The Monster.

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Canción Especial: "The Monster" por Eminem ft. Rihanna.

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The Monster

-¡Alexandria!,¡Baja de una buena vez!-grita mi madre a todo pulmón desde abajo, logrando que mi cabeza explote en dolor.

Rodo mi cuerpo  entre mis mantas mientras mantengo los ojos cerrados y un quejido sale de mis labios.

Abro los ojos poco a poco, y miro el pequeño reloj que marca en color verde brillante los números "6:55".

¡Maldita sea!, ¿A qué hora se hizo tan tarde?

Me levanto rápidamente de la cama, tratando de ignorar el dolor que se produce en mi cuerpo por el repentino cambio de posición. Las sábanas de mi cama están de cierta manera amarradas a mi cintura y pies, así que cuándo comienzo a caminar, mis pies se tropiezan con estás, y caigo de barbilla al suelo.

-Auch-gimo en dolor mientras que rápidamente me levanto del suelo y estúpidamente me quito las sábanas de encima.

Llego al baño, y rápidamente cierro la puerta y le pongo pasador. Me desvisto lo más rápido que mi cuerpo me permite, y sin pensarlo dos veces, entro a la ducha mientras enciendo la regadera y el frio chorro de agua comienza a fluir, cayendo sobre mis espalda y cabeza. Todos los pelos de mi cuerpo literalmente se me erizan, y no logro suprimir un gritillo que sale inmediatamente de mi boca.  Carajo, jamás en todos estos años, había sentido el agua fría tan espantosa.

Demonios, las clases comienzan a las siete y quince, y yo ni siquiera me he cambiado. Como ya saben, normalmente me levanto a las cinco de la mañana a darme un buen baño de agua fría, pero hoy definitivamente no fue el caso. Ayer...¡qué digo "ayer", si salimos de ese lugar como a las tres de la mañana!; como sea, después de pagarle a la mujer del "pub", Greg y yo salimos a buscar una vez más a un taxi; después de un rato, apareció uno, así que no perdimos tiempo y entramos rápidamente en el. Digamos que llegamos a nuestra  casa como a eso de las cuatro y media de la mañana.

¿Ustedes saben que es tan solo dormir menos de dos benditas horas?, es un asco, un dolor espantoso. Definitivamente no se lo deseo ni siquiera a mis enemigos más grandes.

Cuando me término de remojar (si, ni siquiera tengo cerebro para aplicarme acondicionador en el pelo), salgo corriendo con una toalla amarilla amarrada a mi  cabeza y otra alrededor de mis hombros. Bendito sea Dios que nadie está por ahí en el pasillo.

Entro a mi habitación, y por correr, me resbalo cayendo de trasero al suelo. Demonios, ¿Que carajos me pasa hoy con las caídas?

Con algo de dolor me levanto del suelo y me dirijo a mi armario, de donde saco lo primero que se me ponga enfrente...lo cual fue mala idea ya que lo que saqué fue una blusa de piyama manga larga  con la cara de Mickey Mouse, y unos leggins azules.

¿Acaso esta ropa es mía?, Diablos, cuando regrese de la universidad juro que revisaré con más atención mi armario.

-Buenos Días-saludo a mi madre cuando entro por la puerta de la cocina mientras jadeo por aire. Miro de reojo el reloj colgado en la pared de la sala, y este marca las siete en punto. Valla, hice todo en tiempo récord.

-Bueno...días...creo-murmura mi madre extraña mientras me examina de arriba a abajo mi atuendo y sirve un vaso de jugo de naranja.

Como todos los días, yo simplemente me siento en una de las sillas de la mesa, y comienzo a comer el cereal que mi madre ha dejado servido sobre un plato. A mi lado está Greg, con su rostro adormilado literalmente dentro del tazón de su cereal.

Those Green Eyes [H.S] // DescontinuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora