Puedes romperlo. /Wigetta

No podría separar los labios de Guillermo. Era diferente y me gustaba.

...

Guillermo pasaba su mano por mi entre pierna; palpaba sus ganas como la desesperación más latente a su deseo al fin cumplido.

Lo entendía todo su masaje en la parte que me da pena mencionar; lo permití, no opuse objeción que lo hiciera.

Era de cierta forma gracioso saber o entender que su cabreo era porque no respondía?

Al menos en mi mente lo pensé así.

Sus dedos desamarran en nudo del pantalón del uniforme de medicina que cargo; era pronta la erección que se daría.

Su sonrisa era algo que me enloqueció.

Tantas cosas estaba permitiendo de alguien que es borde conmigo.

Tomaba su nuca y seguía con los besos; su pausa sería solo para decir:

-Deja que lo tome... -Su voz era fuerte.

Para ser un adolescente era muy grave el tono de la misma.

-Claro... -Respondí para dejar que mi miembro quede libre del corto bóxer negro.

Su pulgar delinearía la punta; se sentía jodidamente sensible por la presión que su mano ejerce en el mismo.

Seguíamos con los besos; él se separaría para enfatizar su mirada en la mía mientras su labios hacen contacto con el miembro.

Era la sensación más real que he vivido y también bizarra al ser con él.

No diríamos nada.

Pasamos de las palabras.

Tomé sus labios al percibir que lo que él quería era seguir pasando su lengua en otra parte de mí.

Era y es una locura literal por ver lo sumiso que él podría ser.

Su actitud tosca, grosera se esfumaría al verlo así.

Los problemas pasaron a ser cero.

El asiento lo inclino para atrás; quedé acostado viendo como él se desprende de su pantalón.

Se sentaría sobre mí; su mano tomaría el miembro para colocar un preservativo.

Era de otro tipo uno que no he usado jamás, sin embargo no era ignorante ya que conocía que era especial para la zona donde será usado.

Tomé su cadera hasta sentir que era complicado para él que entrase en su zona.

Él insistiría hasta que poco a poco entraba; su expresión de dolor era abrupta pero no paraba hasta que su cadera se meneaba de adelante a atrás.

La sensación era agradable y la presión de cómo se sentía estar dentro de él junto al preservativo era grandiosa. Sus movimientos se harían más dinámico.

Explotaría él en cualquier momento.

No lo toqué; él lo hacía mientras me daba placer.

Apretaba muy fuerte mi pecho mientras con su otra mano se masturbaba, era indescriptible en buscar palabras sintiendo como su fluido caía entre los vellos de mi abdomen.

No faltaría mucho hasta ver como él no paraba de agitarse y de retener los gritos por el placer que ocurría.

Tomé sus glúteos para hacer presión y empezar a dar fuertes estocadas estando ahora debajo y él teniendo el control.

Sus gritos se escucharían de forma escandalosa; apresuré en venirme sintiendo como igual el fluido recorrería hasta salirse.

El preservativo se ha roto; no importaba al escuchar que era su primera vez y al conocer que no podría contagiarle ninguna enfermedad.