RED [Harry Styles]

13. -Manos de Oro.

Odiaba que me mojaran el pelo, y cuando Harry lo descubrió no paraba de hacerlo, tirándome la agua de la piscina, mientras él reía, y aunque no me gustase no podía negar que lo estaba pasando bien. Aunque, por otra parte, me estaba comenzando a sentir un poco incómoda. No por el hecho de estar en una piscina, sino por estar con él y tan cortos de ropa. Le miraba y me preguntaba cuanto más iba a aguantar sin que notara que tengo la cabeza fuera de lugar. Una revolada de aire me refrescó la cara al ponerse en contacto con mi piel mojada y decidí que besar los labios que tenía al frente no estaría mal. Es decir, no me molestaría. La verdad no sé a qué vino ese pensamiento, pero pasó por mi cabeza como vuela una pluma por la calle a causa del viento. Suave y sin saber de dónde, ni a qué lugar quiere ir, quizás se caiga y se quede en mi cabeza por una prolongada temporada. 

Sonreí y aparté la mirada incómoda, sin saber cómo le iba a mirar a los ojos a partir de ahora sin que una imagen de sus labios interrumpiera  Son bonitos, ¿eh? La verdad es que no sé cómo me lo hacía antes para no fijarme en ellos, una vez los descubrí, fue mi perdición. Incómoda del todo, y sin poder seguir en esta distancia de Harry, me alejé y me salí de la piscina. Simplemente me puse a tomar el sol, y a secarme un poco el cuerpo encima de una hamaca. Harry salió, sentándose en el bordillo, y entró dentro de la casa. ¿A donde iba? Dudé entre entrar yo también, pero en seguida salió con un paquete de tabaco. ¿Fumaba? Sinceramente era lo último que esperaba después de ver su sonrisa. Sacó un cigarrillo con facilidad del paquete, un mechero de su interior, y con el dedo índice, haciendo cueva con su mano izquierda, giró la piedra para acabar presionando el pulsador del gas y sacar la flama del mechero para encender el cigarro. Hizo dos o tres caladas seguidos para que no le haga uña, y se lo sacó de la boca para sacar el humo. No me gustaban los hombres que fumaban, de verdad que no, pero por primera vez pasó a ser completamente irresistible a mis ojos. Con su dedo índice y el del medio sostenía ese cigarro Marlboro, y otra vez se lo llevó a la boca. Esta vez se fué acercando a mí, y se tumbó en la hamaca de al lado. 

          -¿Quieres?-Me ofreció.

         No supe reaccionar bien a esa oferta, nunca lo había probado, nunca lo provaré y menos ahora. Le negué con la cabeza y para que lo entendiera, y él solo se dignó a sonreír. Era jodidamente hermosa esa sonrisa. Nada, era normal que Harry me atrajera, para mí en esos momentos de mi vida era el único hombre en el mundo, era normal. 

          Harry me miró desde la hamaca de al lado, volvió a mirar hacia arriba, al cielo, y con el cigarrillo en posición vertical, le dió un calo profundo, cerrando los ojos. Respiró hondo, y añadió:

          -Fumar me hace olvidar los problemas, como cuando las chicas os váis de compras, pues lo mismo.

          Sonreí levemente al escuchar el comentario, luego él se rió de mí, casi sin hacer ruido, cosa que me provocó risa a mí, y terminamos ambos descojonándonos. Él volvió a calar de su cigarrillo, una vez se había suavizado la risa y yo intenté parar de reír, discretamente, tapándome la boca mientras no lo conseguía. Él seguía observándome y no sabía si me molestaba o si realmente me gustaba. ¿Qué pretendía haciendo esto? Seguramente ni se daba cuenta. O puede que si, no tengo ni puta idea, y eso me jodía. 

          -Para tu información-añadí, un poco tarde para contestar.-Puedo olvidar mis problemas de otras formas que comprando.

          -Me da lo mismo, tampoco voy a dedicarme a saber sobre las mujeres mientras pueda fumar.

          Si os soy sincera no entendí muy bien esa frase, de hecho no podía encontrarla el sentido ni cogiendo todas sus letras para formar una nueva frase, Harry no tenía ganas de hablar ahora. Volvió a mirar hacia arriba, tomó una calada y no pudo reprimir una sonrisa, mientras sacaba el humo por la nariz. Era como un niño pequeño, de esos que después de hacer o decir una grosería, ríen por lo bajo sintiéndose terriblemente rebeldes.