Capítulo 18: Cartas y secretos

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Tres días después

Percy había dejado que los dioses se relajaran y pensaran que no los iba a atacar por un buen tiempo, pero mientras dejaba que se relajaran, él miraba como sus amigos disfrutaban de todo el poder que habían recibido y cómo la pasaban bien entre ellos jugándose bromas y riendo en sus tiempos libres.

Ese mismo día, Percy se encontraba en su cuarto observando el techo de su habitación, meditando sobre lo que haría luego de quitarle el poder a Zeus y enviarlo al Tártaro.

—Percy —su hermana entró en su habitación sin siquiera tocar, ella no le tenía miedo a Percy y era por eso que hacía las cosas sin consultarle al chico. Además, él era el que debía pedirle permiso a la niña, ya que ella era su consejera.

—Dime —siguió mirando al techo.

—Sé que escondes algo más —eso hizo que Percy levantara la mirada para verla a los ojos.

—¿Qué te hace pensar eso?

—No sabes esconder las cosas.

—Eso no es cierto —se levantó de la cama—. Sé mentir muy bien —la niña levantó una ceja, mirando a su hermano como queriendo burlarse de él.

—¿Ah, sí?

—Sí.

—¿Amas a Luke? —Vaya que la niña jugaba sucio, pero eso no era de sorprenderse, era hermana de Percy Jackson, ¿qué se podía esperar?—. He observado que te comes con la mirada al rubio cada vez que entrena en la arena.

—Paula, eres muy pequeña para saber del amor —la niña hizo un puchero.

—Pero no me cambies de tema —se lanzó en la cama de su hermano, para luego sentarse al estilo indio y mirar al azabache, el cual se sentó al borde, de igual manera que su hermana.—. Confiesa ya, sé que lo quieres, no, no lo quieres, eso se queda corto, realmente lo amas.

—Paula.

—Sí, ya sé, soy muy joven para saber del amor, pero Silena no lo es, y ella me dijo eso, que te comías con la mirada a Luke cada vez que entrenaba, y que se te notaban a leguas tu amor por él.

—¿Debo suponer que ella fue la que te envió? —la niña negó.

—No me envió ella, vine por mi propia voluntad, necesitaba saber qué era lo que sentías realmente. Las palabras de Silena me dejaron pensando y llegué a una sola conclusión: tú y Luke harían linda pareja. El azabache se sonrojó un poco.

—Además, Luke siente lo mismo por ti, estoy más que segura. ¿No crees que ya se debió de haber ido con la rubia o la pelinegra? Aunque la rubia ya no viva —dijo de manera pensativa—. Como sea, el caso es que Luke te ama, y tú igual. ¿Por qué no se declaran y luego se casan?

—Vaya niña inteligente —Percy estaba rojo hasta las orejas.

—Voy a prohibirte juntarte con Silena, te está llenando la cabeza de locas ideas.

—Pero si son mis ideas —el azabache negó rendido, no había remedio, esas dos no pararían de molestarlo. Daba gracias a Caos que Bianca, Katie y Lou no se les unieran, porque si no, estaba jodido. Y no hay que olvidar a Clarisse, puede que esté embarazada, pero estaba más seguro de que se uniría a las demás para molestarlo respecto a la boda de Luke y él, una boda que no iba a haber. Estaba seguro en un 35% de que no habría boda, sólo no se lo cuenten a las chicas que viven con Percy.

—¿No deberías de estar jugando por ahí? —ella se encogió de hombros.

—Ya me cansé —Percy rodó los ojos—. Ahora me pondré seria, sé que escondes aún más secretos, quiero que nos los cuentes, nosotros te escucharemos y te entenderemos, siempre me llegan sueños y no son sueños muy satisfactorios, pero la mayoría son de las cosas que hiciste, de cómo llegaste al poder. Quiero que se lo cuentes a todos para que Luke y yo ya no seamos los únicos que sepamos eso, los demás también merecen saber eso —Percy suspiró.

Hasta el bien se vuelve malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora