"Aquella fiesta"
Me encontraba preparándome para lo que según mis amigas seria "la mejor fiesta del año", son tan insistentes cuando se lo proponen, que conociéndolas, no iban a aceptar un "no" por respuesta.
[mini flashback].
—Yuuuuaaaaaaaan, ¡vaaamooooos! No puedes perderte esto... digo si, si puedes, pero es que no debes, nosotras iremos, estarás con nosotras, hemos sido los cuatro siempre, ¿recuerdas?—. Dijo Sam haciéndome cejitas y sonriendo de medio lado.
—Sam tiene razón, es nuestro último año y tenemos que disfrutarlo al máximo, aunque no duremos toda la noche, pero por lo menos vamos y damos la vuelta, aunque sea para decir "presente", porfi Yuan, oye Carmen me dio el permiso, eso hay que aprovecharlo—. Segundó Orianna, poniendo esa jodida puppy face. Y ahí estaba yo, haciéndome el fuerte, pero a la carita de perrito se unieron las otras dos, y bueno, ¿Qué les digo? Me terminaron de convencer.
—Bien, ya paren. Solo porque Carmen te dio el permiso, si no, no. Y quiten esas benditas caras, me pueden demasiado—. Me reí, y ellas se lanzaron a abrazarme.
—Pasamos por ti a las 7:30—. Dijo Hanna triunfante, chocando las manos con Sam y Orianna, una vez escuchando mi confirmación de asistencia. Las tres se despidieron de mí, y cada una cogió su camino.
—Espero y no me arrepienta de esto, y espero que sea lo suficientemente buena, si no que den por hecho que las matare—. Pensé negando con la cabeza, respire hondo y me marche también.
[fin del mini flashback].
Tenía puesto un jean negro rasgado en las piernas, una camisa a cuadros y unos tennis a juego, iba sencillo, pero no mal vestido, me sentía cómodo así. Me eche perfume, me pase un cepillo por la cabeza, tome mi celular y mire la hora, 7:15. Me guarde en los bolsillos algo de dinero, me despedí de mi madre y salí a esperar a las chicas sentado en la galería.
[15 minutos después...]7:30 pm. Ni un minuto más, ni uno menos. Tocando bocina frente a mi casa se encontraba la madre de Hanna, con Sam y Orianna atrás, Hanna por supuesto en el asiento del co-piloto. Cerré la puerta de la casa y me subí al vehículo, las salude a todas y emprendimos camino a la famosa fiesta.
Una vez llegamos a la fiesta, nos desmontamos del vehículo. Cerrando las puertas escuchamos a la mama de Hanna decir a nuestras espaldas:
—Hanna, no llegues tarde. Nos mantendremos comunicadas. Pórtense bien, juiciosos siempre, eh. Disfruten mucho—. Asentimos con la cabeza y nos despedimos, como era de esperarse, Hanna rodó los ojos al oír a su madre, acompañado de un "si, mami". A lo cual Sam, Orianna y yo reímos por lo bajo, ella le dio un beso en la mejilla a modo de despedida, finalizando ese acto, entramos a la casa.
El lugar estaba ambientado con música y luces parpadeando, había una barra de bebidas y una mesa con picaderas y todas esas cosas, había gente bailando en la pista, otras sentadas en determinados lugares y así sucesivamente. Me encontraba parado cerca de la entrada mirando los alrededores con un ligero gesto de desagrado, pues en un abrir y cerrar de ojos, ya las chicas se encontraban haciendo de las suyas. Sam estaba bailando en la pista, Orianna fue a la mesa de bocadillos, Hanna hablaba con unos chicos y bueno... ahí me encontraba yo, solo como era de esperarse, sin saber qué hacer. Después de unos minutos de análisis al lugar, opté por acercarme a la mesa a tomar un poco de ponche, sin embargo me detuve y pensé:
"—No, ew. Probablemente esto ya está contaminado"—. Así que cogí una lata de Arizona que estaba en medio de unas bebidas extrañas que habían en la mesa y, luego de esto, camine detenidamente por todo el lugar, muchísimos pensamientos invadieron mi cabeza. Terminado el recorrido, decidí sentarme en uno de los muebles a observar todo lo que ocurría desde allí con más tranquilidad. Es increíble cómo cambian los tiempos, antes se solía jugar... no lo sé, la botellita, siete minutos en el cielo, entre otras estupideces sanas e inofensivas, valga la redundancia. Ahora se puede ver como fluye todo en base al alcohol, el abuso de las drogas y el sexo así random con desconocidos, puedo ver como los labiales arcoíris se apoderan del área de la piscina. Para ser sincero el ambiente era un poco inusual pero no me sentía incómodo como es de acostumbrar.