El Suicidio De Hogart: Resurrección.

Capítulo 1: Despierto [Segunda Temporada]

Es una linda brisa la que siento entre los pastizales verdes y hermosos, algo desconocido en mi vida, pero me la hace ver de otro modo.
Blancas nubes se mueven arriba mío, y un Sol brillando como nunca antes hacía dar un clima agradable, pero creo que no debería confiar mucho, tengo un sentimiento de que esto no es la realidad.
Escucho algo, unos murmullos desde arriba, lo sabía, era una ilusión la que estaba teniendo, era obvio que esto no podía ser real.
-Creo que se está moviendo...
¿Qué? ¿Cómo me estoy moviendo? Espera, ¿Cómo tengo mi brazo derecho si este fue cortado por Bub? Estoy nervioso.
El clima se está poniendo cada vez peor, los pastizales se están secando y las nubes dan aviso a una tormenta y añadido un dolor de cabeza que me hace despertar.
-Hogart, ¿Puedes oírme?
Te escucho, pero no puedo hablar, porque si pudiera, te lo diría. La vista ahora se me está tornando en negro, pero antes de quedar en la completa oscuridad noté la sombra de un ser desconocido, de grandes brazos, una cola de un lobo y unos ojos amarillos brillantes que daban un escalofrío.
-¡Chicos! Se está levantando.
Esa voz la conozco.
-No puede ser, ya era hora.
Empiezo a ver la realidad, y con ello ya no siento mi brazo derecho, si no algo metálico, ¿Acaso será un brazo robótico? Me encantaría sin duda alguno, pero sabiendo que eso ya no es de mi cuerpo, será algo nuevo.
-Está abriendo los ojos.
Estoy mirando el techo, un lindo techo de madera de roble que me recordaba al pueblo en que estaba con Cochu... cochu... oh no...
-Hola Hogart, por fin te has levantado.
-¿D-dónde estoy? -con el dolor de cabeza aún.
Noté en la ventana que estaba nevando, pero era una nevisca muy poderosa, mejor no salir.
El sujeto tenía un abrigo hecho de lana que tenía una insignia algo peculiar. Su rostro era de alguien joven, tímido y con una sonrisa falsa.
-¿Quién eres? -Le pregunté.
-Acaso... ¿No me recuerdas?
¿Podría ser ese sujeto Cochu?, no lo creo, era otra persona más, una del montón que recién le veo la cara.
-¿Cochu? -Decidí dar el gatillo.
-No, no soy ese Cochu.

El sujeto le caían algunas lágrimas que me hacían pensar que él era Cochu.  
Mi cara cambió a una sin expresión, una que daba por entender que mi compañero estaba desaparecido o muerto.
-¿Entonces por qué estás llorando? -Le pregunté con la duda, era extraño que alguien que no conozca llora por alguien. 
-Es que... Ese Cochu...
-Dime, puedo entenderlo -Poniendo la nueva mano robótica que tenía en su hombro, traté de tranquilizarlo.
-Hogart... Cochu está...
-M-muerto, ¿No es así?
El sujeto asintió con la cabeza, y de eso sus ojos le estallaron en lágrimas, al igual que yo.
Mi más grande colega en el limbo murió todo gracias a mi, por solo querer ayudarme, por querer que estuviera vivo y lograra mi sueño de escapar, lo hizo por mi.
Tomé una toalla que estaba en el cajón al lado de mi cama y me sequé el rostro.
-Lamento que lo supieras al despertar... Pero estás vivo, por lo menos.
-Dime cómo murió, quiero saber qué le pasó mientras yo iba con él en ese bote. -Le dije.
-Te lo contaré, te lo contaré todo. 
-Hazlo.
-Después de que tú y Cochu viajaran por el océano con el bote, llegaron de nuevo al Bosque de los Dashers, pero gracias a dios pudimos encontrarlos, y ahí los trajimos a nuestro pueblo, el pueblo Canela, donde pudimos darles toda nuestra protección y salud, pero para Cochu... No tuvo la misma suerte...
-¿Qué pasó?
-Pues bien, antes de seguir, déjame contarte que yo era lo más cercano para él, pues yo soy... su... h-er... -De nuevo empezó a llorar.
-Hermano querrás decir.
-Eso, gracias por ahorrarme el tiempo. Como iba diciendo, Cochu en el viaje sufrió un corte extremadamente grave en el estómago debido a los ataques que daba la fuerza Antidasher para hacer que todos en su bote murieran. Y al llegar aquí pudimos ayudarle a seguir con vida, pero ya era tarde, su corte quedó infectado al no poder ayudarlo a tiempo, y... Sólo duró una semana y media con nosotros, mi dulce hermano... Fue un gusto haberlo encontrado de nuevo...
-Lamento tu perdida, Cochu también era un buen amigo para mí, él me ayudaba en todo tipo de cosas, y pues eso...
-Gracias Hogart.
El sujeto caminó hasta la puerta con unos pasos lentos, y con una sonrisa falsa antes de irse, dijo:
-Oh, y por cierto, espero que disfrutes ese nuevo brazo, lo hice yo con mis propias herramientas.
Sonreí, y de eso moví el brazo robótico, un lindo brazo sin óxido, listo para seguir adelante, hecho por el hermano de Cochu, que era alguien igual que él.
Moví las sábanas y me levanté de la cama, dando unos pasos ligeros debido a que estaba conectado a unas máquinas, y de eso me fui hacia la ventana, para ver ese paisaje invernal.
-Sí que es una linda nevasca. -Escuché afuera de mi habitación, era la voz de una muchacha.
-¿Y tú quién eres? Nunca te he visto. -Le pregunté
-Ji ji... No lo sabes, pero yo te conozco, Hogart, sé de tus historias, tus "hazañas", todo desde que llegaste.
-Bueno, ya no me puedo presentar, supongo.
-Te he sacado las palabras de la boca.
-Ya lo sabes.
Por primera vez pude estar tranquilo en este limbo, sin sentir algo de miedo, era como estar en mi casa, pero... Sin mis padres, sólo yo, tranquilo, tomando una taza de café y mirando a los niños jugar desde la ventana.
La joven se acercó al lado mío y empezó a mirar la ventana.
-Que linda vista, ¿No lo crees?
-Tienes toda la razón.
-Me llamo Cecilia, o puedes llamarme Ceci, si quieres.
-Oh, hola Ceci.
-Hola, Hogart...
Los dos miramos de nuevo a la ventana con la nevisca pasando sobre los árboles, con algunos rayos de Sol que mostraban lo blanco que estaba.

-¿Extrañas a Cochu?
-Lo extraño, Ceci... Lo extraño mucho...
-Pero ya conoces a su hermano, por lo menos algo de su familia.
-Por lo menos me dijo cómo y por qué, no quería dejar pasar.
-Yo tampoco lo haría.
-Sólo miremos la ventana, ¿Ok?.
-Ok.
Recién me di cuenta, era invierno, habían pasado muchos meses debido a que estaba en coma, y todo lo que pasó con Cochu me lo perdí, pero no importa, mejor dejar pasar, y seguir con mis planes.
A menos podré pasar el invierno en el hospital.