"Los caminos se cruzan, se encuentran, entrelazan y se cortan, algunas veces para beneficio, otras tantas para contrariar."
* * *
Muchas personas en éste basto mundo tienen relaciones confusas en las cuales nunca creyeron siquiera estar involucrados. Pueden llegar a odiar con frenesí, sentir celos desgarradores, un cariño fraternal cálido, desinterés frívolo, y por supuesto: Un amor tan profundo que ni ellos pueden explicarse cómo se originó.
Pues bien, Johan Anderson no era la excepción a la regla, ya que tampoco creyó poder experimentar aquella emoción de amor tan vivaz en ese peculiar sitio que era la Academia del Duelo, pero ante todo: Jamás creyó que se daría junto a un varón.
Cinco años pasaron desde que Johan se graduó con éxito y honores de la grandiosa Academia.
Al ser él de otro continente, nunca más pudo ver a aquellos chicos tan agradables que había conocido en aquel sitio, así como tampoco jamás volvió a ver su amado Deck de Bestias de Cristal.Resignado, gradualmente fue perdiendo el entusiasmo por aquello de los duelos pese a ser uno de los mejores jugadores del mundo por excelencia.
Corporaciones y empresas de gran renombre estaban interesados en tenerlo dentro del campo laboral, pero a Johan ello le era irrelevante. Así, el apuesto hombre había conseguido un empleo decente y monótono que no conseguía llenarlo cómo lo hacían los duelos cuando él era más joven y convivía, reía y gozaba junto con sus amigos.
Tan repetitiva era su vida, que en ningún momento se hubiese imaginado que en un parque cualquiera, en un día cualquiera... Volvería a encontrarlo a él.
¿Y cómo ocurrió?
Te explico:Johan caminaba de regreso de trabajar, aflojandose la ajustada corbata verde que usaba estratégicamente, haciendo juego con sus bellos ojos, y cargando su maletín gris junto a él.
Verdaderamente era un deleite ver a un soltero tan guapo cómo él, vestido de smoking y paseando en un parque semi abandonado repleto de arboles coloridos en esa fresca época de primavera.Recorría ya medio camino, cuando pudo escuchar el grito ahogado de un niño (probablemente no mayor a cinco años) que aparentemente estaba siendo agredido.
Preocupado, fue hasta donde el chillido había provenido, pero lo único que pudo encontrar fue a un lloroso pequeño junto a un adulto castaño.
Por extraño que pareciera, Johan no lo reconoció a primera vista.
Al creer que el hombre castaño lo había hecho llorar, Johan estaba dispuesto a reclamar, pero apenas se acercó, pudo escuchar algo peculiar que le hizo reconocer de inmediato:
-Tranquilo. Eso no es el fantasma de una persona mala-Le sonrió el hombre de cabellera lacia café al pequeño que tenía una pequeña herida en su rodilla y estaba tirado en el pasto-Eso era un espíritu de Duelo.
Sin entender la diferencia, el pequeño se quedó callado.
Fue entonces que Johan hizo su aparición, explicando lo que al castaño le había quedado pendiente decir.-No tienes por qué preocuparte, pequeño -Habló, captando la atención de ambos que estaban a la altura del piso-Él está aquí para hacer que ese espíritu no vuelva a fastidiarte más.
Apenas escuchó esa peculiar voz, Judai levantó la cara con sorpresa.
Se talló los ojos un poco, y al comprobar que era él, no pudo evitar quedar boquiabierto.Johan le sonrió ampliamente a modo de saludo, y unas cuantas lágrimas de alegría en ambos amigos se hizo presente, dejando en segundo plano al pequeño qué, al ver que hacía un mal tercio, decidió agradecer al par de chicos por su ayuda y se retiró del parque ya mucho más feliz que antes.
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Cartas Para Judai [Yu-Gi-Oh! GX] «YAOI»
FanfictionCarta #0: Empecemos desde ahí, afirmando que es la primera vez que me siento tan nervioso, tan extraño, tan... Tan emocionado, oh dulce chico castaño. Perdoname, pero no he podido prestar gran atención a las indicaciones que me has dado para encontr...