Chapter 8

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Atsushi tomó y sujetó la mano temblorosa del castaño para luego hacer que lo mirase a los ojos, en un intento desesperado de hacerle entrar en razón.

Era la primera vez, en todo el tiempo que llevaba conociendo a ese hombre, que veía el miedo reinar en sus ojos. Sabía que Dazai era un persona que casi nunca dejaba que sus emociones le controlasen, pero ahora mismo podía ver claramente que había perdido el control y estaba desesperado. No podía permitir que hiciera una locura, debía detenerle.

— ¡Dazai-san! ¡Reacciona, por favor! —exclamó— ¡Lo que quieres hacer es una locura! ¡Podrías poner aún más en peligro la vida de Chūya-san!

— No puedo perderlo, Atsushi. En serio no puedo...

Dazai se veía completamente perdido. Atsushi incluso pensó que se largaría a llorar en cualquier momento. Ese no era el Dazai que permanecía en sus memorias, no era el hombre que se enfrentó a toda una organización por su cuenta y aún así ganó. Y en cierta forma verlo en aquel estado le dolía. Ni siquiera pensó lo que hizo a continuación.

Levantó su mano libre mientras sostenía con fuerza a Saku y abofeteó la mejilla izquierda de Dazai.

— ¡Mírate! ¡Este no eres tú! —exclamó Atsushi, con lágrimas amenazando caer de sus ojos— ¡El Dazai que conozco no se dejaría dominar por la situación, jamás! ¡Abre los ojos! ¡Sé que temes por la vida de Chūya-san, yo también lo hago! ¡Pero esta no es la mejor solución posible! ¡Solo terminarás lastimándolo aún más! ¡Reacciona, por favor!

La última frase sonó más como una súplica que una orden. Saku había comenzado a llorar aún más fuerte, ante lo cual el peliblanco lo apretó contra su pecho. Se dijo a sí mismo que abofetearía a Dazai para tratar de hacerle entrar en razón todas las veces necesarias. Antes no se hubiera atrevido, pero ahora no dudaría en hacerlo.

Dazai aún no se había recuperado del shock inicial que causó el golpe. Luego de unos segundos que se hicieron eternos, lentamente levantó la cabeza, parpadeó y sus ojos al fin se enfocaron en él. Le pareció poder distinguir una leve luz en ellos, el razonamiento surgió en la mente de Dazai y contempló casi con horror lo que se había propuesto a hacer anteriormente.

Chūya seguía inconsciente y la superficie de madera de la mesa se había teñido de un rojo carmesí. Se veía horriblemente pálido, todo el color había abandonado su rostro y la sangre no paraba de emanar de su cuerpo, el cual ahora parecía tan frágil como el cristal.

Fue en aquel entonces cuando Akutagawa regresó. Sin embargo, su aspecto no hizo nada más que preocupar aún más al peliblanco. Venía cojeando mientras sostenía su brazo derecho con la otra mano, a la vez que una visible línea de sangre le caía desde la frente hasta la barbilla. Se veía como alguien que había ido y vuelto del infierno.

— ¡Ryūnosuke!

Al acercarse a su pareja, Atsushi vio como las gotas de sangre caían de su rostro y se estrellaban en el piso de madera. También había sangre emanando de su brazo y pierna. Atsushi no se dio cuenta de que había comenzado a llorar.

Alutagawa hizo un esfuerzo para sonreírle, ahora sosteniendo el peso de su cuerpo contra la pared más cercana. Atsushi hizo ademán de querer ayudarle cuando pareció desfallecer, sin embargo, el pelinegro logró mantenerse de pie y rechazó su ayuda. Luego extendió su brazo sano y acarició su cabello.

— Hey, estoy bien. Esto no es nada que no pueda soportar, he sufrido peores heridas —aseguró, con su sonrisa sangrienta.

— Ryū... Ryū... Yo...

Atsushi no podía detener las lágrimas. Finalmente el peso de la situación había caído sobre sus hombros y no podía hacer más que llorar, lo que ciertamente no ayudaba a que Saku también dejará de hacerlo. Su visión estaba borrosa para cuando Akutagawa le acercó suavemente contra su pecho y abrazó a ambos. Sintió como besaba su frente.

— Ya te he dicho que estoy bien, Atsushi. Ni siquiera me duele, no son más que rasguños leves. Además, yo no soy por quien debemos preocuparnos ahora.

Akutagawa señaló hacia la dirección dónde se encontraban Dazai y Chūya. Atsushi giró y notó al instante que en algún momento Chūya había recuperado el conocimiento; ahora Dazai estaba agachado a su lado mientras sostenía su mano. Aquella mirada en el rostro del castaño se quedaría grabada en su memoria por siempre.

— Idiota —susurró el pelirrojo a Dazai, quien también había fallado en contener sus lágrimas— ¿Por que estás llorando como un niño? ¿A-Acaso crees que esto me matará? Es obvio que... Que aún no estoy dispuesto a dejar este mundo así como así. N-No con un marido tan irresponsable.

— Chūya, voy a salvarte. Tanto tú como el bebé se pondrán bien, ya lo verás —prometió Dazai, depositando un pequeño beso en los labios contrarios.

Chūya émulo una leve sonrisa. Llevó una mano y enmarcó con ella el rostro de su pareja.

— S-Se que lo harás. Después de todo, eres mi valiente príncipe.

Luego de decir aquello, los ojos azules de Chūya volvieron a cerrarse y cayó en la inconsciencia nuevamente.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2017 ⏰

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