Puedes romperlo. /Wigetta

Seguiría buscando a Guillermo.

Seguía mi camino hasta ver a algunas personas apuntarme con el dedo.

Seguiría hasta darme cuenta que un tío, uno de los tantos que estuvieron en el velorio del último suicidio.

Iría a él.

Escuchaba como él sabía de la existencia de nuestra familia en este pueblo extraño.

Pero decirle la verdad de que hago aquí sería algo que papá no debía saber, claro es que ya me ha visto mi tío y es obvio que se lo dirá.

Pase de ello, pasaría de todo para escuchar que él me ofrecía respuestas.

Caminé ya no obligado cerca de él hasta que me guiara al castillo.

La historia de sus parte, por sus descubrimientos ayudarían a entender lo que he experimentado con los recuerdos en este lugar que se oscurecía y se tapaban las calles de la densa neblina.

Entre al castillo al notar como sus respuestas indicaban que de a poco a ciertos familiares dan con respuestas así y vuelven al punto donde se inició todo.

Claro es que no a todos les da por averiguar lo que nos mata la felicidad.

Seguía escuchando sus palabras mientras recordaba y buscaba algo que me guiara a Guillermo.

Pero nada lo haría en este lugar pese a haber muchas respuestas de mi familia no era esto lo que buscaba, o al menos no lo que quería saber por el momento.

Mi tío se alejaría para indicarles a los que viven en el castillo que buscan respuesta.

Veía la cara en algunos familiares ya con cicatrices de la edad.

Su esperanza desvanecida por no remediar las líneas normales de un amor que no podrá ser, al menos si te arriesgas a darle a entender que no podrás decirle jamás un: Te amo...

Era absurdo ya que el amor no se oculta, lo sabía por la expresión de una cicatriz en cada rostro. El suicidio era evidente en ellos.

Se reirían algunos ya que mi tío dijo que muchos los han intentado por el transcurso de décadas sin recibir la solución.

Salí sin más de aquel castillo.

Veía con curiosidad la torre notando como aún existen las rocas puntiagudas alrededor de la misma.

A más de saber lo he visto; escapar el último respiro de la reina del primer hombre maldito por aquella bruja.

Quizá comprendía las razones de mi descendiente pero también las de la bruja.

Escapar de ello era absurdo lograba tener las palabras de un anciano al verme como un reflejo si es que me rindo o también si llego a seguir.

Caminaba y algo en el bosque llamaría mi atención.

Pero seguir era algo que lo impediría.

Había una gran cerca que estaba custodiada por algunos guardias que pese a tener el apellido de los descendientes del castillo no era suficiente.

-No puede pasar.

Diría un hombre con un uniforme y pocos centímetros más altos que yo.

Seguiría rodeando la cerca ya que debía cruzarla al recordar el camino.

La neblina se hizo en gran parte del castillo.

Ya era un caos lograr visualizar mis manos.

Veía la cerca porque podía estar a centímetros de ella ya que de otra forma era u imposible.