•7•

347 31 3
                                    

P.O.V. Miku

No se si soy yo o que pero cada vez siento que algo pasa entre Honoka y Len. Soy consciente de que ello se conocen mucho más que Len y yo pero... Siento que Honoka en alguna parte de su corazón, ella ama a Len.

Suena raro lo sé pero lo siento así, debería hablar con ella.

— Honoka—. La llamé —. ¿Podemos hablar en probado?—. Honoka asintió para luego dirigirnos a un lugar más apartado, para ser exactos detrás del instituto, hay casi nadie está y podremos hablar tranquilamente.

— Honoka...

— ¿Amas a Len?—. La pelinaranjae corto bruscamente.

—¿A qué viene eso? Claro que amo a Len—. Conteste bastante nerviosa, Honoka y yo no somos la mejores amigas pero tampoco somos desconocidas confió en ella pero no para todo.

— Tenías que ver a Len antes... Estaba tan asustado—. Se abrazó a si misma desviando su mirada de la mía—. No te voy a mentir, Len me gusta, pero ya tengo bastante claro que él solo te ama a ti y que yo simplemente seré su amiga pero...

Entonces estaba en lo correcto.

Honoka ama a Len, un amor no correspondido debe de doler.

— Len estaba realmente asustado nunca te vio hablar así con ningún otro chico que no fuera él, cuando vino hacía la azotea estaba temblando, yo mejor que nadie se lo que se siente ver que la persona que te gusta se vaya alejando poco a poco—. Honoka se acercó a mí, sujetando mis hombros y mirándome directamente —. Por favor no le hagas daño a Len, no voy a ser como esas chicas de los mangas que intentan robarte al chico y siempre acaban todos sufriendo, no lo haré, pero te pido que no le hagas daño. Por favor.

Es extraño... Nunca me había hablado así, siempre que la veía me abrazaba o se subía encima mío, pero ahora, se la ve tan diferente.

— Honoka ya te he dicho, no lastimaré a Len, ten lo por seguro—. Dije lo más sincera que pude parece que lo acepto ya que me soltó para después sonreirme.

Después de nuestra charla el timbre sonó avisando el fin del recreo. Cuando me disponía a ir a clase alguien sujetó mi cintura arrastrándome a un pasillo desierto, iba a gritar cuando me di cuenta de que era Len, no me dejo decirle nada ya que en cuanto me giré besó mis labios rápidamente. Al instante le respondí, sabía que está mal saltarme las clases pero estando con Len ya no se que es bueno y que es malo.

Len me agarró de la cintura para pegar nuestro cuerpos más, aunque creo que eso no era posible, yo instintivamente puse mis brazos en su cuello acariciando su sedoso pelo. Empece a sentir calor por todo mi cuerpo y el calor que emitía el cuerpo de Len no me ayudaba a calmarme.

— Tranquilo—. Logré murmurar al separarme de él —. No me iré a ningún lado—. Le sonreí acariciando su nuca con mi mano derecha mientras que la otra bajaba a su pecho.

— Se que no te iras pero Honoka te secuestro en el recreo y no pude besarte, no podía más —. Admitió besando cortamente mis labios.

— Hum... Ya veo, así que, te cuesta contenerte conmigo—. Le piqué.

— Demasiado—. Me respondió besando mi cuello repetidas veces.

Así nos quedamos el resto de las clases, cuando tocó el timbre ambos nos dirigimos a clase a recoger nuestras mochilas bajo la mirada de nuestros amigos, las cuales decidimos ignorar. Len me acompañó a caso como todo los días y para despedirme de él le di un pequeño beso en los labios algo que no se esperaba ya que se supone que él y yo somos amigos pero jugar con la suerte un poco no daña nadie.

— ¡Mamá ya llegué!—. La avisé, desde que era niña mi mamá me decía que en cuanto llegará a casa la llamara avisandola.

Nada más entrar me encontré con  Yūichirō con las gemelas, no pensé que se llevaran tan bien.

Por molestarle me acerque al él sin hacer ruido y cuando estube a un distancia prudente, con mis dedos presioné un poco los dos lados de sus costillas provocando que diera un saltito del susto.

— Tendrías que haberte visto la cara, Yu—. Me reí a pesar de que él me veía feo.

— Que gracioso por tu parte—. Dijo dándome la espalda, dirigiéndose a la cocina. Yo por mi parte agarré a las gemelas de la mano y nos fuimos detrás de él.

Al entrar a la cocina pude apreciar que Mochizou preparaba la cena, no se muy bien que saldrá de eso pero me alegra saber que no es Akihito él que vaya a cocinar. Cuando mi hermano termino de preparar la cena, llamó a mis demás hermanos para que bajaran, pronto noté que alguien faltaba pero no sabía quién.

— Miku, ¿puedes ayudarme a dar de comer a las gemelas?—. Preguntó Nagisa intentando darle de comer a Ako. Yo sólo asentí.

Después de nuestra pequeña “pelea” de todos los días con las gemelas, nos dispusimos a sentarnos en los grandes sofás que teníamos a en nuestra casa. Todos mis hermanos hablan entre ellos de simples cosas triviales como; la escuela, nuestros amigos, de la tarea... De varias cosas.

— Yuu, Yūichirō no es por molestar o algo pero ahora que os veo bien, ¿no os parecéis un poco?

— ¡Oye, Akihito! Mamá y papá dijeron que no les preguntemos nada hasta que se acostumbren—. Regañe a mi hermano a veces siento que los papeles se invierten con nosotros dos.

— No pasa nada, Miku —. Intervino Yuu—. Es cierto que nos parecemos, aunque sólo sea por los ojos, la verdad es que Yūichirō y yo tenemos él mismo padre—. Intentó explicar aunque nos dejó aún más confusos que antes.

— Lo que Yuu quiere decir y no lo sabes decir es que mi padre engañó a mi difunta madre cuando tenía al rededor de un año y pues surgió un imprevisto, el cual tiene nombre—. Habló mi nuevo hermano menor acariciando levemente la cabeza de la rubia con coletas.

— Ya veo, siempre es bueno saber cosas de nuestro pasado —. Añadió Nagisa mirando algún punto fijo del suelo.

Es cierto, cuando más sabemos de alguien, mejor más fuerte es el lazo que nos une. 

Si les digo la verdad no pensé publicar parte nueva de esta historia pero ya que la escribí os la comparto.

Amigos con derecho 「MikuxLen」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora