¡Hola! La Isla: Abandonados está participando en un concurso de la editorial WOW.
En esta fase tuve que escribir varios retos según los requisitos que el concurso me daba.
En este caso, el personaje principal de la historia (Robin) debía pasar un día debajo del mar y como requisito tenía que encontrarse con la Hidra de Lerna.
El relato que hice se sitúa aproximadamente en el Capítulo 14 de La Isla, suponiendo que Vicente no tuvo ninguna convulsión.
Es un poco alocado pero creo que puede gustarles, ¡disfruten!
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Amanecí como cualquier otro día en Salvo: aterrado. No solo por el hecho de que no sabíamos cuál sería nuestro destino final, si no también porque desconozco todos los peligros que pueden rondar por aquí.
Por lo menos la fogata de ayer ha salido bastante bien. Conocí un poco más a las personas que conviven conmigo, aunque estoy seguro que Andy y su grupo ocultan algo grave.
Al parecer era muy temprano y ninguno se había despertado aún. Decidí caminar hacia la orilla para despejarme y respirar un poco de aire fresco. Quería sentir la brisa del viento en mi rostro agotado y demacrado.
De pronto algo cambió en la imagen pasiva y tranquila que tenía del océano. A sólo unos metros de mí, un hombre apareció de forma mágica, como salido de un portal.
Su físico era bastante peculiar: tenía una barba blanca desaliñada, vestía una falda que le llegaba hasta las rodillas y un tridente en su mano derecha.
¿Acaso es quién creo que es? Me negué a siquiera tener en cuenta la posibilidad.
Quedé atónito y no podía moverme. Esperé a que el extraño pronunciara alguna palabra.
—Robin, ¿estás ahí? —preguntó.
¡Sabía mi nombre! Joder, que puto miedo.
—¿Quién eres? ¿Qué eres? —atiné a decir.
—¿No lo habías notado? ¡Soy Poseidón, el Dios de los mares! —exclamó con orgullo. No respondí, y creo que mi boca se abrió de tal forma que parecía que estaba babeando—. Lo sé, es difícil de creer. Hace mucho tiempo no visitaba a un mortal, pero han requerido que venga a buscarte.
—¿Quién te pidió que vengas a buscarme? —dije tímido. No se me ocurrió una pregunta más relevante.
—La Hidra de Lerna. Ha abandonado su guarida en el golfo de la Argólida y ahora vive aquí, debajo del mar. Necesita hablar contigo.
La Hidra de Lerna supuestamente había muerto a manos de Heracles en uno de sus doce trabajos.
Estoy perdido. ¿Es esto un sueño? ¿Una alucinación? Yo me sentía bien, y parecía que la situación era real.
—¿Por qué viniste expresamente a buscarme? —pregunté. No tenía muy claro si estaba realizando las preguntas correctas, así que simplemente me limité a decir lo primero que me venía a la mente.
—Para visitar a la Hidra, solo yo puedo acercarte a ella sin que mueras en el intento. ¿Listo para irnos? —dijo extendiendo su mano izquierda en forma amigable.
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Relatos Cortos | Santucho, Higlak y Yaxley
Historia CortaTenebrosos, alocados, misteriosos, futuristas... ¿Cuál será el destino de estos One Shots? Mis amigos Yaxley, Higlak y yo realizamos estos cuentos cortos que seguramente les pondrán la piel de gallina, los harán morir de miedo o los hará pensar... "...