El trayecto fue bastante silencioso, y lo apreciaba. Max fue considerado en darme el aventón a casa dado mi estado actual. Un par de veces le pedí disculpas por el hecho de que él haya faltado también al club de ciencias, pero solo me mostraba su encantadora sonrisa diciéndome que no me preocupara. Tras dar un par de direcciones, llegamos a casa.
-.Gracias Max.- empecé desabrochando el cinturón de seguridad-. No era necesario que me acompañaras.
-.No podía dejarte ir así.- su mirada fija me intimidaba un poco.- Tu estado de ánimo es un poco preocupante.
Lo más inquietante de la situación, era que Max se había enterado de la peor forma lo que yo tanto había intentado ocultarle, pero como todo el caballero que era no había mencionado nada al respecto para no incomodarme. Suspiré derrotada, realmente este chico era todo un caballero y yo era incapaz de sentir algo por él. Estaba tan jodida.
-. No llevo años conociéndote pero se la razón por la cual te estas atormentando.- su mirada se desvía al frente, sus manos se mantienen en el volante.- No tienes que explicarme nada.
-.De hecho no tengo porque hacerlo.-respondí mientras colocaba nerviosamente algunos mechones sueltos detrás de mi oreja.- Pero siento que te debo una.
Aclarando un poco mi garganta inicié mi temida confesión.
<<Hace unos 4 meses terminé con John, un chico al que consideraba como un muy buen amigo. Yo realmente quería intentar mantener mi amistad con él, porque no tengo muchos amigos como has notado, y para mí él era importante. Pero lo único que he tenido de él estos meses es una cantidad absurda de mensajes de texto diciendo cosas que no debería teniendo novia. Su actual pareja era mi amiga también y por mucho que deteste la idea de que me engañaron, no tengo ganas de hacerle lo mismo a ella.>>
En ese momento mi celular empezó a vibrar, y de muy mal genio lo saqué del bolsillo delantero de mi bolso negro para encontrar otro mensaje de John.
"¿Llegaste bien a casa cariño? Le debes una disculpa a Miles"
Realmente me preguntaba en estos momentos como pude considerarlo alguien de confianza. Sacudiendo mi cabeza me iba a dejar llevar por un arranque de locura al abrir la puerta del auto para lanzar el teléfono a la calle cuando la mano de Max me detuvo arrebatándome el celular.
Sin molestarse en leer el mensaje rápidamente oprimió un par de teclas y me devolvió el aparato pasando sobre mí para cerrar de nuevo la puerta. Al ver mi bandeja de entrada, estaba vacía.
-.No te preocupes.- dijo mientras volvía a su posición original en el asiento del conductor.- Mi hermana lanzó su celular a la calle en un arrebato de rabia. Reconocí los síntomas en ti.
<<Ya que somos sinceros, la razón por la que Matthew estuvo a punto de golpearme ese día en el instituto era por mi hermana, Leah.
Nos mudamos hace dos años a Seattle por una generosa oferta de trabajo que recibió mi padre. Ella está matriculada en Ballard debido a que actualmente está viviendo en casa de mi Madre. Suelo buscarla al instituto para pasar más tiempo con ella. Al llegar aquí me hice amigo de Matthew a las afueras del instituto ya que se puede decir que somos vecinos. Leah y él comenzaron una buena amistad y entablaron una corta relación que terminó debido a que lo encontré besuqueándose con otra chica, una de varias según me enteré después. >>
Mi cara debía ser un poema, porque escuché una pequeña risa proveniente de él. Quién lo diría, Matthew Adams, al cual yo consideraba un nerd autoproclamado tenía más vida social que yo.
-.Siento como que nos estamos conociendo.- su mirada se desvió al frente permitiéndome una agradable vista de Max. Se veía encantador con esa camisa blanca.
-. De hecho si, nos estamos conociendo.
Tras un breve silencio, volví a agradecerle el traerme a casa, y con una agradable despedida salí finalmente del auto para verlo partir. Suspirando comencé mi camino a casa sin despegar la vista de la grama que se encontraba en el jardín. Hacía una nota mental sobre podarlo cuando un carraspeo de garganta me obligó a alzar la vista.
-. ¿Sabes que tu reputación va a caer si sales con un nerd?
Rick se encontraba muy cómodo balanceándose en el columpio blanco del porche de la casa. No pude evitar notar como su mano derecha se encontraba vendada. Definitivamente no me hizo caso.
-. ¿Reputación? Para eso debería tener una.- respondí mientras divertida me senté a su lado. Él no dudó en rodear su brazo por mi hombro atrayéndome hacia sí mismo. Tras un par de segundos, mientras su mano acariciaba mi cabello, sentí mi falsa tranquilidad quebrarse, y como hice incontable veces cuando niña, lloré amargamente sobre su pecho.
- ¿Algún día saldré de esta pesadilla? Quiero seguir mi propio camino Rick.- pregunté derrotada.- Cada vez que intento superar esta mierda, él aparece empañando todo. No quiero que me afecte más, quiero que me deje vivir en paz porque ya es bastante difícil con sus mensajes de texto como para que ahora decida atormentarme personalmente.
-. ¿Mensajes? – inquirió, levanté mi mirada encontrando a un Rick sorprendido.
Le conté a Rick todo lo que había pasado estos últimos cuatro meses hasta ahora desde las mensajes hasta las llamadas incluyendo mi reciente pelea con Miles, la cual lo hizo alagar lo que él llamó una "bonita cachetada". Al finalizar me sentí totalmente liberada mientras nos encontrábamos balanceándonos a nuestro propio ritmo en el columpio.
-¿Te mandó algún mensaje hoy?- preguntó mientras acariciaba su mano vendada.
-Sí, lo hizo.-respondí.- Pero Max borró la bandeja de entrada.
-.Pues de ahora en adelante te recomiendo que apagues ese maldito teléfono todas las noches.-dice con su ceño ligeramente fruncido.- Así por lo menos tienes noches más tranquilas donde puedas dormir mejor. Tus ojeras no dejan de crecer Chris.
Asentí, realmente me haría bien escapar por las noches de todo este desastre. Además no es como si tuviera mucha vida social que necesitara del celular.
-. Cambiando de tema.-inquirí preocupada.- No me hiciste caso, lo golpeaste.
-.Lo suficiente para que no vuelva a mostrar su rostro de esa manera tan cobarde.- sonrió burlonamente.- Ahora porque no eres una mejor amiga dándome un poco de hielo para la mano.
Solté un bufido, mientras entramos a casa donde le di aspirinas y una bolsa con hielo.
-¿Ya pensaste en el nombre del Blog?- Preguntó mientras se sentaba en el sofá buscando el control remoto para encender la televisión.
-.Estaba pensando llamarlo "Opiniones entre teclas", ¿Qué te parece?
Volteó su rostro con genuina incredulidad. No pude evitar sonrojarme un poco porque esa era su cara de indignación.
-.Oh Chris, ¿Es en serio?- volvió su mirada a la televisión.- Ese nombre es terrible, por razones como esa me necesitas en tu vida. Aunque ese entre teclas llama la atención.
Buscando unas papitas grandes en la alacena de la cocina no pude evitar rodar mis ojos, particularmente creía que ese podía ser un buen nombre. Abrí la bolsa y con una soda grande que había en el refrigerador y dos vasos me dirigí a la sala para sentarme a su lado en el sofá. Rick no dudó en servirse soda y atacar mis papitas de queso, sus favoritas.
-.Creo que ya encontré el nombre correcto.- salta de repente asustándome un poco.- Christina entre teclas.
Repito el nombre mentalmente, me gusta, me gusta mucho ese nombre.
-.Oh Cariño, ganaremos tanto dinero con este blog.
-.Ganaré.- respondo socarronamente ganándome un empujón amistoso de parte de Rick.
-.Tan pretenciosa como siempre.-dice entre risas.- Ya veremos.
Definitivamente, las personas necesitan más amigos como Rick en este mundo.
ESTÁS LEYENDO
Christina entre Blogs y Teclas
Teen FictionChristina es una chica de 17 años que tras la ruptura con su novio John, empieza un reencuentro consigo misma en búsqueda de la fortaleza necesaria para superarlo. Una tarde con su mejor amigo, descubre que muchas de sus innovadoras opiniones quedan...