Las almas gemelas siempre han de encontrarse
¿Pero están destinadas a permanecer unidas, finalmente?
Emilia tiene que volver a Blas, después de trece años del más completo silencio entre los dos. Quiere casarse con el verdadero amor y necesita una...
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He dormido pésimo y el efecto ya lo estoy sintiendo: una resaca sin habérmela pegado ¡Qué rabia que tengo!!!
Tomo una ducha rápida sin lavarme el cabello. Mi ropa de ejercicios está perfectamente lavada y planchada en un cajón. Obra de Jose, sin duda. Debo ir por más ropa donde mi abuelo. Me alisto y salgo a correr con mis nuevas plantillas... Como dijo la chica, parece que corro en el aire. No se siente nada de incomodidad. Minutos felices... Pelearme con Blas... Ya debería estar acostumbrada. Lo estuve, pero ha pasado mucho tiempo... , ya no lo recordaba. Explota mi rencor, mis celos... Estábamos muy calmados para ser nosotros juntos. Me embarga una melancolía extraña por el pasado, y aflora esa lluvia de sentimientos enlazados y ambivalentes...
Jose me recibe con frutas, yogurt, granola y miel. Como unas cuantas cucharadas, y siento que no puedo pasar más.
–Gracias, Jose– sueno cariñosa. Es hora de tomar un baño.
–¿Qué pasa con ustedes hoy?– pregunta fastidiada–. Blas ha salido con la bicicleta a las 5:00 a.m., el pobre Juan se ha tenido que ir como un rayo. Y casi no ha tocado el desayuno y eso nunca pasa. Sólo he logrado que se tome el batido y las vitaminas.
¿Le ha afectado nuestra discusión o la peleíta con su mujercita? –Será que su novia lo debe haber puesto contra las cuerdas.
–Blas jamás se altera por faldas– parece conocerlo bien–, a menos que sean las tuyas... – lo afectó para mal, eso de seguro.
–No sé para qué se va en la bicicleta si tiene un enorme gimnasio cinco estrellas en su sótano– quiero desviar el tema. Mejor lo critico, tengo tantas ganas de rajar de él esta mañana.
–Yo tampoco. Casi no lo usa y se demoraron casi un año en dejarlo como él quería. Ya sabes cómo es. Lo había diseñado en el Lego. Lo había construido. El arquitecto terminó odiando el Lego.
Blas es obsesivo y meticuloso.
–¿Cuántos años llevan aquí?– Jose parece hacer memoria. –Poco más de siete años. –¿Se quedaron en el departamento de Miraflores hasta entonces? Me mira aturdida.
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–Blas... – inspira–, no volvió a ese departamento después que tú... – me sorprende. Le encantaba su torre con vista al mar. Seguro lo terminó odiando como a mí. Yo tampoco quise llevarme nada que me hiciera recordarlo–... Ahora lo tiene alquilado.