El día que nadie dejó de respirar [HIGLAK]

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Don Woolbert se recostó en su sillón de la sala con un café en una mano y el diario matutino en la otra. Se recostó hacia atrás, tomó un sorbo del líquido marrón y luego de desperezarse leyó el encabezado de la página principal y se quedó sorprendido.


Diario el Mañanero

La muerte se tomó unas vacaciones

Hace apenas unas horas se confirmaron las especulaciones. El día veintisiete de junio no hubo ninguna pérdida en todo el mundo. Muchos científicos de todas partes del mundo buscan la respuesta a este enigma. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a dos reconocidos doctores. El Doctor Arburn, especialista en ciencias biomoleculares, y el Doctor Nigel, especialista en los procesos evolutivos. También entrevistamos al obispo Sirven quien nos dará una perspectiva más teológica.

Este evento sin precedentes, de hecho, viene ocurriendo de forma gradual. Hace ya seis meses que se ha visto un claro decrecimiento de las muertes. Y el día de hoy es el día que culminó con lo que viene ocurriendo hace ya un tiempo.

Cuando le preguntamos al doctor Arburn que pensaba de la situación, él nos dijo esto:

"En mi opinión el responsable de la situación es un microorganismo que se encuentra en nuestro cuerpo. Todos ya sabemos hace casi un año sobre la presencia del "Fetus" en nuestro cuerpo. Yo creo que este podría estar cambiando el metabolismo de nuestro cuerpo generando tales cambios. Pero no creo que sea un lecho de rosas. Esto podría ser una etapa de preparación previa que podría llevar a una conducta más agresiva, que podría terminar en millones de muertes alrededor de todo el mundo."

Por otro lado, el Doctor Nigel tiene otra teoría.

"En mi opinión esto se podría ver como una ventaja evolutiva del ser humano. Es claro que un proceso evolutivo de tal magnitud tardaría miles de millones de años. Pero creo que, gracias al gas de Polonio liberado para producir nuestra energía, se podría haber reducido drásticamente ese tiempo, generando un cambio en nuestro cuerpo que tal vez lo hace extremadamente moldeable. Verán, cuando hice un par de pruebas en mi laboratorio, exponiendo una piel de cerdo al Polonio, la cual es muy similar a la humana, vi resultados extraordinarios. Las moléculas de la piel se reagruparon en diferentes formas y el ADN de sus células cambió. Yo creo que ésta podría ser una posibilidad del hecho que estamos viviendo."

Mientras tanto el obispo Sirven piensa que es una obra de Dios. Él dice que esto sólo es una etapa del todopoderoso para bajar el paraíso a la tierra, ya que por fin somos dignos de él y toda su bondad.

¿Usted qué piensa? ¿Es esto un fenómeno de la ciencia o una obra de Dios?





Una semana después:

Don se sentía pesado como si hubiera aumentado cinco kilos y hubiera perdido dos kilos de masa muscular. Se miró en el espejo y notó claramente los ojos hundidos. Estos eran los primeros síntomas, si mal no había escuchado en las noticias. Se levantó y tomó una botella de dos litros entera de agua y comió lo más que pudo. Luego salió a correr, aunque era un trote demasiado suave para ser considerado correr. A pesar de esto, a los diez minutos, se sentía como si hubiera corrido una maratón a máxima velocidad. Estas eran unas de las medidas que recomendaban los médicos para tratar de suplir al cuerpo de todos los nutrientes que necesitaba y para que no se atrofien los músculos. Luego una vez que la enfermedad estuviera ya en sus últimas etapas ocurría la extraña parálisis muscular completa que generaría tumultos, robo y descontrol si más de la mitad de la gente ya no hubiese sucumbido y la otra mitad estuviese tan débil como un gusano.

Una vez que regresó a su casa prendió la tele para ver si se había descubierto algo nuevo respecto a la enfermedad. Puso el noticiero, el reportero con cara de demacrado había dicho públicamente que no dejaría de informar hasta que no pudiese mover los labios. Ahora mismo se encontraba sin poder mover la mitad de su cuerpo.

—Hoy se han dado nuevos datos sobre la enfermedad que nos ataca. Se ha descubierto por qué sin ningún motivo el ciclo de la vida parece haberse detenido. Ahora uno nace, crece, se reproduce y ahí queda. Todas las células de nuestros cuerpos son inmortales. Usted se debe estar preguntando. ¿pero no es eso bueno? La respuesta es no, como se siguen produciendo nuevas células y no se muere ninguna, hay un exceso, y créanme que nada es bueno en exceso. Para explicarlo mejor tenemos en el teléfono al doctor Richard —Dijo lentamente la pequeña representación digital del periodista.

—Bueno una fácil forma de entenderlo es con un ejemplo —tosió y continuó—. Los huesos, tienen en su interior médula ósea, que sirve para que estos no se quiebren y también es la productora de los glóbulos rojos y el líquido sanguíneo. Al principio los huesos afectados, por el exceso, serían mucho más débiles y luego se cortaría esta producción dejándonos sin sangre. Pero lo inusual de esta enfermedad es no morir por lo que genera nuevos huesos en las partes más insólitas del cuerpo para suplir esta necesidad vital.

Otro ejemplo es la piel, una semana después de que la enfermedad toma el cuerpo, esta es diez veces más gruesa.

Las recomendaciones son: hacer un poco de ejercicio, como trotar, para evitar la atrofia de los músculos, y tomar mucha agua y comer mucho para tratar de suplir lo mejor posible al organismo— terminó su breve discurso agitadamente y cortó.

—Honestamente mi recomendación, pídale ayuda a Dios— Finalizó con lágrimas en los ojos.

Don se quedó en shock con lo que dijo el noticiario y se quedó pensando unos momentos. Qué haría. No era como si hubiese una cura o alguien a quien recurrir. Ningún científico del mundo podría ayudarlo. Su familia ya había caído en ese estado de inercia y no quería lo mismo para él. Una mezcla de miedo, desesperación, desesperanza e incertidumbre lo atravesó. Fue lo más rápido que pudo a la cocina y agarro un cuchillo, rápidamente se hizo un tajo en las venas del brazo y esperó que la muerte volviera de sus vacaciones a recogerlo, pero nada pasó. Solo se quedó sintiendo un dolor inmenso sin posibilidad de parar, hasta que se curara, mientras se desangraba sobre el piso de la cocina. Mientras la sangre salía de su brazo a torrentes, el agonizante se encontraba sin poder hacer nada. La muerte ya no era una opción.

Pronto todo el mundo se quedó inmóvil, todos sufrían de hambre y sed, pero no morían. Todos inmóviles sin poder hablar, sin poder mover un músculo, yacían en donde quiera que estuviesen por toda la eternidad. El tiempo pasó y sus memorias se llevó. Pronto olvidaron lo que era el gusto de la comida, olvidaron lo que era sentir a otra persona, se olvidaron de ellos mismos. Mientras sus cuerpos crecían para conseguir más recursos, todos sufrían agonizantemente. Todos deseaban la muerte. Siempre se pensó que el fin de la era del hombre sería el resultado de una masacre o la muerte de miles de millones, pero resulto ser lo contrario. Nunca morirían, pero jamás volverían a vivir. El mundo finalmente se desquitó. Quienes lo habían explotado, destruido y modificado habían finalmente sufrido el castigo final por toda la eternidad.

Relatos Cortos | Santucho, Higlak y YaxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora