CAPÍTULO 4 ¿LA PRIMERA CITA?

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-Este es tu horario -al día siguiente le entregué a Christopher hojas en donde le había escrito todas las materias que cursaría este semestre.

-Creo que ya tengo una de estas -las confundía con las que el Decano de educación otorga a cada uno de los profesores y alumnos.

- ¿Quieres ser más observador? -arqué las cejas. Sólo quise hacer una sugerencia, pero tal vez lo tomó más como una orden.

-Está bien. -se limitó a mirarme.

No quise ser muy ruda, pero tampoco pensaba disculparme, así que, de manera cordial le expliqué lo que necesitaba saber. -mira, encerré las más importantes, esos profesores te hará la vida imposible, pero con los libros, que también están anotados aquí -señalé debajo de la hoja-, podrás sobrevivir -hice una pausa por si necesitaba hacer una pregunta, pero solo me miraba con atención y proseguí-, nos reuniremos martes y jueves de 12 a 3. Podemos aprovechar nuestro tiempo libre -No sabía si estaba de acuerdo con lo último, pero era el único tiempo libre que yo disponía en la semana.

-Gracias -evitó mirarme ¿acaso había dicho algo malo o se esperaba algo más de mí? se comportaba como si nunca hubiera dicho un día antes con seguridad que sería "mi amigo".

-Bien, nos vemos a las 12 en la cafetería de Monroe Hall... Adiós.

•••

Fui directo a mi casillero y me encontré con la única persona que no quería ver ese momento. No podía esperar algo peor de ese día hasta que se le ocurrió hablar - ¿Por qué hablas con mi futuro novio? -Stephany se abalanzó hacía mí para interrogarme.

- ¿Tengo que pedirte permiso cada vez que quiera hablar con alguien? -le respondí mientras trataba de ignorarme colocándose su lápiz labial rosa, un color desagradable ante mis ojos.

-No tienes permitido hablarle a Chris -con orgullo expresó esas palabras.

- ¿Lo conoces? -Pregunté como si no supiera la respuesta mientras sacaba la carpeta de la clase siguiente.

- ¿Es una broma, verdad? -se acercó con ímpetu hacia mí, pensó que con sus tacones, que le hacían ver mucho más alta, iba a intimidarme-. Se te olvida que mi familia es popular también en la política -No me interesaban sus palabras por lo que no le puse atención, ella lo notó, cerró mi casillero lo que ocasionó un fuerte ruido y se marchó.

-Gracias -le grite; Había cierta razón en sus palabras, su familia, además de ser administradores del Hospital de la Universidad, gozaban de númerosos puestos de influencia: sus padres eran magníficos doctores y gozaban de cientos de beneficios y amigos, pero ella resultó ser... poco agraciada en ese campo y por esa razón siempre alardeaba de logros ajenos.

La última clase del Sr. Redmond comenzaba a hacerse larga y tediosa. El reloj situado a un costado de la puerta me ponía nerviosa y por primera vez era difícil concentrarme frente a esas manecillas que marcaban las 12:15 p.m.

- ¿Qué pasa con la hora? -Sully preguntó

-No es nada -mentí

- ¡Profesor! -Sarah levantó la mano

- ¿Señorita Mills, alguna duda? -ajusto sus gafas y miró hacia la parte trasera del salón.

-La clase ha terminado -la única con el valor de interrumpir al Sr. Redmond con algo como eso, definitivamente era ella.

-Espero sus ensayos mañana en mi oficina. -recordó y salió con su portafolio del salón.

-Gracias -le sonreí, no pude decirle más y me dirigí a paso rápido a la salida. No sé, pero en ese momento me importaba más la puntualidad que la clase.

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