- ¡Hola! Pareces...
- ¿Cómo la mierda? -dije mientras tomaba asiento y observaba dos vasos de jugo. ¿Había pedido uno para mí?
-Iba a decir "cansada" -dijo esa hermosa voz que me mataba.
-Un poco -mentí. El cuerpo dolía como el infierno- Tú luces bien -claro que él estaba bien... Sexy con esa camiseta negra.
- ¿Quieres comer algo antes de empezar?
Moría de hambre después de tantas calorías que había quemado. Locke era un monstruo que no iba a descasar hasta que hiciera las cosas bien. Como antes. Como la antigua Valerie.
Pero eso no ocupaba toda mi mente. Él y yo habíamos compartido una hermosa velada, y casi, una cama. Pero no ayudaba en nada tratar de recordar lo poco que paso. Actuar como si no hubiera pasado nada, justo eso era lo que debía hacer de ahora en adelante.
Eric finalmente apareció con una charola de comida y una enorme sonrisa enseñando su nuevo anillo de compromiso. Aun no habíamos platicado nada tras su regreso de Nueva York y la cafetería estaba siempre en movimiento. Era difícil igualar nuestros horarios.
-Valerie. Tienes un moretón en el brazo -lo observó con detenimiento e hizo un suave movimiento con su pulgar tocando los dedos de Locke marcados en mí.
-Oh sí. Solo un golpe más -retiré de inmediato su tacto de mi brazo.
- ¿Mas? -amaba esa mirada de sorpresa, amaba cuando sus ojos se abrían, pero no amaba esa tonta preocupación. No necesitaba fingir que lo estaba. Podía ser yo misma estando cerca de él, pero no media mis palabras. Y eso estaba mal. Mi gran bocota.
-Ya sabes. Trabajo en un bar, las cosas suelen salirse de control.
- ¿Regresó aquel sujeto? -preguntó. ¡Cielos! Ya había olvidado de la pelea en la fiesta.
-No -corté más carne. Y evadí la situación.
-Creo que la Srta. Messer me odia -me tomó por sorpresa el repentino cambio de conversación. Pero me agradaba no tener que hablar de otros temas.
- ¿A quién no? -le dije con ironía. Messer era una bruja. Una profesora llegada a los cuarenta. Solterona y que odiaba a todos.
-En serio. Hoy Le dije que necesitaba distraerse. No sé, que sonreír de vez en cuando no le haría mal.
Reí. -Espera ¿Le dijiste que debía sonreír?
-Sí. Y después de eso me entregó el proyecto de fin de semana con un gran cero en la portada. -se avergonzó, sus mejillas estaban rosadas.
Reí aún más evitando no ahogarme con el jugo -No es algo que no podrás superar.
-Y también dijo que... -me miró con una sonrisa.
- ¿Qué? -estaba curiosa.
-Dijo que si en verdad quería asistir al seminario en California, sería mejor que entregara un excelente ensayo la siguiente semana.
- ¿Aplicaste para el curso? -pregunté con asombro.
- Si, ¿Es algo malo?
- ¿Estas bromeando? -Reí- es algo que no debes desaprovechar, no solo por el tonto diploma que dan, el oro al final del arcoíris son las numerosas ofertas de trabajo.
-Entonces es una buena oportunidad de demostrar que puedo hacer las cosas sin ayuda de papá -dijo con orgullo.
-Buen punto. Tendrás que dar lo mejor de ti. Messer solo abre 3 lugares para el curso. Es demasiado perfeccionista.
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¿Crees en eso llamado Destino?
RomanceAl entrar a la Universidad, Valerie Dawson pierde a sus padres y cambia la manera de ver la vida, se convierte en una persona dura y fría que vive con sus mejores amigas en Virgina. Después de 2 años decide ir al "estúpido" centro comercial donde nu...