"10 razones por las cuales debo mudarme a Corea del Sur:
1) He estudiado el idioma y podría practicarlo.
2)Amo el estilo de la moda coreana.
3) Internet extremadamente rápido.
4) Algunos hombres son atractivos.
5) La comida realmente se mira deliciosa.
6) Los teléfonos son asombrosos.
7) He leído que trabajando de manera normal puedes darte una vida tranquila.
8) De nuevo el estilo de moda coreana, en serio, mi closet aguarda por ropa decente.
9) Una cultura totalmente diferente a la americana.
10) Corea del sur se encuentra a 10.758 kilómetros de John y su novia, Faith."
Desde ese día, la azotea se consideró mi refugio cuando me sentía agobiada a lo largo del día y tenía ganas de escribir en mi portátil, cuyo documento tenia cada vez tenía más páginas. Y para que se mantuviera de esa forma, solía visitarla sola. Excluyendo a Rick o a Nancy de mi lugar feliz. A pesar de desaparecer un par de horas al día ellos realmente no me presionaban o me agobiaban, sabían que parte de mi recuperación debía hacerla sola.
En ese momento me encontraba terminando una lista sobre mí antes de ir al club de canto, cuando se escucharon una cantidad de voces masculinas en la parte de abajo del instituto.
Dudé, a pesar de que las voces expresaban mucho descontento, no tenía ganas de revelar mi escondite perfecto. Pero no tenía muchas opciones, se podía oír a un chico en apuros. Sólo para cerciorarme de no hacer el ridículo alertando algo que no era, asomé mi rostro hacia donde se escuchaba la algarabía. Pude vislumbrar como un grupo grande de chicos de debate, agobiaban a uno del club de ciencias. No se oían para nada amistosos, lo cual era extraño. Tanto club de debate como club de ciencias eran considerados como raros o freaks por todo el instituto, ¿por qué atacarse entre ellos mismos?
Sacudí mi cabeza levemente mientras buscaba mi celular. Alguno de los dos revisaría el mensaje.
"Hay una pequeña riña en el ala este del instituto, se pueden considerar como estudiantes que se preocupan por su promedio, así que con avisar a cualquier profesor será más que suficiente"
A pocos minutos ambos me confirmaron que dos profesores iban en camino, pero mientras más observaba peor pinta tenía el asunto. Llegó un momento donde uno del grupo de debate, al que pude identificar como Matthew, sujetó al chico por el borde de la camiseta, gritándole cosas que ligeramente podía comprender.
Queriendo ayudar, busqué en mi bolso qué podría ayudarlo, pero quitando mis cuadernos o lápices no encontré nada útil a esa distancia. Una idea loca cruzo por mi mente. Volví a mirar y Matthew parecía muy dispuesto a golpear al chico. Desesperada me quité uno de mis deportivos y rogué para que mi puntería no fallara tanto, en el peor de los casos caería encima del chico a defender.
Cuando Matthew alzó el puño, yo lancé mi zapato. Vi parte de la caída y pude observar como lo golpeaba de lleno en la cabeza, y procedí de nuevo a ocultarme.
Reprimí una risa cuando sus compañeros buscaban a la persona que lanzó el zapato sin poder encontrar a nadie. Y fue una distracción suficiente hasta que la profesora Masterson de lengua y el profesor Kenny de álgebra llegaran al sitio cuestionando el porque un Matthew se hallaba inconsciente en el suelo. Espere pacientemente como se llevaban a los chicos a algún lugar, mientras el de club de ciencias se quedaba mirando mi zapato. A pesar de que no me agradaba ni un poco la idea de revelar mi posición, quería mi zapato de vuelta, por lo cual silbé hasta llamar su atención.
Con la distancia no pude vislumbrar muy bien su rostro, pero sin duda no lo conocía muy bien, su cara de sorpresa sólo me hizo reír un poco.
-¿Puedes subir al piso 3 y traerme mi zapato? Por favor.- grité un poco desde mi lugar, y a pesar de su sorpresa el chico afirmó mientras agarraba mi zapato y se dirigía trotando a la entrada de la escuela.
Guardé mis cosas mientras rogaba internamente que no hubiera muchas personas en los pasillos, para la hora la gente debería estar viendo clases de los últimos turnos o en los clubs del instituto. Dando pequeños saltos cerré ligeramente la puerta y bajé las escaleras hasta llegar al frente de los casilleros mientras tarareaba.
El pasillo estaba bastante solo quitando a un par de personas que parecían muy ocupados en sus propios asuntos. Los paredes usualmente blancas se veían opacas por el poco sol que había hecho el día de hoy, respirando hondo y manteniendo una sonrisa de boca cerrada un poco tímida, vi al chico de club de ciencias subir trotando las escaleras buscándome.
Se podía considerar de rostro tierno y rasgos suaves, y para sorpresa de lo que uno espera de un nerd se veía ligeramente atractivo con sus ojos cobre, de esos que debes mirar varias veces porque dan la impresión de cambiar a verde con cada parpadeo que das. Su tez ligeramente morena sin duda resaltaba con su cabello negro. Algo bastante agradable de ver en un día tan común. Alce mi mano dando un pequeño saludo mientras lo instaba a acercarse, me sonroje furiosamente cuando bajó su vista hacia mi media de color rosa.
-.No te conozco, pero creo que me has salvado la vida.- inquirió sonriendo; tuve que levantar un poco mi rostro debido a que era mucho más alto que yo.
-.Me encanta el hecho de que mi zapato haya salvado tu trasero, espera, eso sonó mal. - reí nerviosamente -. Empecemos por lo básico, soy Christina.
Un poco avergonzada por el uso nada correcto de mis palabras alcé mi mano para dar un saludo formal. Él, reconociendo mi incomodidad me estrechó la mano de manera amistosa.
-. Max, y es un placer conocerte Christina.- aún sonriendo, me extendió mi deportivo el cual alcancé de forma apresurada para ponérmelo.- Gracias por tu gesto.
-. No es nada, de hecho estaba haciendo tiempo para que llegaran los profesores.-aseguré un poco más relajada.- Quizás hiciste algo malo para generar la furia de Matthew, o quizás no pero, eran como cuantos, ¿6 contra 1? Ni siquiera era una pelea justa.
-. En eso estoy de acuerdo.- respondió mientras se recostaba en el casillero. Leyendo un poco su expresión corporal pude entender que no me diría el porqué de la disputa. Lo cual se entendía, no nos conocíamos ni había confianza.- Voy camino al piso 2 a seguir preparándonos para la feria anual de ciencias, ¿te unes?
-.Oh si, mi práctica de coro es a dos salones de diferencia.- respondí mientras caminábamos hacia el piso 2.-. Dado a que te salvé, ¿podrías hacerme un favor a cambio?
Duda e inseguridad surcaron su rostro, yo no tenía pinta de depravada sexual o loca, así que me sentí ligeramente ofendida a pesar de que él aceptaba.
-.Trataré de ignorar tu reacción, pero mi petición es que no te acerques a la azotea o le digas a nadie que me has visto arriba.
-. Claro, puedo acceder a eso.- su sonrisa ladeada era de muerte súbita.- puedo saludarte a pesar de todo ¿no?
-No tengo razones para pretender que no nos conocemos.- sonreí mientras llegaba a mi salón de coro.-Solo quiero conservar mi privacidad y no meterme en problemas.
-. Y asumo que no puedo saber el porqué de tanto misterio ¿verdad?
Se detuvo frente a la puerta del aula, maldición le pedí un favor, no ser un entrometido.
-.No, Y tú tampoco me dijiste porque Matthew quería patear tu trasero, así que estamos a mano.-Golpee ligeramente su hombro al pasar a su lado a lo cual pude escuchar una pequeña risa.
-.Touché.- Su voz grave me estremeció un poco.- Esperemos conocernos mejor para no tener tantos misterios entre nosotros entonces. Nos vemos.
Y sin más, con una leve despedida entró a su aula de estudio. Suspiré sonoramente, era un coqueto encantador que a pesar de todo no despertaba nada en mí. Maldición, de alguien advertirme que al terminar con un corazón roto los chicos no me parecerían tan atractivos jamás me habría enamorado.
Procedí a entrar al aula y escapar en mi gran pasión, el club de coro, donde Nancy me esperaba para ponernos al día. A pesar de todo aún había razones para sonreír.
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Christina entre Blogs y Teclas
Teen FictionChristina es una chica de 17 años que tras la ruptura con su novio John, empieza un reencuentro consigo misma en búsqueda de la fortaleza necesaria para superarlo. Una tarde con su mejor amigo, descubre que muchas de sus innovadoras opiniones quedan...