Capítulo 2

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Legolas se despertó muy tarde al día siguiente, casi a mediodía, así que se perdió el desayuno. Se estiró lánguidamente y miró a su alrededor, para encontrarse con una bandeja de comida en la mesa de noche. Tenía un cuenco de sopa de champiñones, varias rodajas de pan y una jarra de zumo de naranja. El estómago le gruñó al instante y Legolas sonrió. Sabía perfectamente quién le había preparado la comida. Gracias, Nara.

Media hora después, Legolas entró en la habitación de Elrohir. Su amigo estaba despierto y sentado, compartiendo algunos chistes con su gemelo.

"'¡Legolas! ¡Por fin! –exclamó, ya sin el color pálido del día anterior. Se estaba recuperando deprisa-. ¿Te quedaste dormido? ¿Qué hiciste con Nara anoche, hmmm?"

Elladan le dio una palmada en la nuca mientras Legolas se sentaba a los pies de la cama.

"Qué amable, simplón. ¡Lo que haga con su novia no te interesa!" –lo amonestó Elladan. Legolas se rio.

"¡Solo era una simple pregunta!" –respondió Elrohir, taladrando con la mirada a su gemelo.

"¿Cómo te sientes, Elrohir? Pareces estar mejor que ayer" –preguntó Legolas.

"La verdad es que me siento mucho mejor, ¡pero padre me obligó a beberme el peor té que haya probado nunca! Tuve suerte de que la flecha no estuviera envenenada. ¡Qué orcos tan imprudentes!"

"Sí. Pero seguro que tendrán más cuidado la próxima vez. ¡Se asegurarán de que todas sus flechas estén bien envenenadas la próxima vez que te disparen!" –dijo Elladan.

Eso hizo que todos se rieran, pero de repente Elrohir se llevó una mano al pecho con una mueca de dolor.

"¡Oh, por favor, no me hagas reír! ¡Duele!"

"¡Y te lo tienes bien merecido! –gritó Elladan, acercándose para mirarle el vendaje de cerca-. No se te ocurra volver a interponerte entre una flecha y yo, ¿me oyes?"

"Bla, bla, bla. ¿Eso es todo lo que me vas a hacer?"

Legolas observaba a los dos hermanos, sintiendo nostalgia al ver su relación cercana. Yo solía ser así con Kel, pero ahora se ha ido. Tras sacudirse la melancolía, preguntó:

"¿Dónde está Estel?"

Los hermanos lo miraron a la vez con la misma expresión.

"Creo que está hablando con padre" –respondió Elladan.

Legolas se tensó inconscientemente.

"Tu padre no sabe lo de él y Arwen, ¿verdad?"

"No hasta anoche."

"Yo tampoco lo sabía. ¿Arwen y Estel? Nunca se me ocurrió que algo así pudiera ocurrir."

"Bueno, siempre creíste que había algo entre ella y tu hermano."

"Sí. ¿Cómo se tomó lo de Kel?"

"Se mantuvo en calma y no mostró ninguna reacción. Bueno, ella siempre es así, pero la oí llorar por la noche en su habitación, después de contarle lo de tu hermano" –dijo Elladan.

Tras una hora con los gemelos, Legolas decidió tomar un poco de aire fresco. Acababa de salir al jardín cuando Aragorn pasó a su lado, furioso.

"¿Estel? –Legolas lo sujetó por el brazo-. ¿Qué ocurre?"

"De todo. Déjame, Legolas" –Aragorn se soltó y siguió andando.

El príncipe lo siguió inmediatamente.

"¿A dónde vas?"

"A los establos. ¿A dónde más puedo ir?"

Entonces Legolas se dio cuenta de que llevaba la espada en el cinto y unas alforjas en la mano.

"¿Por qué?"

"¿Por qué me haces tantas preguntas? Aléjate de mí."

"No hasta que me digas qué ocurre. Fuiste a hablar con Elrond, ¿verdad? ¿Sobre Arwen?"

"¿Si ya lo sabes para qué me preguntas?"

"Solo dime qué ha pasado. ¿Qué ha dicho?"

Aragorn suspiró. Se detuvo delante del compartimento de su caballo, cerró los ojos y se apoyó contra la puerta de madera.

"Me dijo que Arwen está fuera del alcance de un simple hombre. Y que si tuviera que casarse, no sería con nada menos que el rey que restauró Gondor –abrió los ojos y lo miró-. ¡Piensa que no soy lo bastante bueno para su hija!"

"No es eso, Estel."

"¡Pero eso es lo que siento! –Aragorn se enderezó y abrió la puerta-. Me voy."

"¿A dónde?"

"¡A probarle que me merezco a su hija!"

"¡No puedes irte ahora!"

"¿Y eso por qué?"

"¡Los orcos siguen por ahí!"

"Bien. Una razón más para matarlos a todos y mostrarle a Elrond lo que valgo."

Legolas lo observaba, aturdido, mientras preparaba su caballo. El hombre ignoró las súplicas del elfo para que entrara en razón. Se montó en el animal y salió al galope, dejando atrás a Legolas que lo llamaba desesperadamente.

"¡Estel! ¡Aragorn! –el príncipe sacudió la cabeza-. ¡Humano cabezota!"

Corrió hasta la habitación de invitados para recoger sus pertenencias sin perder más tiempo. Tras colgarse la aljaba de flechas a la espalda, cogió las cuchillas gemelas que le había dejado Keldarion y su arco y salió corriendo por la puerta.

Antes de irse, sin embargo, pasó por la habitación de Elrohir y vio que los gemelos estaban dormidos. Elladan estaba tendido al lado de su hermano sobre las sábanas, con una mano apoyada sobre el pecho de Elrohir para controlar su respiración.

Legolas no tuvo corazón para despertarlos, así que bajó por las escaleras y fue en busca de Narasene. La encontró en el salón, bordando, pero la hizo sobresaltarse cuando vio su expresión.

"¿Qué ocurre, mi señor?"

"Es Estel. Tuvo una charla con el señor Elrond y no fue muy bien. El humano se ha vuelto loco, así que voy tras él."

El bonito rostro de Narasene palideció.

"Por favor, ten cuidado. No sé por qué... pero tengo el presentimiento de que va a ocurrir algo horrible."

Legolas le acarició la mejilla.

"Todo estará bien, mi dulce señora. Traeré a casa al estúpido humano y podrás enfadarte con nosotros después."

Le besó la nariz, luego los labios y se fue.

¿Solo yo huelo a problemas? XD

Aguas TurbulentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora