Mi día a día...

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3 a.m. -miro él reloj, dos horas tratando de dormir y lo único que consigo es dar vueltas en la cama-

3:30 a.m. -vuelvo a mirar el reloj, parece haber pasado una eternidad, pero no, solo han pasado 30 minutos

4 a.m. -mis ojos parecen ir en contra de mi cerebro, tengo sueño pero estos no quieren cerrarse

5 a.m. -logro dormir esa media hora milagrosa, pero mis dolores reaparecen

5:30 a.m. -el dolor es insoportable, y mis medicinas no ayudan-

6 a.m. -el dolor va disminuyendo de a poco y logro relajarme-

7 a.m. -caigo profundamente dormida-

Me levanto un poco desorientada, las medicinas son muy fuertes y me producen ese efecto, trato de incorporarme en la cama y busco mi celular, la 1 p.m., debería haber entregado mis reportes a las 10 de la mañana, me levanto de la cama sin ganas, los ataques no suelen ocurrir seguido, pero cuando llegan, no me dejan vivir en paz, tomo coraje y salgo de la cama, este crudo invierno me hace querer vivir en ella, me coloco mis pantuflas y comienzo a transitar la desoladora casa, esta se encuentra casi en el centro exacto de NY un piso en un edificio poco lujoso, pero acogedor, con paredes de ladrillos que se encuentra a la vista, grandes ventanales con vista a toda la ciudad y con vecinos a los que puedo llamar amigos, sobre todo a los González una pareja de ancianos que vive en el piso de arriba junto a su hija y su nieto, puedo decir que es lo más cercano a lo que puedo llamar una hogar en los Estados Unidos, no saben cómo extraño Argentina, y mi ciudad natal, pero lo bueno de la distancia es aprender a apreciar las verdaderas cosas q importan, como les decía él frio me estaba congelando así que decidí prepararme un café, llego a la cocina, casi arrastrando los pies, y prendo la cafetera para hacer mi preciado cappuccino, una vez que termino me siento en el sofá para arreglar los últimos detalles de los archivos que le tengo que mandar a García ,mi amiga y compañera de trabajo, segundos antes de terminar suena mi teléfono.

-Hola-contesto mientras tomo mi café

-Soy una damisela en apuros dime que puedes salvarme-

-Creo que ha llamado a la persona indicada, dígame ¿qué necesita??-río por sus ocurrencias-

-Hola hermosa, necesito los perfiles de los último casos ¿los tienes?-

-Sí, lo siento sé que eran para las 10 de la mañana-

-No hay problema...pero puedo preguntar ¿porque te atrasaste?-

-Pesadillas, otra vez-

-Oh, lo siento mucho- García es mi confidente y una de m mejores amigas, sabemos todo una de la otra, ella sabe lo que paso, es por eso que me ayuda y me comprende

-Está bien, ya te mandé los archivos a tu Tablet, deberán estar llegando justo... ¡ahora!

-Exacto, ya llegaron, ok amor tengo trabajo que hacer hablamos luego adiós, por cierto Hotch pregunta ¿cuándo volverás a visitarnos?-

-Iré pronto, lo prometo, saludos, adiós a todos-

Luego de la llamada, no sabía qué hacer, mi estómago gruñía, tenía hambre , pero con sólo ver la nieve en la calle me daba flojera salir, después de un rato de debatir, mi hambre le gano al frío y decidí salir a algún lugar que estuviera abierto, una corta caminata me guio a un restaurante pequeño pero bastante lujoso, entré y él calor del ambiente pego sobre mi cara tan rápido que me vi obligada a sacarme el abrigo y la bufanda, caminé hasta una mesa solitaria cerca de la ventana y me senté, pasaron los minutos y una mirada en mi nuca no me dejaba en paz, me hacía sentir incómoda, llego él mozo sacándome de mis pensamientos, ordene un filete de carne con ensalada mixta, y de postre helado (o nieve), porque así fuera invierno, no dejaría de comer helado, y mientras esperaba la orden decidí ver a mi acosador, como buena agente de FBI conozco algunas técnicas de reconocimiento, así que saque un espejo de mi cartera y comenzó a simular que arreglaba mi maquillaje, muy falso ya que casi no uso, ahí fue cuando pude ver al hombre castaño que me miraba de reojo, no distinguí bien su rostro, pero se veía bastante atractivo, no estoy interesada en hombres, por lo menos no en ese momento, así a decidí dejarlo y seguir con lo mío. En pocos minutos mi orden llego y finalmente comencé a comer mi preciado almuerzo. Luego de un rato logre ver a mi acosador pasar al baño de hombres, ya que la puerta daba de frente a mi mesa, al fin lograría ver su cara, pasaron 5 minutos y no salía, pasaron 10 minutos y tampoco salió así que decidí dejarlo en paz, ya había tomado mi helado y no tenía nada que hacer allí, le pedí al mozo la cuenta, mientras arreglaba mi abrigo para volver a las frías calles alguien chocó contra mí.

-Lo siento mucho-dijo a qué reconocí, por su ropa, como mi acosador-

-Está bien, no hay problema- le digo recogiendo las partes de mi celular que había estallado contra él suelo.

Hasta ese momento no lo había visto a la cara, pero cuando se agacho a ayudarme a recoger mi celular, los vi, los ojos más hermosos que había visto en mi vida, azules y profundos que parecía que podían ver mi alma, gracias a una gorra, parte de su cara fue un misterio hasta que nos levantamos del suelo.

Termine de arreglar mi celular y lo mire a la cara, no podía creer quien era, mi actor favorito, mi hombre de ensueño...y mi acosador. 

Nada es Imposible (Fanfic Chris Evans y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora