Marissonshipping Week (Serie de One-shots)

No me dejes solo.

Seré sincera, escribir cosas sad no son lo mío, por que salen cortitos.

Y bueno, en serio que no soy de escribir cosas sad :'v y aun no termino el de mañana, raios~

Bueno, no se que wea poner acá, así que ya saben, las notas abajo. 

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Había llegado el día, todos esperaban a la novia. En especial él.

Desde que era una niña la había visto crecer, desarrollarse como persona, jugar, correr, comer, reír, o lo que más le encantaba a él: sonreír.

El el día de su boda, todos esperaban a la novia con ansias, viendo a la puerta esperando a por ella. Aquella chica que su sonrisa provocaba sonrojos más fuertes que un atardecer en perfectas condiciones.

Y el momento llegó: la pequeña que vio crecer entro con un bello vestido blanco, con una sonrisa mas bella que pleno atardecer. Viendo al frente donde ya no sería una niña.

Alain lo había comprendido desde hace tiempo, ella dejo de ser una niña hace mucho. Era toda una mujer. Una muy bella mujer.

Una mujer...

Que chico mas afortunado era él que se casaba con ella.

La boda estaba completa, él (como padrino) tenía que comerse todas las ganas de golpear al chico en frente y gritar a todos que esto era un error.

Esto le pasaba por creer que la tendría a su lado todo el tiempo.

Era una niña, sabía que crecería.

Pero nunca pensó que sería lejos de él.

Que idiota fue.

Cuando menos se dio cuenta, ya había pasado el "puede besar a la novia", y todos aplaudían a la feliz pareja. El profesor Sycamore aplaudía con una sonrisa gigante en su rostro, Malva también fue invitada a esta celebración por cuidar de ella, los demás asistentes también hacían su acto de presencia, Steven aplaudía orgulloso de haber conocido a tan valiente mujer, y hasta Charizard estaba aplaudiendo como podía, con una gran sonrisa.

¿por qué era el único que no podía mostrar una sonrisa sincera ante esta situación?

La boda terminó, y él era el único en aquella iglesia, recordando lo último que vio de la chica al momento de partir de su lado.

Una sonrisa mas bella que pleno atardecer.

Una lagrima calló.

Siguió otra.

Y otra más.

Estas no se detenían.

Empezó a gritar con todo lo que podía.

Gritó, y gritó. Pero nadie lo escuchó.

.

.

.

Hasta que despertó de golpe.

¿acaso eso fue una pesadilla?

Despertó sumamente agitado, sudando, y las lagrimas aun caían de sus ojos. Tocó su cuerpo, y efectivamente, estaba sudado, y su respiración iba tan rápida que casi ni podía respirar.

Miro a la ventana, se notaba que era un poco tarde.

Suponiendo que es tarde si son las diez de la mañana.

Tuvo suerte de que solo fuera una pesadilla.

O eso esperaba.

Se alistó para ir en ayuda del profesor, pues este estaba a punto de ir a un encuentro con otros para ver que paso en Alola, y si podían ayudar. Además de algunos otros motivos que le convenían*.