Día 7

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Los reporteros estaban esperando entorno al hospital del cual iba a salir la desahuciada y convaleciente heroína. Las luces de las cámaras se dispararon indiscriminadamente hacia un coche fino que se acababa de estacionar en la entrada y del cual salieron los padres de la heroína acompañados de del guarda espaldas de la familia Agreste -¡¿Posee la familia DupainCheng relaciones con la familia Agreste?!- -¡¿Por qué Gabriel Agreste pagó todo el tratamiento médico- -¡¿Son ciertos los rumores sobre que Ladybug va a vivir en la mansión Agreste?!- -¡¿Ladybug tiene una relación con el joven modelo Adrien Agreste?!- Eran las preguntas los padres de la chica escuchaban que gritaban sin parar los cientos de reporteros a fuera del hospital. Incómodos por la excesiva atención que últimamente estaban recibiendo, los señores dudaban al avanzar al encuentro de su hija, caminando únicamente por la ayuda que les brindaba el gran guarda espaldas.

Dentro, las enfermeras ayudaban a la joven a empacar sus cosas y a recoger el cuarto. La joven chica tocaba sentía la silla de ruedas que el padre de Adrien le había enviado para su salida, ese iba a ser su lugar de ahora en adelante, esa silla iba a ser el lugar donde pasaría el resto de su vida a partir de ese instante. La joven se mordió los labios con fuerza, era extraño; antes del accidente nunca pasó por su cabeza todos los miles de movimientos que solía hacer diariamente, las miles de veces que subía y bajaba las escaleras de su casa ¡Hasta para subir a su cama usaba las escaleras! Los movimientos bruscos que hacía cuando se sorprendía, movimientos que los doctores le prohibieron rotundamente que hiciera si no quería empeorar su situación. Eso era lo que la hacía Marinette, si no podía hacer nada de eso ¿Quién sería ahora? -Señorita Ladybug, ya llegaron sus padres por usted- Dijo una enfermara al tocar el hombro de la paciente; con sus años de experiencia, identificó los pensamientos con sólo verla y agregó -Puedo decirles que la esperen un momento más si es lo que desea- -No, no, llévame, quiero verlos-

-Tus compañeros no dejaban de preguntar por ti, Marinette- -Incluso Chloe no fue muy insistente con saber de ti- Decían los padres a la azabache que se encontraba sentada en la silla de ruedas -No puede ser ¿Chloe? ¿La Chloe que va en mi salón? ¿Chloe Bourgueois?- Respondió sorprendida la chica mientras era empujada por sus padres -Sí, ella. Llamaron muchas otras personas, pero ellos preguntaban por Ladybug, no por Marinette, así que no les hicimos mucho caso- La sonrisa de la joven se debilitaba a cada momento que veía que se estaban acercando a la salida. Haciendo un esfuerzo por girarse para ver al rostro a sus padres, la ex heroína les preguntó con toda la seriedad que el dolor le permitía mostrar -¿Alya preguntó por mí?- La expresión de ambos padres se torno en una visible tristeza, y acompañada de su silencio, Marinette comprendió su respuesta. -Debe estar enojada conmigo por no haberle dicho que yo era Ladybug. Pe, pero, yo- Intentaba decir entre gimoteos, cuando sus padres la abrazaron con fuerza y cariño diciéndole que todo estaba bien y que no se preocupara por nada hasta que estuvo lista para salir.

Luego de que los padres de Marinette vieran que ella se encontraba tranquila, salieron del hospital. Al igual que cuando entraron, los reporteros seguían a fuera listos para conseguir respuestas a sus preguntas por cualquier medio. El guardaespaldas del Agreste, junto a los policías encargados de la protección de la joven, difícilmente podía evitar que las personas no se abalanzaran sobre ellos. Marinette, al ver el sufrimiento por el cual estaban pasando, respiró con fuerza y le hizo la seña al guardia para que los dejara acercarse y después escuchar las mismas preguntas que sus padres, junto a otras menos importantes y más morbosas, dijo -Adrien Agreste, es un compañero y un amigo al que le tengo un gran aprecio. Él, junto a su padre, que es un hombre al que admiro mucho, se ha ofrecido a hospedarme en su casa y a pagar mi tratamiento ¿Por qué? Porque ambos son buenas personas, y eso es lo que hacen las buenas personas, ayudan a quien lo necesita, y ahora, mis padres y yo lo necesitamos. Voy a quedarme en su casa, porque lamentablemente la mía no está diseñada para personas en la situación que me encuentro y no quiero que mis padres abandonen su trabajo, y una última cosa, no me digan Ladybug, ya no seré nunca más Ladybug, ya no puedo serlo, por si no se habían dado cuenta- Ante la última declaración, los reporteros quedaron sorprendidos e intentaron sacarle más información obligándolos a partir inmediatamente lejos de ese lugar.

En cuanto entró a la mansión, los miembros de la mansión se encontraban en el recibidor para recibirla junto a su familia. Con una sonrisa, los miembros de la familia Agreste se dirigieron a los DupainCheng y Gabriel dijo -Bienvenida Ladybug- -Marinette DupainCheng- -Disculpe, Señorita DupainCheng- -No se preocupe, Señor. Pasa mucho últimamente- Disculpó la joven al hombre que estaba por hospedarla. Antes que la conversación continuara, los padres de la chica se acercaron al señor Agreste para preguntar -Lamentamos tener que causarle más molestias de las necesarias, pero necesitamos- -No es ninguna molestia, señores DupainCheng ¿Qué desean preguntar?- El señor Agreste se giró hacia su hijo y con voz inmutable le dijo -Adrien, muéstrale a Ladybug su cuarto mientras hablo con los señores DupainCheng- Sin espera un momento, el chico empujó la silla a través de las rampas recién instaladas en todas las escaleras de la mansión hasta un cuarto -Tu cuarto va a estar al lado del mío, por si ocupas algo. Espero que sea de tu gusto- -Gracias, me gusta- -Hable con el maestro Fu- -¿Ya? ¿Y qué te dijo?- El joven se colocó frente a la pelinegra y tomando expresión seria pusó en sus manos los miraculous de la chica para después responderle -Que tú eres ahora la portadora del miraculous de la Catarina, así que ahora es tú quien debe elegir a quién te va a suceder- Marinette respiró con fuerza antes de pedirle a Adrien que la dejará descansar un poco, obligándolo a salir -Mentiroso. Te dijo a ti que lo hicieras- Dijo en voz baja el diminuto gato que se escondía en la ropa del chico.

Por siempre LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora