3.

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Itachi cerró la puerta dejándote sola en aquella habitación en la que de pequeña habías pasado tantos momentos felices. Momentos por los que lucharías por revivir aunque te cueste la vida. Poco a poco, uno de esos recuerdos te vino en sueños. El recuerdo más querido para ti y el cual siempre soñabas porque se repitiese.

Te encontrabas en esa misma habitación solo que con unos años menos. Estabas tumbada en esa misma cama levantándote por la mañana. Bajaste y te encontraste a Mikoto (la madre de Sasuke e Itachi) preparando el desayuno para todos. Te dio los buenos días respondiéndote con una sonrisa y te sentaste en tu silla a esperar al resto. Sentados ya en la mesa estaban Fugaku (padre de Sasuke e Itachi) y Madara (abuelo de los tres chicos). Les distes los buenos días sonriendo y estos respondieron con un simple buenos días. Al poco de sentarte escuchaste a dos voces discutiendo. Sabías perfectamente quiénes eran. Sasuke e Itachi en una de sus discusiones matutinas. Detrás de ellos, bajaba Obito con cara de sueño. Te acomodaste mejor en tu silla al verle y él te sonrío haciéndote sonrojar.

Desayunasteis en silencio hasta que terminásteis. Cuando esto sucedió, los cuatro salisteis corriendo al jardín donde se encontraba la casa del árbol de Itachi. Eras poco ágil por lo que solías quedarte la última para subir y añadiendo tu miedo a las alturas te hacía mucho más difícil el subir hasta ahí arriba. Pero siempre tenías a tu ángel de la guarda que te ayudaba a subir los últimos escalones. Obito. Cogió tu mano y tiró de ti facilitándote el subir a la casa del árbol. Las primeras veces te costó mucho subir ya que, te tensabas y no podías mover ni un solo músculo. Pero con el tiempo, dejaste de tensarte y por lo tanto, te resultaba mucho más fácil subir con la ayuda de Obito, hasta el punto de que más de una vez cerrabas los ojos de la confianza ciega que tenías puesta en el.

Una vez arriba, te sentaste en el puff rosa que había alrededor de una mesa. Aparte de ese puff había otros tres más. Uno rojo en el que se sentaba Sasuke, uno azul donde se sentaba Itachi y uno negro donde se sentaba Obito. Cada uno estaba colocado en un lado de la mesa, pero Obito siempre lo movía para estar más cerca de ti, cosa que con el tiempo te ponía más nerviosa debido lo que ibas sintiendo por él. Itachi, que se sentaba frente a ti, os miraba siempre con una sonrisa tierna, mientras que Sasuke, conforme pasaba el tiempo, pasó de hacer lo que Obito hacía a mostrarse totalmente indiferente.

Los chicos, como solían hacer, te preguntaba lo que había estado haciendo durante el curso. Esta vez no estabas siendo totalmente sincera con ellos, ya que había habido algunos problemas en tu clase, lo que provocó que tuvieses unos encuentros bastante negativos con tus compañeros de clase. Tanto Itachi cómo Sasuke se creyeron a medias lo que les estabas contando pero ese no fue el caso de Obito que te pregunto lo que realmente había pasado. Casi entre lágrimas acabastes contándoles lo que había pasado. Obito fue el primero en abrazarte y susurrarte al oído que no pasaba nada, que todavía acabado, que ahora estabas con ellos y que ellos te iban a proteger.

Una vez te habías recuperado, Itachi sacó una botella vacía de a saber dónde y propuso jugar al verdad o atrevimiento. Miraste a los tres chicos que estaban decididos a jugar, pero tu temías las preguntas y retos que te pudiesen hacer. Sentiste la mano de Obito en tu pierna intentando infundirle confianza. Asentiste y empezó el juego.

Unas cuantas rondas no te toco ninguna vez de la botella por lo tanto pudiste estar callada y relajada por un buen rato. Pero en una de esas rondas en las que creías que estaba segura, sucedió algo que jamás creíste que pasaría. La botella que yo mirando hacia Obito e Itachi le retó a besarte. En un primer momento, pensaste en que no lo iba a hacer, aunque lo deseas es con toda tu alma, pero cuando viste que Obito se acercaba a ti solo pudiste cerrar los ojos asustada de lo que iba a pasar. Creíste que el beso iría a la frente o en la mejilla, pero cuando se viste los húmedos labios de Obito sobre los tuyos te quedaste de piedra. No respondiste de ver a la impresión pero llegó un momento en el que dejaste de sentir y oír lo que pasaba a tu alrededor.

Abriste los ojos y te encontraste de nuevo en tu habitación. Todo había sido un sueño. Un viejo recuerdo traído de nuevo al presente. Te levantaste de la cama y tras coger las gafas de Obito te fuistes a la que había sido su habitación. Con mucho cuidado de que no te descubriera te metiste en su habitación. Te escurriste entre las sábanas de la cama y abrazando las gafas del que había sido y seguía siendo tú único amor volviste a los brazos de Morfeo.

Una sombra tapó un momento tu rostro pero no te habías dado cuenta ya que estabas dormida. Esa sombra descendido de la ventana teniendo cuidado de no despertarte. Con sumo cuidado y delicadeza acaricio tus cabellos (C/p) y besó tu frente. Se quedó durante unos minutos pudiendo apreciar lo bella que eras.

-Mi querida (T/n), no has cambiado casi nada en estos años. Es una pena que nos encontremos en estas circunstancias pero te prometo qué te seguiré protegiendo entre las sombras.

La sombra te dio un beso en los labios antes de marcharse por donde había aparecido y sin que tú te dieras cuenta en ningún momento.

CONTINUARÁ

Viviendo Con Un NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora