El corazón de Ciel estaba inundado de dolor.
Durante mucho tiempo vivió odiando a una de las mejores cosas que le pudieron haber pasado en su eterna vida.
Ciel realmente sí se había enamorado del lado amable de Cimeries, pero una parte de su ser seguía siendo humana.
Y es que cada vez que observaba como Cimeries torturaba de una manera horrible a los demonios y personas, se sentía mal y recordaba aquellos ratos que pasó encerrado y siendo torturado hace cientos de años.
Odiaba a Cimeries porque se parecía a aquellas personas que le hicieron daño, y lo amaba porque siempre estaba ahí para él, abrazándolo a pesar de saber que este estaba enamorado por completo de su hermano.
De igual manera, Sebastian era una completa cosa inhumana, así que no había casi diferencia alguna al amor que sentía por Cimeries y el que sentía por Sebastian.
Lo único, era que Sebastian due la primera cosa de la que se enamoró, y fue la única cosa que estuvo para él en cuanto todo yacía perdido, que le brindó su amor y lo respetó hasta el final del tiempo que pasaron juntos.
Por ser el primero, se llevó la mayor parte de su corazón.
Al inicio se sentía mal, puesto desde las primeras veces Ciel ya estaba enamorado de Sebastian. Y el hecho de que solamente estaría con él por su alma lo lastimaba.
Ciel aún recuerda todas y cada una de las noches que pasó desde aquel entonces hasta la actualidad.
Pensando solamente en Sebastian, e imaginando una y mil historias a su lado.
Ciel, al enterarse de que en realidad Sebastian no quería dejarlo solo, se sintió culpable de haberlo odiado en vano durante tantos años.
Y odió aún más a Cimeries por haber sido el culpable de que toda su relación con Sebastian se arruinara por completo.
Aunque en su corazón aún aún existía esa pequeña esperanza de que las cosas se recuperaran.
En ese momento, abrazó a Sebastian con todo lo que tenía, puesto hacía ya mucho tiempo que deseaba estar con su amado.
Ciel deseaba con intensas ganas, que aquellas caricias y marcas que Cimeries había hecho durante tanto tiempo, fueran retiradas de su cuerpo y fueran reemplazadas por unas más bellas, unas de las que el culpable fuese Sebastian.
- Eres completamente mío, así que te ordeno, que no me vuelvas a dejar solo. -
De sus ojos salían más lágrimas que las del día de ayer, mientras olía la dulce esencia del saco de su amado.
- Prometí una vez que te amaría hasta el final de los tiempos. -
Recorría la espalda del mayor con sus pequeñas manos.
- Y no he dejado de hacerlo ni un sólo momento. -
Sebastian, no sabía cómo. Ni siquiera sabía que realmente podía hacerlo. Pero dejó caer una lágrima por su frío rostro.
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Kuroshitsuji: Hora del té [Yaoi] [Sebastian x Ciel]
FanfictionSebastian, siempre impecable en todo momento. Conocía todos y cada uno de los gustos de Ciel, su dulce amo. Inclusive la forma en la que él tomaba las tazas de té con tal cuidado, que parecía sostener algo tan delicado como algún trozo de vidrio d...