I - Empezando de nuevo

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"Así que, aquí estoy yo, Christina Soul, escribiendo un relato de mi vida en mi amada portátil debido a que mi diario sufrió un trágico final en una bolsa de basura. Es hora de empezar de nuevo."

Ficha Personal:

Nombre: Christina Soul.

Edad: 17.

Padres: Hannah German y Anthony Soul.

Hobbies: Escuchar música, ir al cine, nadar, cantar, bailar, leer, entre otras aficiones.

Instituto: Benjamin Franklin High School.

"En resumen, nací el 23 de Enero de 1995, crecí sanamente con una linda familia, siendo hija única, gastando sólo en lo necesario porque no nací con una mansión bajo la manga ni una tarjeta de Platinum en la mano. Poseo un largo cabello castaño, un poco mas arriba de mi cintura, que remarca mi tez pálida y ojos verdes.

Mi familia es humilde, vivo en Seattle y mi mejor amiga se llama Nancy.

Toda mi vida he crecido con aficiones a la lectura y al canto, participo en el Club de Coro de mi Escuela el cual me ha dado vida estos últimos tres años.

Ahí conoci a Nancy, cuando tenía 8 años, estábamos destinadas a ser las mejores amigas, todo empezó con una canción de los Backstreet Boys (¡Es nuestro grupo favorito!) y desde ese día nada nos ha separado.

Mi personalidad es bastante tímida fuera de mi grupo social (el cual conforman mis padres, Rick y Nancy actualmente), pero restando eso mi estatus en el instituto es decente y puedo decir que estoy a menos de un año de graduarme, por lo que considero que sobreviví a la secundaria.

Mi vida amorosa, se podía considerar buena, porque no soy más que la típica romántica, que se enamoraba en secreto y nunca se atrevía a confesarse, hasta que llegué a mis 16 años.

¿Porque recurrí a un diario en una computadora portátil? Fácil,  puedo manifestar mis experiencias por medio de un archivo, y como mi madre consideró interesante tirar mi diario a la basura en lo que ella considera un saneamiento de hogar, recurrí a la mejor escapatoria, la Laptop, la cual  ella no desechará tan fácilmente.

Este año estuvo lleno de situaciones impactantes para mi, lleno de altos y de bajos, pero la que me llevo a este grado de desesperación fue esta: La ruptura con mi pareja.

¿Ya mencione que me gusta la lectura verdad? Eso especifica el hecho de que adoro las historias de amor, y creí tener una, hasta que estuve en el lado amargo de la historia.

Mi novio John no era más que mi mejor amigo o mejor vamos a llamarlo mi ex mejor amigo... ¿Saben algo? Mejor no lo llamemos de ninguna forma.
A pesar de que medio planeta me advirtió no acercarme a él, lo hice, me convertí en su amiga, su conciencia, y cometí el error de enamorarme de él. Todo al principio fue perfecto, creíamos que éramos la pareja ideal y que de ahí en adelante nada nos separaría, o eso creía yo.

Las mentiras poco a poco fueron apareciendo, el dolor creciendo y a pesar de que la cruel realidad estaba en frente de mí, no la quise aceptar y lo perdonaba, convirtiendo nuestra relación en un ciclo vicioso, donde la única herida era yo. Hasta que después de casi un año, terminó nuestra relación.

Mis amigos, los verdaderos, me apoyaron en todo lo posible y terminaron de abrir mis ojos con respecto a la cruda realidad: yo no era más que un juego para él.

Pero ¿Cómo hacer cuando te dejan sin una sonrisa en el rostro? No puedo disimular el dolor que me da al verlo con otra persona, saber que todo fue una gran mentira, y yo solo fui una ficha más de su juego de ajedrez. ¿La verdad? Necesitaba olvidar muchas cosas."

A pesar de estar absorta en la redacción del que era mi nuevo diario, pude escuchar unos pasos acercarse, por lo cual oculté instintivamente mi archivo de Word.

-¿Christina? – La voz de Rick, mi mejor amigo del instituto, me trajo de vuelta a la realidad -. ¿Estás bien?

-Hola Rick. Todo bien. Que tal te trato álgebra? .- de alguna manera no humana, apague el ordenador, así ocultando de manera definitiva el archivo escrito.

-Pésimo. ¿Ya te mencioné que presentare lo mas lejos de la matemática posible en la universidad? Porque si es algo que nunca habías escuchado, ya tienes la primicia.

El compartía conmigo algunas asignaturas, pero era un buen amigo, chico alto, cabellera oscura, ojos castaños y con una terrible fama de Rompecorazones.

-Hey.¿ Te encuentras bien? Te noto distante.-mencionó de repente mi querido amigo, mientras escaneaba lentamente mi rostro, sus ojos brillaron con suspicacia dándome a entender que sabía a quien se debía mi pena-. Donde me digas que te lastimó lo asesino.

De mi pecho salió un suspiro cansado, un suspiro que buscaba alejar la frustración sobre el tema de la ruptura, de como de manera tan obvia aún me seguía afectando.

-.No Rick, no ha hecho nada.-respondí mirando al frente, esperando que apareciera la profesora de lengua.- solo que, supongo que lo extraño.

Rick vio mi cara de oso panda, debido a que mis ojeras eran muy notorias, y solo pudo colocar un brazo alrededor de mi hombro y murmurar algo que pude distinguir como un: él no te merece.

El aula empezó a llenarse cada vez más de gente, haciéndome sentir cada vez más sofocada, enferma, como si no pudiera encajar en ningún lugar. Normalmente sacaba buenas notas, me gustaba ir a mis clases y ser una buena estudiante, pero en estos momentos era incapaz de soportar a tantas personas a mi alrededor.

Podía percibir como Rick estaba hablándome de algo, pero al sentir como me asfixiaba solo fui capaz de murmurar unas disculpas, agarrar mi bolso con mi laptop y buscar un lugar perfecto para hacer novillos, escapando por un momento de la realidad.

Los pasillos del instituto cada vez se vaciaban más rápido, dándome a entender que la campana sonaría pronto, camine lo más rápido posible hacia las gradas, buscando un lugar para ocultarme, hasta que unas escaleras llamaron mi atención.

El instituto se podía decir que era grande, poseía tres pisos, y a donde quiera que mirabas encontrabas tantos posters de los equipos deportivos como anuncios sobre los distintos clubs llenos de colores y llamativos anuncios.

Estando en el último piso, esas escondidas escaleras que se encontraban junto al armario de limpieza, sólo podrían llevar a la azotea del edificio y aventurándome a buscar un escape solo me limité a subirlas, rápidamente antes de que alguien pudiera encontrarme.

Tras un par de minutos subiendo, mientras chequeaba que alguien no me pillara, encontré una pequeña puerta gris de metal, cuyo picaporte no poseía llave. Sonreí para mi misma sin saber que al abrir dicha puerta iba a encontrar la más hermosa imagen del instituto desde las alturas.

Afortunadamente, para la fría brisa que sentía mi rostro, era una chica de vestimenta sencilla, la cual prefería un suéter y un par de deportivas antes que un escote y zapatos altos para ir al instituto. Dando una rápida ojeada pude vislumbrar que todo el lugar estaba cercado y para mi comodidad se encontraba sólo.

Me acomodé descansando mi espalda en la pared al sentarme, sintiendo como la calma me invadía. Un par de mechones rebeldes escaparon de la coleta al escapar del tumulto de gente, por lo cual procedí a soltar mi cabello que llegaba un poco más arriba de la cintura. Esta era la paz que necesitaba, ver como a pesar de que mi mundo se había derrumbado, el cielo seguía siendo azul, y había personas felices que practicaban atletismo o cualquier actividad en las canchas.

Cuando descubrí que John, me había traicionado con una de mis amigas mi mundo se redujo en pedazos, por lo cual recurrí a escribir, buscando paz y liberación. Buscando encontrarme conmigo después de tanto tiempo. Sonriendo abrí mi portátil, perdiéndome de nuevo en las palabras de mi diario.

Christina entre Blogs y TeclasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora