Pokemon: El Poder de los Sentimintos (ADVANCESHIPPING)

Capítulo 3: "Punto de Origen"

Una embarcación pequeña se desplazaba a toda velocidad por la superficie de un calmado océano. El sol brillaba con fuerza y su calor abrazaba a las cinco personas que se encontraban a bordo. Tres de ellos estaban sentados en silencio en la parte posterior, buscando con la mirad algún indicio de tierra. Los otros dos estaban en la cabina del piloto, uno de ellos conduciendo y el otro esperando, aunque su paciencia empezaba a agotarse.

Ash: ¿Cuánto falta?

Felicia revisa el GPS que tenía a la izquierda, donde estaba marcado con un punto su objetivo.

Felicia: No mucho. En teoría deberíamos de llegar en pocos minutos.

Ash: Si, en teoría. Aún no estamos seguros de cómo llegar a Isla Origen.

Felicia: Si mi padre logró llegar hasta allí entonces nosotros también lo haremos. Debemos hacerlo.

Ash: Tienes razón.

Entonces, Ash escucha la voz de May llamándolo desde afuera.

May: ¡Ash! ¡Ven rápido!

Ash: ¡Ya voy! Vuelvo en seguida.

Ash sale del puesto del piloto y va hasta una parte descubierta donde había varios asientos.

Ash: ¿Qué pasa May?

Torchic: Mira por allí.

Ash gira la cabeza a donde le apuntaba Torchic. Inmediatamente dio un paso para atrás. Frente a ellos se extendía una gigantesca muralla de humo negro que no dejaba de remolinarse. Cuanto más cerca se estaba de ese muro, más agresivo se volvía el mar.

Ash: ¿Qué demonios es eso?

Pikachu: Ni idea. Apareció de la nada.

Ash: Felicia, ¿lo ves?

Felicia: Si. Parece que vamos a tener que atravesarlo.

May: No creo que sea una buena idea.

Felicia: No es cuestión de si es una buena o una mala idea. Isla Origen se encuentra detrás de ese manto de tormentas.

Pikachu: Entonces no nos queda elección.

Ash: Por desgracia no. ¿Felicia, crees que podrás lleavarnos a salvo del otro lado?

Felicia: Por supuesto que sí. Yo me encargo. ¡Sujétense!

El bote dio un giro tan brusco que provocó que los cuatro cayeran al suelo, aunque se levantaron al instante. Rápidamente se fueron acercando a ese torbellino misterioso. Pero el mar no daba tregua.

Felicia: ¡El mar esta muy revuelto! ¡Voy a extender los estabilizadores laterales!

Felicia aprieta con fuerza un botón pero no ocurre nada. Vuelve a apretarlo tres veces más.

Felicia: ¡Maldita sea! ¡El sistema automático esta roto! ¡Hay que hacerlo manual! ¡Hay una palanca a cada costado de la nave!

Ash: ¡Ya escucharon! ¡Manos a la obra!

Costó un poco y en un par de ocasiones estuvieron a punto de caerse al agua. Pero lograron alcanzar las palancas y desplegaron los estabilizadores. Inmediatamente, el constante bambaleo del barco disminuyó pero no mucho.

Felicia: ¡Eso debería aguantar, por ahora! ¡Prepárense! ¡Vamos a penetrar en el ciclón!

Apenas terminó de decir esto, la embarcación se internó en la niebla. Si ya de por sí era complicado navegar en las cercanías, hacerlo en el interior era un autentico infierno. La embarcación se tambaleaba por todas partes, el océano no daba tregua y el viento era tan fuerte que pareciera que en cualquier momento daría la vuelta al barco.