7.

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Una vez Pain hubo salido de tu celda t pusiste a pensar en lo que te habia dicho. ¿Era cierto que Obito habia desobedecido ordenes solo para verte? Por una parte te alegraste, pero por otra parte empezaste a sentir mucho miedo. No sabias lo que te podia pasar, si volverias a ver a Obito o si algun dia podrias salir de alli.

La puerta de la celda volvió a abrirse, dejando pasar al chico pelirrojo que resultó ser el lider de ese pintoresco grupo de... ¿como te dijo Obito? ¿Ninjas? Que mas dará eso en estos momentos. El chico se acercó a ti con una bandeja llena de comida y te sonrió. Te sentaste todo lo alejada que pudiste ya que se sentó en el borde de la cama dejando la bandeja de comida encima de a cama casi a tus pies.

-Creo que empezamos con muy mal pie. Soy Akasuna no Sasori, pero puedes llamarme solo Sasori

Te quedaste en silencio mirandole. Habia algo en el que no te inspiraba mucha confianza, pero su apariencia de niño angelical que no habia roto nunca un plato era lo que te hacia tenerle algo de confianza, pero muy poca.

-Veo que Pain ha curado tus heridas.

-Si...

-Pero no tengas miedo (T/N), no soy el más peligroso de los tres, ni mucho menos de Akatsuki.

Eso te hizo temblar un poco de miedo. No sabias exactamente que hacer, tal vez a Sasori podrias sacarle un poco más de información.

-Esto... Sasori

-Dime preciosa

-¿Por que me encerrasteis?

-Bien, eso es una pregunta muy larga de responder. Digamos que el capitan de nuestra unidad rompió las normas de no volver a tener contacto directo con gente ajena a la organización y por eso le estamos haciendo pagar.

-¿Y teniais que secuestrarme?

-Era eso o matarte, ¿que prefieres?

Todo el color abandonó tu piel. Eso habia sido un golpe muy pero que muy inesperado ya que no te lo esperabas.

-¿Cuando podré salir de aqui?

-Pues podrás salir cuando Obito se canse de buscarte.

Si ya estabas te pusiste aun mas ahora, sabias que ahora que Obito y tu os habíais vuelto a encontrar, no pararía de buscarte, por lo que morirías allí encerrada. Empezaste a llorar.

-Pero no llores, nosotros vendremos a verte todos los días para cuidarte, no creas que te dejaremos abandonada.

El chico fue a acariciar tu mejilla pero apartaste su mano de un golpe. Habías hecho muy mal, lo sabias pero que ese hombre te tocase era lo que menos querías. Como presentiste, tus actos tuvieron un castigo. El chico te abofeteó el rostro haciéndote girar el rostro del dolor. Te tragaste las lagrimas como pudiste.

-Asi que esas tenemos ¿no? Bien te contaré un pequeño secretito de tu tan querido Obito.

Le miraste a los ojos intentando adivinar lo que te diría pero, no esperaste lo que dijo para nada.

-Tu amado Obito, lleva casado más de dos años con una de nuestras mejores ninjas, y además ella está embarazada.

La noticia te cayó como una jarra de agua helada. ¿Era eso verdad? ¿Te había mentido? Era imposible, el Obito que tu conocías jamás haría eso. Pero... ese no era el Obito que tu recordabas. No pudiste evitarlo más y rompiste a llorar. No te diste cuenta, pero el pelirrojo estaba sonriendo.

-No puedo creerlo... el...

-No llores preciosa, te tenia engañada. Es algo normal cuando estas enamorada, no ves mas allá de tus narices.

Era un golpe muy fuerte el que acababas de sufrir y el decía que no llorases. ¿Es que no tenia sentimientos?

-Entonces... ¿por que estaría buscándome?

El chico se quedó en silencio. Le habías dejado sin recursos.

-Para que no descubras que te ha estado utilizando.

El chico rubio que había estado en tu habitación apareció para salvarle el culo a Sasori.

-Deidara, tienes toda la razón.

Agachaste la cabeza más triste aun. Sasori se levantó y fue a la salida. Se quedó halando un poco con su compañero. Te quedaste mirando la comida que te había traido el pelirrojo sin muchas ganas. Lo que menos te apetecia en ese momento era comer. Dejaste la bandeja en el suelo y te tumbaste en esa cama entre sollozos. La puerta se cerró. Creias que estabas sola hasta que notaste que un peso extra hundia la cama. Al girarte un poco pudiste ver como Deidara te había acorralado en la cama.

-¿Que haces? Dejame

-Si vas a llorar déjame que sea yo quien te haga llorar

El miedo se apoderó totalmente de tu cuerpo. Deidara empezó a besarte y a lamerte el cuello mientras que intentabas revolverte. Tus movimientos eran nulos ya que te tenia muy bien sujeta. Rompió la camiseta de tu pijama y gritaste. Estabas aterrorizada. Deidara empezó a acariciar tu cuerpo sonriendo de forma sadica. De repente empezaste a sentir húmedas las zonas por donde sus manos pasaban. ¿Pero que narices? Te mostró una de sus manos y volviste a gritar. En la palma de su mano había una boca que te sonreía y se relamia los labios. Te removiste todo lo que pudiste pero el único resultado que obtuviste fue que los pantalones de tu pijama se fueran bajando.

-Vaya, vaya. Asi me gusta, que cooperes

-No déjame, yo no quiero esto...

-Pues lo siento preciosa, porque va a pasar y te va a gusta muchísimo, tanto que querrás más.

Volviste a gritar con la esperanza de que alguien entrase y te salvase pero al pasar el tiempo y ver que nadie venir empezaste a perder todo la esperanza. En tu cabeza se formó la imagen de que Obito aparecia de la nada y te salvaba, que era mentira eso de que estaba casado y que jamas te había engañado.

Empezó a escucharse mucho ruido en el pasillo. Quisiste gritar pero por alguna razón desconocida la voz no salía. Estabas totalmente muda. El rubio empezó a reírse y continuó bajando sus asquerosas manos hasta tu abdomen.

La puerta de la habitación se rompió asustándoos a los dos. Un hombre con una mascara entró en la habitación y fue contra el rubio. Intentaste moverte para taparte pero estabas tan asustada que eras incapaz. En ese momento de pánico, tu voz volvió pudiendo gritar por fin. De entre todas las cosas que pudiste gritar, elgiste la peor.

-¡OBITO!

El chico de la mascara te miró y Deidara aprovechó para atacarle. La mascara del chico cayó al suelo mostrando su rostro. Sin darte cuenta habias condenado a ese chico y al amor de tu vida a la muerte ya que Deidara aprovechó para clavarle una especie de puñal en el costado.

-No pude ser... ¡Obito!

CONTINUARA...



Viviendo Con Un NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora