De Luz y Oscuridad. [Leer la nota Final Primero]

Inesperadas vacaciones III

/Mansión Ryddle/

POV: Lord Voldemort (Tom Ryddle)

Había transcurrido una semana completa desde que había robado la piedra y todavía seguía poseyendo el cuerpo de aquel ingenuo mago. Durante esos días había conseguido contactar con Severus sin que el maldito Dumbledore se diese cuenta.

Hice que se presentase en la antigua mansión de mi asquerosa familia muggle. No me agradaba particularmente el lugar, pero sería una nueva base difícilmente localizable, nadie se esperaría que Lord Voldemort viviera entre muggles cuando era evidente que los despreciaba. Sólo Dumbledore podría llegar a averiguar mi paradero, pero dudaba mucho que pensase venir hasta aquí sabiendo que no quería reconocer esa parte de mis raíces.

Lo que sucedió tres días atrás cuando convoqué a Severus fue que se quedó impactado al descubrir que yo había sido Quirrell durante ese año, puesto que él en ningún momento había sospechado de mí, aunque pude ver en su mente que Dumbledore le había insinuado algo por el estilo.

Me adentré en su mente con fiereza encontrándome en un montón de recuerdos a la difunta Lily Potter y a mi Harry mientras cortaba ingredientes concentrado. Me entretuve hurgando en esas memorias, Harry siempre se veía lindo cuando se olvidaba del resto del mundo por hacer su trabajo, pero lo que más me sorprendió fue notar el cariño impregnado en esos recuerdos.

Conocía de sobra el odio que había profesado hacia el padre de mi chico, lo había visto una infinidad de veces, sin embargo a ojos de Severus Harry era casi una copia exacta de su madre, sólo que su pelo fuese negro era lo que le recordaba a James y a decir verdad yo también coincidía con él.

Harry tenía el mismo rostro, los mismos ojos y nariz que Lily, incluso su complexión era pequeña para ser un niño. Si tuviera el pelo largo podría incluso confundirle con una mujer, aunque él era más hermoso que cualquier otra persona en el mundo, no lo quería de otra forma.

Cuando me alejé de su mente Severus respiraba agitado, puesto que había forzado todas sus barreras. Ese era un buen castigo por haberle estado dando información a la vieja cabra loca e intentar ocultármelo.

-Severus sabes que eres uno de mis protegidos, ¿verdad?- Pregunté sentándome en un trono que había conseguido con el dinero de mis cuentas secretas.- He visto todo lo que has hecho durante mi ausencia y créeme cuando digo que me siento decepcionado por tu traición al hablar con Dumbledore sobre mí.- Vi que Severus se estremecía estando arrodillado ante mí sin intentar poner excusas porque sabía que conmigo no serviría. Podría hacerle cualquier castigo, incluso podría matarle, pero era demasiado útil como espía, pocionista y posible guardián de Harry, podría utilizarle para conocer los movimientos de mi pequeño mientras que yo no estuviese en Hogwarts.- Soy un Lord bondadoso y no te castigaré gravemente.- Noté el sobresalto en su cuerpo, sabía que no se había esperado eso.

-Es muy benevolente mi señor.- Respondió Severus todavía inclinado. Me acerqué y le levanté el rostro para que me mirase a los ojos mientras le hablaba.

-No creas que vives solo por piedad, todavía eres útil y necesito confirmar tus lealtades.- Apreté su rostro para que no se atreviese a desviar la mirada.- Tendrás dos misiones a partir de ahora, si fallas en una de las dos no dudaré en deshacerme de ti.- Preferí ser claro y que supiera a qué atenerse, una segunda traición significaba su muerte y él tenía que ser consciente de ello para que no se atreviese a volver a fallarme.

-Lo comprendo mi señor. ¿Cuáles son esas dos misiones?- Preguntó con seriedad cuando le solté y me miró con temor, tal como a mí me gustaba que me mirasen mis seguidores.

-Quiero que prepares una poción para restaurar mi cuerpo con ayuda de la piedra filosofal y que no le digas a Dumbledore ni a su orden nada sobre eso.- Expliqué separándome volviéndome a sentar en mi trono.- Y tu segunda misión será encargarte del chico Potter.- No me gustaba referirme de esa forma a mi Harry, pero nadie más debía saber cuán interesado estaba en él realmente, tenía que disimular.