Those Green Eyes

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Those Green Eyes (Introducción)

Caminaba por la acera de la calle, mi hermana Isis a mi lado. Ella llevaba unas bolsas llenas de comida del supermercado que mi madre nos había mandado a comprar hace tres horas. Debo de admitir que se nos había hecho tarde ya que yo le dije a mi hermana que pasáramos a tomar unas malteadas en un restaurante que quedaba algo lejos del supermercado, y ella sin pensarlo dos veces (ya que yo pagaría) aceptó la invitación. En esos momentos ya eran las seis de la tarde y estaba algo oscuro.

Recuerdo que en ese entonces Isis tenía quince años y se preparaba para su cumpleaños que se celebraría en mes y medio; yo era un año mayor que ella. Cualquiera que nos viese en la calle no adivinaría que teníamos algún vínculo, pues éramos bastante distintas, en todos los aspectos, tanto físicos, como psicológicos. Ella era la paciente, simpática y la "bonita" de nosotras dos; también era un poco más alta que yo, y era una chica rubia, delgada y ojos azules, el retrato humano de una Barbie.

Yo por otro lado, era la muñeca cabbage patch kids. Mis cabellos eran negros como la oscuridad y mi piel morena. Era pequeña, no diré mi medida exacta, pero podrían darse una idea de ella si miraran a Leonel Messi en sus tiempos de juventud, ya saben, en esos días en los que no tomaba hormonas. No era delgada, pero tampoco tenía sobre peso...bueno tal vez un poco, pero si no me mirabas atentamente, podrías pasarme como una chica de peso normal. En fin. La única cosa que compartía con mi hermana, era el color de los ojos. Las dos de nosotras teníamos los ojos azules, como los de mi padre, pero si por mi fuese, el color de ojos de mi madre (un miel claro) hubiese ocupando mis pupilas.

Isis y yo salimos del centro, y sin inmutarnos ni un poco, nos echamos a reír como psicópatas. Un chico en el restaurante había estado coqueteando con Isis y ella, le mintió y le dijo que tenía novio, logrando que el pobre se fuese con sus amigos rechazado como un perro con la cola entre las patas.

Era estúpido, estoy completamente consiente de eso, pero Isis se reía por todo y su risa era contagiosa. (Otra cosa que no teníamos en común, pues yo de graciosa no tenía nada).

-Oye Alexa-me llamo entre risas. Era la única que me llamaba de esa manera y lo detestaba con todo mí ser. "Alexa" como que si las personas no pudiesen mencionar más letras.

-¿Que paso?-le pregunte mientras trataba de recuperar el aliento que había perdido por la risa y tratando de ignorar el hecho de que había mencionado la palabra "prohibida".

Ella dejo de reír precipitadamente. Su sonrisa se esfumó y fue sustituida por una fina línea, fría como el invierno de diciembre. Suspiró y se levantó la manga de su camisa larga, dejando al descubierto su muñeca. Yo fruncí el ceño y mire con atención lo que me señalaba.

En su muñeca, había un dibujo tatuado. El número "1", para ser más exactos. La mire fijamente a los ojos, esperando a que ella me dijera algo más, pero no lo hizo.

Nos quedamos de esa manera un rato y por mi cabeza no pude evitar que pasaran merodeando preguntas como "¿Cuándo se habrá tatuado?" o "¿Qué tiene de interesante el número uno?". En ese momento sentí miedo, una sensación espantosa se formó en mi piel, y los pelos de mi cabeza se erizaron con una corriente de aire que paso alborotándonos el cabello.

-Él me persigue-me susurro rompiendo el silencio, justo cuando un carro paso bocinando por la calle.

Yo negué con la cabeza pensando en el escándalo que se formaría después de que las palabras salieran de mi boca.

-Isis...este chico no existe. ¿Recuerdas lo que te dijo la doctora Willow? -le pregunte mientras le tapaba la muñeca descubierta con la manga de la blusa.- Es solo tu imaginación. Nadie te persigue.

Those Green Eyes [H.S] // DescontinuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora