Nuestro regreso a casa se resumió en un Ashton aburrido y silencioso. Ninguno de los dos habló durante el trayecto andando y me estaba incómodando del todo.
—El equipo está muy dotado —rompí el silencio y el monótono golpeo de mis converse a piedras del asfalto—. Todos juegan muy bien.
—Lo sé —murmuró mi mejor amigo—, es un ambiente genial.
Una vez más, el silencio se apoderó entre los dos y el sonido de los autos transitar fue lo único que disfrutaron mis oídos. Consideraba en ponerme los audífonos y dejar a éste enamorado caminar de regreso a solas.
Como Sophie Daniels lo haría.
—¿Qué mierda fue lo que ocurrió con Sophie? —su pregunta sonó brusca—. Se supone que entre ella y Theo no existe nada.
—Y es así, Ashton —respondí—, sólo necesita tiempo.
Y dejar de buscar a Theo.
Ashton encogió sus hombros, restando importancia.
—¿Por qué Michael tenía la nariz rota? —soltó risas al instante.
Mierda.
—Ni idea, Ashy —mentí—, yo recién llegaba cuando estabas fuera.
Él pareció no creerme pero me daba igual, Michael tendría que dar explicaciones del cómo defendió a su hermanastra y no logro ver el lado malo a eso, simplemente Michael es un chiflado al no querer arruinar amistades entre hombres que realmente ya lo están, como la de Theo y Ashton.
Sólo siento que existen asuntos pendientes detrás de los golpes.
—¿Irás al partido? —sus orbes hazel me miraron por segundos.
—¿Tris lo hará? —le sonreí divertida.
Él dibujó una sonrisa en sus labios como por arte de magia y fue suficiente para comenzar a pegar saltos de felicidad de mí parte.
—No lo sé —soltó risas nerviosas, rascando su cabeza—, quizá.
—¡Oh por Dios, Ashton!
Carcajée en segundos. Mis brazos fueron directo a su anatomía para abrazarle cálidamente.
—Eres todo un Don Juan, Ashy.
Ashton soltó risas contagiosas, logrando que las pocas personas de la avenida virasen hacia el único e inigualable Juan Ashton Irwin.
—Juan, eso es un nombre malo.
—¿Y Ashtonio no lo es? —alcé mi ceja en cuestionamiento, sólo por molestar.
—¡Ése no es mi nombre, Amelí!
Carcajadas por parte nuestra fue el escándalo en el asfalto. A decir verdad, Ashton tiene una risa horriblemente contagiosa que hasta la persona más amargada y anciana podría reír a su lado. No hay nada más que le envidie a Ashy, podrían ser sus rizos mielosos pero su risa es lo más adorable y envidiable en el mundo.
Soy una gran fan de su risa.
Ashton sonrió distraído, luego abrazó mis hombros de costado.
—Aquí es donde nos despedimos, ardilla.
—Sí —murmuré aburrida.
—Gracias por haber ido al entrenamiento —dijo echándose hacia atrás—, y a Soph también.
—No hay de qué, Ashy.
Ashton me sonrió por última vez en la tarde y giró sobre su eje para lograr cruzar la avenida. Ya estaba por ir en dirección contraria cuando escuché mi nombre a lo alto.
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hearts don't break around here ➸ (c.h)
Historia CortaLo odiaba. Lo odiaba desde que mordía mi brazo como un hambriento durante el preescolar. Lo odiaba desde que lanzaba bolas de papel babosas y empapaba mis apuntes coloridos en tercer grado. Lo odiaba desde que nació para ser la peor pesadilla que...