Me senté en la cama de Elías y vi su iPod sobre el escritorio, me puse sus audífonos y me acosté en su cama, la música me relajo y sin darme cuenta caí dormido.
Desperté y el iPod seguía reproduciendo música, me quite los audífonos y vi el reloj, me había quedado dormido casi tres horas. Me quite la cobija de encima, cobija que no recordaba haberme puesto, y me levante de la cama, en ese momento me di cuenta que había una gran mancha tibia y húmeda en la cobija, en el colchón y en mis pantalones. Me quede helado. No sabía que hacer. Me quede inmóvil unos instantes. Cómo había sido eso posible? Jamás me había pasado algo similar, ni cuando era pequeño.
Me tranquilice un poco y busque la manera de solucionarlo. Lo único que me preocupaba es que Sara se diera cuenta de lo que me había pasado. Pero ella nunca entraba al cuarto de sus hermanos, eso ya era ventaja. Abrí la puerta un poco y me asome por el pasillo para ver si ella estaba cerca. No había nadie. Cerré la puerta, quite la cobija y las sabanas del colchón, lo voltee y agarre la cobija y las sabanas que estaban mojadas y las oculte en el armario.
Lo que único que me faltaba era cambiarme de ropa. Había dejado mi maleta en la sala. No me podía arriesgar a que Sara me viera con los pantalones mojados así que se me ocurrió tomar unos shorts de alguno de mis primos. Busque en sus cajones y encontré uno que me podría quedar, me quite el pantalón y el calzoncillo, con una toalla que estaba en la cama me seque mis partecitas y mis pompis. Cuando deje la toalla en la cama me di cuenta que Sara estaba parada en la puerta con mi maleta en las manos.
Me volví a quedar paralizado. Sara dejo la maleta a un lado de la cama
-Genial no le pusieron pañal al bebé y ahora hizo un desastre
Dijo reprochando.
Yo no sabía que hacer o que decir, solo pude cubrirme con mis manos.
-Bueno bebé creo que hay que cambiarte esa ropa mojada de pis
Abrió mi maleta y empezó a sacar mi ropa, la acomodo en la cama, saco mi pijama de Minions y la vio con una sonrisa.
-Que linda pijama bebé
Hacía mucho que no usaba ese pijama, mi madre debió empacarla porque estaba limpia. Me estaba muriendo de vergüenza.
-Lárgate de aquí y deja ahí mi ropa
Le dije furioso
-Uy, el nene está enojado
-Deja de llamarme así o verás!
-Si me haces algo le diré a tu padre que me estuviste molestando y golpeando todo el fin de semana, así que ve bajando tu tono conmigo
Me calme, pues esa amenaza era muy seria.
-Bueno, yo te cambio de ropa, tú no te preocupes, trae tu pijamita y ven a mi habitación, afortunadamente soy una niñera precavida y tengo todo lo necesario para cuidar a mi nene.
No entendí a qué se refería, me puse el pantalón de pijama de minions y agarre la parte de arriba y la seguí a su habitación.
-Siéntate en la cama y quítate toda la ropa.
-No hare eso
-No me contradigas o ya sabes lo que pasará
Me resigne. Me quite la playera y el pantalón. Ella fue a su armario y saco una enorme caja. La abrió y empezó a sacar una por una las cosas que estaban dentro y ponerlas sobre un mueble. Un par de mamelucos azul celeste, biberones, chupones, baberos y vasitos entrenadores, toallitas húmedas, talcos, cremas, aceites y una enorme bolsa de pañales Pampers, también varias playeras y una gorra.
Tomo un chupón y le lo metió a la boca.
-Esto es para que dejes de replicarme
Yo no atine a hacer nada más que escupir el chupón, ella lo levantó del suelo enojada.
-No seas un nene malo o te daré tus nalgadas
-Estás loca si crees que usare esas cosas
De repente, en dos movimientos, me tenía bocabajo sobre sus piernas, intente zafarme, pero ella era más fuerte que yo, sentí varios golpes en mis pompis, mientras gritaba de desesperación. Me levanto y me dejo en donde estaba, tomo el chupón y me lo metió en la boca de nuevo.
-Eso les pasa a los nenes malos, ahora se buen niño y acuéstate
Yo estaba rojo de vergüenza, no sabía qué hacer, lo único que se me ocurrió fue obedecer la orden de acostarme.
Ella abrió la bolsa de pañales y saco dos, los puso al lado de mí, podía ver que tenían dibujos de Elmo y demás personajes de plaza sésamo, eran para bebés pero se veían bastante grandes, estaba seguro de que me quedarían. Después tomo un bote de talco, un bote de aceite para bebés y un paquete de toallitas húmedas y también lo puso al lado mío.
Abrió el paquete de toallitas y saco una, me empezó a limpiar mi penecito con delicadeza, después tomo otra y me alzo las piernas, me paso la toallita por las nalgas y por mi colita, uso 4 o 5 toallitas hasta que estuvo satisfecha. Después se puso aceite en sus manos y me lo empezó a esparcir por toda la zona, olía realmente bien. Yo estaba paralizado en ese momento, me sentía muy avergonzado y solo quería llorar, me contuve pero unas lágrimas empezaron a resbalar de mis ojos. Tomo uno de los pañales y se dio cuenta de que yo estaba llorando, me dio un beso en la frente mientras desdoblaba el pañal que despedía un aroma muy rico y relajante.
-Ya casi estas limpio y seco mi bebé, no llores
Tomo el pañal y me lo puso debajo de las piernas, lo acomodo un poco y luego tomo el talco. Me lo esparció por mi colita y mi penecito, me bajo las piernas y puso un poco más de talco, en ese momento toda la habitación olía riquísimo y yo me estaba relajando mucho.
Alzo la parte delantera del pañal y me tapo mi cosita, apretó muy fuerte las cintas y me dio unas palmaditas cuando termino
-Listo mi bebé Esta seco y fresco.
Tomo las cosas que había usado y las puso en el mueble otra vez, yo estaba acostado todavía. Después agarró una de las playeras, era azul celeste y vi que tenía un enorme Mickey mouse en el frente.
-Mira como la tuya
Yo solo alcance a sonreírle cínicamente desde atrás del chupón.
Me puso la playera pero me di cuenta de que no era una playera común, era larga y tenía unos broches al final, como las que usan los bebés.
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Karma en pañales
Teen FictionUn chico de 11 años se queda solo por un fin de semana con su prima de su misma edad. Ella se venga por los años de malos tratos y burlas recibidas de él.