CAPÍTULO 2. ¿CREES EN ESO LLAMADO DESTINO?

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La semana pasó tan rápido que se llevó consigo todo lo sucedido frente a ese brillante aparador. El exceso de trabajo en el bar ayudó un poco a olvidar al chico misterioso.

Comenzaron las clases. El primer día era todo un caos con cientos de nuevos estudiantes perdidos entre los pasillos. El patio principal lleno de fraternidades que buscaban reclutar a uno que otro incauto y profesores dando la bienvenida a los padres que llevaban a sus hijos a los dormitorios.

—Miren allá —Sarah señalaba los salones de primeros cursos.

—Parece que tenemos a un famoso por aquí—Sully continuaba con la conversación.

El pasillo estaba lleno de estudiantes, en especial mujeres, parecían rodear a un grupo de chicos, no me parecía relevante todo eso. La carne fresca volvía locas a todas.

— ¿Qué hacemos aquí? —Pregunté con molestia

—Hemos venido a recordar nuestro inicio —Sarah expresó con orgullo—, ¿recuerdas el primer día que nos conocimos? estabas en aquella esquina y tenías una cara de asco cada vez que alguien se acercaba a ti. —señaló a un rincón

—No es verdad, es sólo que... —recordaba esos momentos con algo de dolor en el pecho.

—Ya, ya lo sabemos, a donde quiero llegar es al momento en donde decidimos hablarle a esa chica tímida, y de cierta forma, tierna...

—Que resultó no ser ni tímida y definitivamente la persona más fría que he conocido —Sully interrumpió pasando su brazo por mi cuello.

La honestidad era algo que admiraba de ellas, supongo que esa era la razón por la que poco a poco se habían ganado mi confianza. —Así es, ¿alguna objeción? —pregunté

—No querida.

—Es hora de entregar esto —Sarah sacó de su mochila un folder lleno de invitaciones

— ¿Cuándo hiciste eso? —tomé uno y preste atención al contenido.

¿Sobrevivirás al Viernes 13?

Bienvenido a la Universidad...Tienes una cita en "Bar Snake"

7:00 p.m

Los colores y las formas engalanaban una invitación sencilla, pero convincente. Sarah era una artista de closet a pesar de ser muy distraída, cuando algo le emocionaba se concentraba demasiado a tal grado de siempre tener el final perfecto. La fiesta la sobreexcitaba y de algún modo, me agradaba verla feliz con algo tan frívolo. — ¿En verdad tengo que asistir?

—¡Si! —Me miró como si la hubiera ofendido— No trabajas ese día, hablarás con tu jefe y avisarás que esta vez tú serás un cliente.

—El Sr. Warren se encuentra un poco enfermo, por ahora su nieto ayuda en el negocio —recordé cuando el Sr. Warren fue llevado en una ambulancia desde el Bar.

Las gemelas voltearon a verse entre sí de manera traviesa — ¿Qué? —no tardé en saber lo que pensaban—. ¡Oh no! No empiecen a hacer conjeturas —me despedí—. ¡Ah! Por cierto Sully, alguien te busca —señalé hacia donde se encontraba su novio, alguien apuesto y divertido, cuando estaban juntos emanaban partículas de "amor" que empalagaban el ambiente.

—Oh! Rayos, tendré que decirle que estábamos buscando un novio para Vale —Sonrió y corrió a arrojarse sobre los brazos de Carl.

—Adiós —Sarah se alejó y comenzó a repartir las invitaciones con una hermosa sonrisa.

Me dirigí a la primera clase, tome mi carpeta del casillero y seguí mi camino. Al parecer era la única que recordaba que las vacaciones habían acabado, desde el pasillo todo estaba desolado, recosté mi cabeza sobre el escritorio y observé por la ventana como las nubes se tornaban grises y se juntaban para cubrir al odioso sol, el aire era cada vez más frío. Definitivamente se aproximaba una tormenta y eso me alegraba.

— ¡Mira quién está aquí! —una voz chillona se acercaba a mí— ¿Hoy tus guardaespaldas no están cuidándote?

—Stephany —me enderecé y mostré una sonrisa de desprecio—, ¿te dejaron inscribirte a este ciclo con tus calificaciones?, ya no me sorprende el poder que tienen tus padres.

—Al menos yo tengo unos —Sonrió y después ignoro mi presencia.

Esas palabras no me molestaban, en cierta forma, sus ofensas eran sosas e infantiles así que le seguía el juego, también la ignore mientras escuchaba gritos eufóricos en el pasillo. La clase estaba por comenzar y el Sr. Redmond odiaba la impuntualidad y un minuto antes de las 8 todos peleaban por entrar por esa pequeña puerta.

— ¡Listo, todos invitados! —Sarah se abría paso entre la multitud y agitada me hizo señas, definitivamente tenía algo que decirme, y algo grande por lo que se veía. —Sé quién es la persona famosa que está aquí.

—No me interesa —abrí mi carpeta e hice formas circulares alrededor de mi nombre.

—Muy en el fondo sé que te interesa, pero no te obligare a escuchar mis sabias palabras.

Acepto que tenía poca curiosidad ante eso, pero lo olvide en cuanto el profesor entró irradiando furia que mantuvo a todos callados en sus asientos. Dictó el tema a exponer y comenzó a gritarle a cualquiera que se atreviera a entrar tarde a su clase. Al finalizar la hora alguien llamó a la puerta por última vez, no le tomé importancia hasta que escuché mi nombre.

—Señorita Valerie, tiene permiso para salir —El Sr. Redmond estaba más sereno.

— ¿Ahora qué hiciste? —pude leer los labios de Stephany en esa estúpida sonrisa de felicidad.

Por unos segundos fui el centro de atención, quien estaba esperándome en la puerta era la secretaria del director. He estado demasiadas veces en esa oficina debido a mis arranques de rebeldía, o así los llamaba él, pero nunca había mandado a la señorita Gloria a buscarme ni mucho menos había interrumpido mis clases.

— ¿Qué sucede? Es mi primer día, no pude haber hecho nada malo... —le expliqué mientras cerraba la puerta con todos esos ojos siguiendo mis movimientos.

—No es nada cariño, sólo quiere hablar contigo... Vamos, —me llamó— los detalles en la oficina.

Tal vez el director se enteró de la fiesta de bienvenida, o quizás de nuevo hay problemas con la beca, esas cosas pasaron por mi mente. Me angustiaba lo segundo y no estaría dispuesta a perder la beca; Al entrar a la oficina, el Sr. Patterson me dio la bienvenida con una cálida expresión y de inmediato noté que alguien más permanecía adentro en silencio.

—Señorita Dawson, bienvenida a otro año más.

—Gracias, pero ¿qué hago aquí? Si es por la fiesta déjeme explicarle...

— ¿Fiesta? Oh no, nada de eso señorita —interrumpió de manera ansiosa—. Primero quiero presentarle a un nuevo estudiante.

El chico se puso de pie y dio la vuelta para saludar, se sorprendió tanto como yo al saber que nos habíamos visto antes. Que los dos estábamos frete a una lujosa tienda donde nuestras pupilas se habían cruzado una semana atrás.

—Valerie él es Christopher Brett, Joven Brett ella es la señorita Valerie Dawson.    

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