Capítulo 6

2.4K 179 41
                                    

Aragorn se despertó en medio del caos. Con la vista borrosa, vio a los orcos gritando a su alrededor y balanceando sus espadas con frenesí. Estaban luchando con... ¿elfos? ¿Qué demonios...?

"¡¡Estel!!" –acababa de gritar una voz conocida junto a su oído.

"¿Q... qué? –graznó-. ¿Elrohir?"

"Yo mismo –Elrohir lo desencadenó rápidamente mientras Elladan lo sostenía-. Aquí estamos, hermanito."

"¿C... cómo habéis... llegado?" –preguntó Aragorn débilmente mientras lo envolvían en una capa.

"Hawkeye –dijo Elrond escuetamente mientras observaba a su hijo humano, preocupado. Aragorn parecía mareado y confundido, así que cuando el hombre abrió la boca para hablar, Elrond lo interrumpió-. No hables. Guarda tus fuerzas."

Aragorn sacudió la cabeza.

"Legolas. Habitación trasera" –levantó el brazo débilmente y señaló hacia allí.

Elrond miró hacia allí, y con Haldir y sus hijos a la zaga, se acercó y se detuvo en la entrada. Elrond abrió la delgada puerta de madera. Le llevó un momento adaptarse a la oscuridad, pero cuando lo hizo, se puso pálido como una sábana al ver el cuerpo tembloroso atado y amordazado en una esquina. Se dio la vuelta e impidió que los demás entraran.

"¡Atrás!"

Los gemelos se sorprendieron y empezaron a hacer preguntas.

"¿Qué? ¿Por qué, padre?"

"¿Está Legolas ahí?"

"¡Hacedme caso! ¡Atrás! –Elrond se giró hacia Haldir-. ¡Haldir, vigila la puerta! ¡No dejes entrar a nadie!"

El capitán de Lothlorien se puso rígido al notar la urgencia en la voz de Elrond, pero hizo lo que le dijo. Cuando el señor elfo cerró la puerta, Haldir se colocó inmediatamente ante ella con los brazos cruzados sobre el pecho. Los gemelos solo lo observaban boquiabiertos, preocupados y atónitos a la vez. ¿Qué había hecho que su padre actuara de esa manera? Al menos Aragorn acababa de perder la conciencia para no ver la escena.

"¿Legolas?" –lo llamó Elrond con suavidad, arrodillándose al lado del elfo miserable.

Legolas abrió los ojos y lo miró, confuso. Elrond le quitó la mordaza con gentileza, con su corazón paternal roto en pedazos al ver la extensión de sus heridas. Cientos de ellas llenaban su cuerpo, aunque curiosamente su bonito rostro estaba intacto. Pero lo peor de todo era la enorme piscina de sangre que estaba debajo del príncipe y que procedía de un lugar más privado y que había sido ultrajado brutalmente.

Elrond vio el afilado palo de madera al otro lado de la habitación empapado de sangre élfica... y vio todo rojo de rabia. Todo su cuerpo le temblaba de furia. ¡¿Cómo se atrevían a hacerle eso?! ¡¡Qué crueles!!

Legolas miraba a Elrond desde el suelo tristemente, con los ojos brillantes de lágrimas de frustración y agonía. Elrond le soltó las ataduras y tiró de él en un abrazo, balanceándose suavemente como haría con sus hijos.

"Oh, Legolas..."

Para alivio de Elrond, Legolas no lo alejó.

"Es... estaré bien... mi señor... Estoy bien..." –dijo Legolas en voz baja mientras le temblaban los labios por el dolor y el shock.

Elrond no pudo detener las lágrimas, pero tras suspirar para calmarse, contestó:

"Claro que lo estás –tras separarse un poco, añadió-: Vamos a llevarte a casa."

Aguas TurbulentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora