Intenté múltiples veces ese día intentar mantener la paz y la calma. Pero incluso en este momento no podía pensar en nada más que ahorcar a ese ser que sólo insistía aplastar mis sentimientos. Ni siquiera podía pensar en alguna pequeña palabra para escribir en mi diario. Apreté ligeramente mi tabique mientras respiraba profundamente, dejándome invadir por los hechos que ocurrieron en la mañana.
Podía escuchar los pasos desesperados de Nancy detrás de mí, y por más que intenté deshacerme de ella corriendo por los pasillos del instituto, para mí sorpresa me alcanzó. Bloqueándome el paso a la puerta del baño.
-. Christina por amor a Cristo, detente– Exclamó duramente.
Me vi obligada a subir mi mirada para enfrentarme con una Nancy realmente furiosa. Podía deducir por qué fácilmente. Pero aun así a diferencia de su mirada, la mía solo estaba abnegada en traicioneras lágrimas que intenté sostener.
Al ver mi semblante no dudó ningún momento en ayudarme, y suavizó su rostro mientras me envolvía en un buen abrazo.
-.Realmente no esperaba que hiciera eso. Sino jamás te habría dado ese recado.- murmuró mientras me consolaba.
-.Lo sé.
Ese día al llegar al instituto, Nancy me esperaba con un recado. El líder del club de coro, Miles, me esperaba a las 10:30 entre las gradas para discutir algunos solos. Dudando sobre la importancia de la cita, accedí a ir, encontrando para mi nada grata sorpresa a la persona que menos esperaba ver, a John. Sólo hasta ese momento, fui capaz de recordar que Miles y John eran grandes amigos. Me sentía estúpida.
Se veía justo como lo recordaba. Una tez pálida, que enmarcaba sus oscuros ojos, con un profundo cabello color cobre, que no se había molestado en cortar, su chaqueta negra preferida, y para mi mayor incomodidad una camisa que yo le había regalado. Esto no podía ser posible. La impresión me paralizó, dándole el tiempo necesario para posar su mirada en mí, y pronunciar mi nombre en cuyos labios me perdí un sinfín de veces.
-.Debemos hablar.- anunció, con una mirada tierna. Una mirada en la que solía confiar.
-.No tengo nada que hablar contigo de esta forma.- exclamé, buscando valentía.- ¿En serio, debías usar a Miles para citarte conmigo?
-.No contestas mis mensajes Chris, ni mis llamadas.
-.Para tu información, nadie en su sano juicio habla de asuntos triviales a las 11 de la noche con su ex.
Saliendo de mi estupor, procedí a darle la espalda con la intención de devolverme al instituto, pero un par de pasos después John aferraba mi brazo fuertemente.
-.No quiero escucharte.- respondí, apretando mis dientes-. No así.
Su presión en mi brazo quemaba, lanzando una desagradable corriente por mi columna, recordándome lo mucho que aún lo quería.
-.Te extraño.- soltó firmemente.- Te sigo amando Chris.
-.No pensabas eso al besarla a mis espaldas.
Solté mi brazo bruscamente, y a pesar de que no quería hacerlo, empecé a correr para alejarme de todo el desasosiego que me embargaba en ese momento. A lo lejos pude distinguir como con un semblante pálido, Rick apretaba fuertemente su mandíbula mientras se acercaba a mí con paso decidido.
-.No le hagas nada, deja que se vaya.
-.Christina, te está lastimando.
-.Deja que se vaya. Me enferma que esté aquí.
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Christina entre Blogs y Teclas
Fiksi RemajaChristina es una chica de 17 años que tras la ruptura con su novio John, empieza un reencuentro consigo misma en búsqueda de la fortaleza necesaria para superarlo. Una tarde con su mejor amigo, descubre que muchas de sus innovadoras opiniones quedan...