El Espantapájaros

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Después de la noche anterior, Hyo recibió un mensaje de la quinta Hokage, aunque hubo de reconocer que eso la inquieto, solo la requería para iniciar oficialmente sus misiones, lastimosamente rango D o C, "no más" había dicho Tsunade, pues su protector Kakashi Hatake aún se encontraba frágil en su estado de salud y no quería arriesgar otro shinobi más, mucho menos a ella.

Ahora volvía de ayudar a un campesino en sus siembras de temporada y sus ropas se encontraban sucias, cuando dio vuelta en la calle siguiente miro un reloj enmarcado al fondo de la tienda que señalaba una hora temprana, faltaban 28 minutos para las 11. Todavía tenía tiempo, entonces se dirigió al campo de entrenamiento perdiéndose entre la maleza, llevándose su pulgar a la boca, logro cortarlo al deslizarlo entre sus dientes frontales para después pellizcarlo y para pronto una gota de sangre se derramo indecisa pero ya su mano se encontraba contra el suelo y con la otra una ejecución de señales le complemento.

Una invocación de una fiera oscura grandiosa, de ojos verduzcos y agríos apareció justo frente a ella observándole paciente, Hyo se inclinó y de su porta shuriken saco un pliego que acomodo en el hocico del animal, quien en una reverencia salto hacia un tronco encauzándose a algún lugar.

Misión cumplida.

En el momento la kunoichi volvió a tomar rumbo al centro de la aldea para comprar los ingredientes de la comida que le pidió Kakashi con tanta pena. Caballa, limón, sal, laurel, berenjena, vinagre, jitomate, lechuga parecía su mantra o palabras escupidas al azar que una chiflada diría, cuando en silencio negaba a palpar las verduras tiernas o magulladas. Después de un incontable tiempo había terminado su lista, ahora debía cocinarla, entonces se topó con su problema: Jamás había cocinado caballa y le preocupaba que su desazón le matara o algo peor, le indigestione y viviera para restregárselo. Patrañas.

Hyo ya se encontraba frente a la puerta del cuarto, toc-toc-toc había tocado la enfermera que le custodiaba para avisar que entraría y alguien con ella.

—Kakashi Hatake tiene visita – le oyó decir alegremente Hyo, quien entro pasando la figura de la mujer que le miraba quisquillosa.

Un clic se escuchó y la puerta estaba cerrada.

― Hola

― Hola – Kakashi cerró el libro de tapas azules.

― Traje lo que me pediste – hizo ademan de zangolotear su mochila aproximándose a la camilla en donde se encontraba sentado el shinobi, quien se movió un poco para que Hyo se sentara hundiéndose otro poco en el peso de la kunoichi. Acomodada saco dos platos y unos palillos, tendiéndole al peliplata uno para que lo tomara.

― Hice mi mejor intento, si lo comes es bajo tu responsabilidad.

― Hmm... -Kakashi enfoco su atención en el plato un instante y lo abrió – peores cosas me han sucedido ― sus ojos se curvaron en una sonrisa.

Hyo dio un bocado primero, para asegurarse del sabor antes de que Kakashi lo hiciera y se sintió en calma por un momento, hasta que quisquillosa miro a aquel con los ojos bien puestos sobre su máscara. Éste sin inmutarse se llevó los palillos frente suyo y con su mano izquierda aparto su máscara apenas bajándola unos escasos milímetros para dar el bocado. Una decepción recorrió el cuerpo de Hyo.

― Kakashi

Él la miro.

― ¿Qué sucedió en tu misión?

― ¿Eh? ¿por qué quieres saber eso? Es clasificación S

― Eso lo sé, Tsunade-sama me lo dijo

La Redención del Último Cuervo  [Kakashi Hatake] IEditandoIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora