O4: Demasiado cerca

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Llego a Frumpy's con la visión borrosa. No puedo creer que me afecte tanto la idea de no tener amigos.

He vivido así toda mi vida, no sé de qué me quejo.

Busco con la mirada donde está sentado Bryce y cuando lo encuentro corro hacía él.

—¡Ho...! ¿Que mierda te sucedió mija?—, llega una camarera y antes de que ésta pueda decir algo Bryce pide dos chocolates calientes. Me sorbo los mocos.

—Brittany...—, extiendo mi mano sobre la mesa, el la toma y empieza a trazar círculos con su pulgar. Me golpeo la cabeza contra la mesa—, esa perra jamás me dejará en paz.

—Clay es muy fuerte—, rápidamente levanto la mirada, enarco una ceja—. Digo para que le de una paliza a esa perra...

—Tranquilo, me las puedo arreglar yo sola—, sonrio.

Cuando llegan los chocolates calientes no dudo en tragar el mio, Bryce ríe también y pasamos toda la tarde bromeando.

•      •      •

Gruño cuando suena la alarma. La lanzo lejos y me doy media vuelta para seguir durmiendo.

Vuelve a sonar, pero no es el reloj, es mi móvil. Sin ver quien me llama atiendo.

—¿Mmh... ?—, pregunto media adormilada.

—Levantate cara de mono, hora de despertarse.

Rió antes de quitarme las sabanas y refregarme los ojos.
—¿Desde cuando te contraté como mi despertador personal?

—No fuiste tú, fue tu madre —, al oír la mención de su nombre sonrió. Estando lejos aún se preocupa por mi.

—Bueno señor despertador, nos vemos en clases.

—Si no llegas te juro que...

—¡Adiós!—, le interrumpo y corto la llamada.

Me dirijo hacia el baño, luego de vaciar mi vejiga y ducharme me visto y tomo una manzana para salir del departamento.

Camino por la acera y me dirijo a mi moto, me subo y arranco hacia el instituto.

Cuando llego la estaciono y entro, cuando voy caminando por el pasillo una fuerte mano me toma de la muñeca y me arrastra hacía el cuarto del conserje. Ahogo un grito cuando la persona pone su mano libre en mi boca, cuando estoy dentro la persona misteriosa cierra la puerta del cuarto del conserje. Esta me deja libre, yo enfurecida la encaro.

—¿¡Cual es tu...!?—, mi ceño se relaja al ver que era Max.

—No grites—, dice mientras acerca su oreja hacia la puerta, parece molesto, a regañadientes obedezco y me siento en una silla que estaba atrás mio.

Pasa un rato y luego recupera su compostura, se cruza de brazos y me mira.

—Ya te puedes ir—, espeta. Aprieto los labios, estoy ligeramente enfadada, ya que, llegando tarde, este idiota me mete en el cuarto del conserje.

—No—, el ríe. Me está haciendo perder la paciencia—, ¿de que te ríes?

Se acerca peligrosamente a mi. Me levanto del asiento, desafiante.

—¿Acaso no me escuchaste? Te puedes ir.

Doy un paso hacia delante, ni siquiera se lo que estoy haciendo pero me gusta.

—No, hasta que me digas por qué mierda me metiste aquí.

Ríe de nuevo. ¡Me esta sacando de mis casillas!. Cuando se calma me mira penetrante. Siento mis piernas temblar al examinar sus ojos verdes.

—¿Enserio quieres saber?—, asiento, el se acerca, puedo oler su fragancia de hombre, realmente embriagante —, ¿Segura?—, asiento nuevamente, pero mas lento ya que esta demasiado cerca, nuestras narices se están rozando—, pues te quedarás con las ganas.

Abre la puerta y me empuja fuera. No me voy a quedar así, ahora no. Me doy media vuelta con los brazos cruzados, pero me cierra la puerta en la cara.

Abro mi boca indignada, como se atreve.

Empiezo a golpear la puerta con los puños, hasta que una voz desconocida para mi me hace parar.

—¿Que hace señorita? No ve que esta es la habitación del conserje—, me doy media vuelta avergonzada. El conserje me acaba de sorprender golpeando la puerta de su cuarto.

—Lo siento... Es que... —, miro a mi alrededor buscando una excusa—, había un mosquito, si, si. Un mosquito y... Eso, ¡adiós!

Corro lejos de él, cuando estoy suficientemente lejos me limpio el sudor de mi frente con mi mano. ¡Dios estuvo muy cerca! ¡Max estuvo a punto de...! En realidad no estoy segura de si me estaba amenazando o insinuando, pero de todas maneras es sospechoso que me haya encerrado en el cuarto del conserje sin mi consentimiento.

Llamo a Bryce para avisarle que llegué al instituto, el me reclama por no estar en la primera clase con él, me disculpo y le digo que lo veo en el almuerzo.

Vaya mañana he tenido.

Anti RacismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora