Capítulo 30: Ya no hay vuelta atrás

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Todos se encontraban en sus respectivos tronos, obvio que para Jason existió otro, pues el de rey lo tenía Percy Jackson, el rey dios del Olimpo. El cual ignoraba las miradas que estaba recibiendo el hijo de Zeus, nuevo dios del rayo.

—Ahora no solo el Olimpo está bajo mi poder, sino también el mundo —dijo Percy mirando el pequeño mundo que se reflejaba en el fuego frente a él. El fuego se había vuelto a establecer cuando cada dios le brindó de su poder para darle una nueva vida.

—¿Estás feliz? —se atrevió a preguntar Luke.

—No. —Jason tuvo que resistir el impulso de saltar sobre Percy y golpearlo, ¿no era feliz después de lo que hizo? ¿Qué más le faltaba para estar satisfecho? ¿Matar más gente? ¿Destruir más hogares?

Todos los que alcanzaron el poder, se encontraban en sus respectivos puestos mirando al azabache con cautela y desconcierto. ¿No estaba feliz? ¿Qué más quería? Ahora no solo el Olimpo estaba bajo su poder, sino también lo estaba todo el mundo, todo era de él, él era el nuevo rey del cosmos, ¿y decía que no estaba feliz? ¿Qué diablos le pasaba? Ni siquiera tenía rival para preocuparse de que alguien intentara destruir la felicidad que debería tener.

—¿No? —Paula miró a su hermano esperando una respuesta coherente.

—Ya les dije que no —hizo un movimiento con su mano e hizo un acercamiento a una parte del mundo, la cual estaba totalmente devastada—. ¿Qué es lo que ven?

—Pobreza —soltó Clarisse luego de un rato de completo silencio.

—Sequía —siguió Silena.

—Hambre —los ojos de Paula demostraban tristeza.

—Dolor.

—Sufrimiento.

—Exacto —dijo Percy con calma—. Eso y más hay al rededor del mundo. No solo en el lugar que les mostré.

—¿Podrías explicarte? —Pólux miró a Percy.

Suspiró.

—Al principio pensétodo esto por un motivo egoísta. Quería el poder suficiente para crear unaoportunidad de traer a mis padres de vuelta, pero al llegar al inframundo, selo pedí a Paul y a mamá; ninguno quiso volver. Mamá simplemente me dijo:«ve y cambia el mundo, sé que puedes». Obviamente, no se refería a esto,pero quise intentarlo. Quise tomar el Olimpo como venganza hacia Zeus, loquería en el tártaro lo más antes posible —apretó los puños con rabia, peroluego se relajó—. Luego, al ver todo el poder que obtuve sin siquieraenfrentarme a Zeus, me hizo ver algo que no había entendido. Los dioses tienenel mundo a sus pies, tienen el poder de hacer el bien y el mal, pero ellossimplemente se quedan sentados en sus tronos sin hacer nada por los mortales —sumirada se tornó oscura—. Los dioses anteriores eran tan patéticos.

» Los mortales son los que están destruyendo el mundo, los dioses conocían eso, pero nunca hicieron nada. Luego de entender eso, me di cuenta de que podía cambiar el mundo a mi antojo, tanto al bien como al mal. Moldear las cosas a mi disposición.

—Percy, sigo sin entender tus palabras —volvió a insistir Paula.

—Dejé mi venganza a un lado para cambiar al mundo, ¿para qué éramos utilizados los semidioses? Pues para salvarle el culo a los dioses —dijo con odio—. Podíamos ayudar a los mortales, pero a los dioses solo les importaba estar a salvo ellos solos.

—Percy, sé más claro, en serio. Trata de llegar al punto.

—Tomé el Olimpo para ser capaz de cambiar el mundo, nosotros, nos encargaremos de que todo el mundo sea diferente, nos encargaremos de que los mortales no destruyan el mundo con sus acciones egoístas. Ayudaremos a los mortales tanto como podamos —eso estaba más claro. Demasiado claro.

Hasta el bien se vuelve malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora