Capítulo 23.

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Al llegar de nuevo a Nueva York solo tuve tiempo para darle las gracias a Justin y cambiarme de ropa, había decidido pasar unos días en la casa de mi madre y Justin me lo había permitido sin dudarlo.

Mi brazo, estaba mucho mejor que antes. Ahora podía moverlo sin mucha dificultad, lo que me alegraba, porque mi cumpleaños estaba cerca.

Dos días.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras encontrándome con mi madre y mis hermanas sentadas esperando por mí.

Las tres habíamos podido comer decentemente y ellas también se habían cambiado de ropa.

Mi madre me sonrió al verme y yo le devolví su sonrisa sin pensar a que se debía.

- Nos podemos ir. – dije con una media sonrisa en mi cara. Mi ánimo estaba arrastrándose por el suelo, pero no lo podía y no lo quería demostrar. Mis hermanas me sonrieron y se levantaron de la silla para cogerme de la mano. Mi madre hizo lo mismo y nos siguió.

Justo antes de que saliéramos Justin apareció para desearme suerte, me dijo que iba a estar protegida las veinticuatro horas del día y yo sólo asentí. Por mi parte, le dije que estaba invitado a mi cumpleaños como lo habíamos hablado días atrás, él sólo había sonreído y había dado media vuelta para salir y para dejarnos ir.

Al salir una camioneta negra esperaba por nosotras para llevarnos a casa.

- Él se preocupa por ti. – hablo mi madre cuando la camioneta comenzó a andar. – No puedo creer que no lo hayas notado.

Agaché mi mirada y di un suspiro. Sus palabras eran las mismas que Daniela me había dicho unos días antes. Aún no lo creía.

- Mamá, él solo es mi jefe.

- ¿Quién te recomendó este tipo de trabajo? – pregunto ella con una infinita curiosidad que se notaba en su expresión. Ella nunca me había preguntado sobre mi trabajo, no sabía en que trabajaba y se había dado cuenta de la peor manera. - _____________... - di un suspiro. Sabía que había empezado con su discurso típico de madres. La interrumpe antes de que siguiera.

- Escucha, mamá. El trabajo me lo ha recomendado Daniela. – reconocí. Ella me miro con el ceño fruncido. – Justin es su mejor amigo... - expliqué y su expresión cambió. – Lo acepté por lo necesitadas que estábamos mamá.

- Pudiste haber buscado otros trabajos.

- Lo hice. – dije seca. Era injusto de su parte las palabras que me estaba diciendo. – De verdad busqué muchos trabajos por mucho tiempo, este fue el único en el que me aceptaron.

- No me parece bien que trabajes en este tipo de...

- No es ningún tipo de nada. Es un trabajo que dejaré cuando tengamos suficiente dinero para mantenernos mientras encuentre otro trabajo para poder mantener a mis hermanas ¿entiendes? Ya que tú no eres capaz de hacerlo, tendré que hacerlo yo.

Ella dejó de mirarme por un momento, me di cuenta de que mis dos hermanas nos miraban prestando atención a lo que sucedía.

- Lo siento. – dijo mi madre después de un momento. Noté que había estado llorando en silencio. – Lo siento, ___________ por no ser una buena madre.

- No digas que lo sientes cuando no es así, mamá. – dije fría mientras veía como de sus ojos caían lágrimas puras. Mi corazón se estrechó y sentí remordimiento por un momento. – Antes de que empezara a trabajar me dijiste lo mismo y no hubo cambio de tu parte.

- Sí...

- Escucha. Será mejor que cuando yo tenga el dinero suficiente me dejes ir con mis hermanas a vivir a otra parte.

Mis palabras la habían dejado en shock, de pronto, comenzó a llorar más fuerte.

(*)

- Se ha tomado un descanso. – explico Justin a Chaz que lo miraba esperando a que le dijera el motivo. – Debe de estar cansada con todo lo que sucedió.

Chaz asintió no muy contento con la situación y miró de nuevo uno de los documentos que había traído de Canadá.

- Cuando vuelva. – dijo él echándole un vistazo más a las últimas hojas. – Le tocará un poco duro. – Justin lo miró sin saber a qué se refería. Se acercó a Chaz y tomó los papales que éste tenía en sus manos, los miro por encima sin leer casi nada y se los devolvió. Le dio una mirada a Chaz que decía que no sabía quiénes eran esos dos hombres que se encontraban allí. Chaz rió por lo bajo. – Son dos rusos, los más inteligentes, astutas y cabrones que puedas conocer. Estos los dos próximos hombres que _______________ tiene que matar.

- Hombre. – rió Justin también por la estupidez de su amigo. – Aquí el que decide quién es el que sigue soy yo y tengo un problema con que sean esos dos rusos los que sigan.

- ¿Por qué?

- Porque tengo unos tíos pendientes y estos no pueden esperar.

- Justin, estos rusos están amenazando con matarte si tu no lo haces primero.

- Tengo cosas más importantes en que pensar, Chaz.

- Han amenazado a Ryan.

(*)

El conductor de la camioneta aceleró, ahora iba sobrepasando los límites de velocidad.

En el rostro del hombre moreno se veía cierta preocupación que era imposible de ignorar. Trato de mirarme a través del espejo retrovisor y cuando vio que yo lo miraba con atención desvió su mirada casi en dos segundos.

- ¿Qué pasa? – pregunte. De pronto vi como los nervios del hombre subían. - ¡¿Qué pasa?!

- Señorita, necesito que se calme y no hable por un momento. – dijo y siguió conduciendo con concentración. Note que estaba empezando a sudar y sin saber por qué mi pulso se aceleró.

Vi que mamá estaba hablando con mis hermanas y volví mi mirada hacía el moreno que estaba conduciendo.

- Señorita, va a hacer lo que yo le diga, así que escuche con cuidado, ¿está bien? – asentí sin poder decir nada. El me miró a través del retrovisor de nuevo y comenzó a hablar. – El carro negro que vienes detrás de nosotros. – hizo una seña para que mirará con cuidado y lo hice. Cuando estuvo seguro de que lo vi, prosiguió. – Así que tendrá que entrar a su casa con sus dos hermanas y su madre lo más rápido que pueda.

- Está bien. – dije sin nada más. Alisté a mis hermanas viendo que faltaba poco para llegar y le dije a mi madre que estuviera atenta, entonces ella se preocupo a la misma vez. - ¿Usted logra reconocerlos? – le pregunté al moreno. Él asintió.

- Son hombres que trabajaban para Ethan, el hermano de Justin Bieber.

Maldije por lo bajo.

Miré a mi madre que me miraba preocupada y yo le dije que todo estaría bien. 

Princess of the mafia. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora