6. Miedos.

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A la mañana siguiente estaba lloviendo, bastaba ver la determinación de mi entrenador para saber que eso no nos detendría. Esperé a Axel en la entrada de la casa. Había logrado encontrar el camino correcto entre el laberinto de pasillos, estaba orgullosa de mí pero a la vez estaba muerta de cansancio.

No había dormido nada en toda la noche, gracias al viento que azotaba la casa y ocasionaba crujidos y sonidos tenebrosos. La casa ya era lo suficientemente escalofriante como para agregarle sonidos de película de terror. Me quedé toda la noche sentada en la cama con las lámparas encendidas mirando hacia todas direcciones. Esperaba que mi falta de sueño no afectara mis pocas habilidades de combate.

-          Buenos días, solecito – saludó Axel saliendo por la puerta principal. Su alegría me confundió – Veo que hoy fuiste capaz de encontrar el camino por ti misma y sin provocar ningún accidente. Estoy impresionado… - susurró burlón.

Le hice una mueca y sin más preámbulo me puse la capucha de la sudadera y empecé a correr. Como era de esperarse, mi respiración empezó a hacerse más rápida antes de lo esperado. Me detuve a tomar aire, Axel también lo hizo.

-          ¿Estás bien? – preguntó deteniéndose a mi lado con tono preocupado.

-          S…si – contesté sin mucha seguridad – Terminemos con esto.

Volví a echarme a correr, cosa que requirió de toda mi energía. Axel me alcanzó a los pocos segundos sin decir una sola palabra. Cuando terminamos de dar varias vueltas alrededor de la casa y yo estaba completamente agotada, supe que apenas había completado la mitad del entrenamiento y solo pensar en ello hizo que me dieran ganas de tirarme en el suelo y dormir. Jamás admitiría a Axel que estaba completamente agotada. La lluvia solo complicaba todo.

Axel tuvo un poco piedad y nos llevó a una habitación vacía que nadie usaba  cuando pasamos a la parte de la defensa personal. Él me ponía en situaciones que me parecían imposibles supe que debía decirle que tenía que detenerme. Pero hacerlo significaría admitir que era débil… y la parte orgullosa de mi cerebro no me permitiría rendirme.

-          Tienes que usar más fuerza – exigió Axel – No tengas miedo a golpearme, no estoy hecho de pétalos de rosa…

Su mano estaba alrededor de mi cuello simulando una estrangulación.  Yo me encontraba contra la pared, él estaba tan cerca de mí otra vez, su olor a menta atraía la poca concentración que me quedaba. Lo golpeé en la rodilla e intenté quitar su mano de mi cuello, la poca fuerza que me quedaba no era suficiente.

-          ¿Estás siquiera intentándolo? – preguntó él sonriendo un poco. Su nariz casi tocaba la mía, ¿Estaba seguro de que eso es lo que haría un atacante real?

-          Wow, veo que las cosas se están poniendo intensas por aquí – interrumpió la voz de Audrey antes de que yo pudiera responderle a Axel, quien no movió la mano de mi cuello a pesar de la interrupción.

-          Fuera de aquí, Audrey – gruñó Axel por lo bajo mirando a Audrey de reojo.

-          ¿Bromeas? Quiero ver como Molly se deshace de ti – vi como ella se recargó en la pared, se cruzó de brazos y me dirigió una sonrisa de complicidad.

Volví a intentar zafarme de su agarre, mi cabeza palpitaba y mi visión empezaba a nublarse. Volví a fallar.

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