Chapter 5

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— ¿Tuviste algo de diversión anoche, mi querido Aku? —le recibió el pelirrojo, de forma inquietantemente perversa, apenas puso un pie en la cocina.

Akutagawa dejó escapar un suspiro, cansado. Sabía muy bien a lo que se refería; Chūya debió de haber oído cuando ambos cayeron de la cama y por supuesto, mal interpretó las cosas. Después de todo, la habitación de huéspedes se encontraba ubicada justo al lado de la que compartían Dazai y Chūya. Se había dado cuenta de ello en medio de la noche, cuando fue despertado por sonidos no tan inocentes que provenían de ella.

— Créeme, no hubo nada de eso —le aseguró, evitando mirarlo a los ojos— Además, si tuviera no te lo diría.

Chūya soltó un bufido, pero luego le sonrió con picardía.

— ¿Eeeeh? Pero si pensé que nosotros podríamos contarnos los chismes sucios del otro. Después de todo, somos ex-compañeros y no nos hemos visto en tres años, no deberíamos guárdanos nada.

Akutagawa le miró con cierto escepticismo. No estaba tan seguro de que su "relación" pasada como compañeros hubiera sido tan fuerte. Apenas solían hablarse en aquel entonces, y si lo hacían, entonces tenía que ver con asuntos de trabajo, jamás de cosas personales.

— Quita esa expresión de perro regañado y toma asiento, me canso de solo verte de pie.

Chūya le señaló una silla junto a él para que se sentase, y al decidir que no tenía otra cosa que hacer, Akutagawa cedió y se sentó en la mesa. Miró lo que Chūya estaba haciendo.

— ¿Tejes?

En efecto, el pelirrojo parecía ocupar sus manos tejiendo una especie de traje para bebé con lana rosa pálido. Éste sonrío.

— Ajá. Ozaki me enseñó, dijo que algún día me sería útil conocer de tejidos y mírame ahora. Parece que no se ha equivocado después de todo, a pesar de que al comienzo me rehusé a querer aprender. Pero deberías ver el suéter que le tejí a Dazai, inscribí las palabras 'loco suicida' en el y le encantó.

El pelinegro observó la forma en que las manos del otro se movían; rápidas y habilidosas. Ciertamente tenía experiencia en ello.

— Por cierto, ¿donde está el idiota del tigre? —preguntó luego, recordando que había despertado y Atsushi ya no estaba a su lado. No tenía idea de qué hora era, pero no había visto a nadie más en la casa a excepción de Chūya.

— ¿Atsushi? Oh, salió hace una hora con Dazai y Saku —dijo, ocupado dando puntos y puntos en su tejido— Los tres fueron al pueblo por provisiones, les dije que deberían llevarte con ellos pero Atsushi dijo y cito: "Aku aún esta durmiendo, no debemos despertarlo o del caso contrario se enojará y me apuñalará con Rashōmon. Su humor por las mañanas es el peor".

Chūya imitaba la voz de Atsushi mientras hablaba. Akutagawa sintió que debería sentirse algo ofendido, pues el no tenía mal humor por las mañanas. No sabía de que estaban hablando.

— ¡Yo no tengo mal humor por las mañanas! —exclamó, quizás más fuerte de lo que le hubiera gustado.

Chūya solo rió.

— Lo que tu digas, señor gruñón. Además y para tu información, ya es de mediodía. Te perdiste el desayuno, así que ahora deberás esperar hasta el almuerzo. Si tienes hambre, hay algo de pan sobrante en la alacena.

— No tengo hambre —bufó, cosa que no debió de haber dicho puesto que inmediatamente su estómago gruñó por comida.

— Actúas como un niño demasiado caprichoso, y te lo dice alguien que debe cuidar de uno todo el día —murmuró, para luego cambiar de tema. Le miró con renovada atención— Sabes, Akutagawa. Tú también deberías aprender a tejer.

— ¿Qué? ¿Para que diablos querría aprender a hacer algo como eso? —cuestionó ahora, con el ceño fruncido. No sabía a que quería llegar con eso.

Chūya simplemente se encogió de hombros.

— No lo sé, quizás cuando tengas hijos y quieras tejerles algo tú mismo. Atsushi me dijo esta mañana que le gustan los niños, estará encantado al ver que les tejes cosas cuando los tengan.

Por alguna razón, sintió sus mejillas teñirse de rojo. No supo porque, pero se sintió avergonzado de todas formas. Quizás fue la sola idea de verse a Atsushi y él con hijos.

— ¡¿Q-Qué dices? ¡No soy del tipo que sirve para tejer! ¡Y me avergüenzas diciendo ese tipo de cosas!

Chūya ignoró su berrinche. Detuvo su tejido por un momento.

— ¿No me digas que no te gustan los niños, Aku? ¿Acaso no te sientes capaz de ser un buen padre? Yo también tenía mis dudas al comienzo, pero al final descubrí que no había nada que temer en cuanto tuvieras a alguien que este a tu lado y te apoye. Tú y Atsushi serían buenos padres, puedo verlo.

— No es eso —suspiro el pelinegro. Agachó la cabeza, ¿en serio estaba dispuesto a contarle tanto? ¿Porque sentía la necesidad de hablar acerca de sus problemas con Chūya?— Yo no puedo tener hijos.

Chūya levantó la vista y le miró, quizás en espera de que estuviese diciendo alguna clase de broma pesada. Luego de unos segundos de silencio absoluto, volvió a hablar. Su tejido a medio terminar había pasado al olvido.

— ¿A que te refieres con eso?

— Yo... ni siquiera soy capaz de tener relaciones —admitió. Extrañamente se sentía cómodo con el pelirrojo, casi como si pudiera confiar en él.

— ¿No puedes...? ¿Quieres decir que eres...?

— ¿Impotente? Supongo que así se le llama —completó la frase por él, aún medio dudoso de seguir hablando acerca de ello. No le avergonzaba admitirlo, pero se sentía raro decirlo en voz alta a alguien— Si fuera por mí estaría bien, porque jamás necesite a nadie y pensé que nunca podría llegar a intentar nada parecido, pero Atsushi... Él dice que no le importa, pero aún así no puedo evitar sentirme como un fracasado al no poder complacerlo como debería. Y sé que algún día también querrá tener una familia, pero... yo no puedo dársela. Me aterra que pueda llegar a dejarme y quedarme solo de nuevo. No quiero estar solo.

Chūya permanecía en silencio mientras lo oía hablar, parecía evaluar mentalmente la situación, cada parte de ella. Su expresión era seria. Al contarle sus temores más profundos, le había dejado ver una nueva cara de él que nadie había visto, ni siquiera Atsushi.

Luego de un largo silencio y de mucha incertidumbre, finalmente abrió la boca y habló.

— Atsuhi no te abandonará por algo tan tonto —murmuró, muy seriamente. Su tono incluso sorprendió a Akutagawa— Puedo ver que él no es del tipo que haría algo tan cruel. ¿Es tonto? Tal vez lo sea un poco, pero ¿una persona así de malvada? Claro que no, su corazón es puro, como sé que el de Dazai también lo es a pesar de sus incontables tonterías. Puedo ver la forma en como te mira. Él te ama, y no estoy hablando de un amor de colegiala o nada por el estilo, es amor verdadero. Y si aún no te has dado cuenta de ello, entonces deberías comenzar a ser más perceptivo antes de que tú mismo termines acabando con la relación debido a tus temores.

No había duda en la voz de Chūya, estaba seguro de lo que decía al 100% y cada palabra golpeó a Akutagawa como un ladrillo. ¿Estaba dudando demasiado sobre las cosas él solo? ¿Se estaba provocando a sí mismo problemas al pensar tanto en lo que podría suceder en el futuro? ¿Sus temores podrían ser falsos?

— ¡Chuuuya! ¡Tu hermoso príncipe ha regresado al castillo! ¡Y con comida para el enorme dragón barrigón!

Una voz familiar se oyó de pronto desde la sala. Era Dazai. Habían regresado. También se oyeron las voces de Atsushi y Saku riendo.

Chūya se apoyó en la mesa y se puso de pie, mientras murmuraba algo sobre lo estúpido que era el castaño. Luego se dirigió a él una vez más.

— Piensa en lo que te dije. Antes de que sea demasiado tarde y lo pierdas de verdad. Hazme caso.

Soul & Stars [Soukoku; Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora