? Esperemos que no te hayas rozado tus pompitas.

Me quito los broches de entre las piernas y me alzo el pañalero completamente, para eso tuve que sentarme, después me alzo las piernas y provocó que me fuera de espaldas. Me quito las cintas del pañal y quito la parte delantera de este descubriendo mi penecito, el pañal lucía completamente mojado y sucio.

-Uy, sí que se hizo popo este niño, que bueno que te puse ese pañal o hubieras provocado un enorme desastre en el comedor, y yo que pensé que eras un adolescente como decías.

Eso último en tono burlón.

-Fue tu culpa que me pasara esto, no me dejaste bajar de esa estúpida silla, a cualquiera le hubiera pasado.

Fue lo único que atine a decir en mi defensa.

-jeje, no a cualquiera, solo a un bebito cochinito como tú.

Me dijo mientras me volvía a poner el chupón en la boca porque lo había escupido para hablar.

-Ahora estate quietecito porque si no vas a hacer un desastre aquí y tu tendrás que limpiar todo.

No quería ensuciar de popo la alfombra y tener que limpiar, así que me estuve quieto. Sara me alzo las piernas y doblo el pañal hacia adentro, después tomo una de las toallitas y me empezó a limpiar mi pilin, tomo otra toallita y siguió con mis pompis muy delicadamente, me alzo un poco más y quito el pañal de debajo de mí. Siguió limpiando con toallitas y las ponía dentro del pañal, cuando estuvo satisfecha hizo bolita el pañal con una maestría que cualquier enfermera envidiaría.

-Creo que te rozaste un poquito la colita, ponte boca abajo para echarte cemita.

Dijo mientras tomaba el tubo de crema.

La verdad es que si me ardían un poco las pompis y entre las piernas. Me tumbe boca abajo y en unos instantes sentí las manos de Sara untándome con una fresca pomada mi colita, la sensación era realmente placentera. Termino de aplicarme la crema y se limpió la mano con una toallita húmeda.

-Ahora voy a prepararte tu baño nene, quédate quietecito para que la cremita te sane tu colita. Ten para que te entretengas, vi que te gusto mucho ahí abajo en el corralito.

Me dijo mientras me pasaba un cochecito de plástico.

Me quede ahí acostado y Sara salió de la habitación, me sentía muy fresco en ese momento, después de la incomodidad de traer el pañal sucio. Estaba realmente relajado, empezaba a disfrutar ser mimado y consentido. Escuche las llaves de agua de la bañera que empezaban a llenar la tina, recordaba que en la habitación de sus padres había una tina enorme en la que nunca nos dejaban entrar. Escuche que Sara caminaba por el pasillo, y abría y cerraba puertas, no estaba seguro de lo que hacía. Me puse a jugar con el cochecito que me dejo Sara sin quitarme el chupón de la boca ni un solo memento. Creo que me empezaba a gustar y ya lo hacia inconsciente.

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Karma en pañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora