Capítulo 9.

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Me disculpan si hay algún error.

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-Muy bien... Respira... Inhala, exhala... Inhala, exhala... ¿Ves? Así se respira - me fulminó con la mirada.

-Demonios, Adri... No puedo hacerlo... ¿Y si intentamos mañana? - inflé las mejillas.

-Hace dos semanas me dijiste eso por primera vez, y siquiera te has acercado un metro a nuestra mesa... Y además, también quiero estar contigo en el almuerzo.

-No...

-¡Basta! ¿Por qué no aceptas que te gusta y ya? ¡Que estás loca por él! Así todo será más fácil.

-No me gus...

-¡¡CAITLYN!!

-¡Mierda que estoy loca por él! - se mordisqueó el labio inferior, y enrojeció de golpe.

-No fue tan difícil... Ahora - agarré su brazo y estiré de ella hasta nuestra mesa -. Hola - saludé con una sonrisa. Los dos trogloditas alzaron la mirada.

Chaz me sonrió, y luego dirigió la mirada a Caitlyn, quien se encontraba como piedra, mirando al vacío.

-¿Está muerta? - preguntó el castaño.

-No lo creo... - moví levemente sus hombros.

-A...

-Nop, no murió... Caitlyn - susurré.

-¿Um?

-Siéntate - puse ambas bandejas encima de la mesa, y luego hice que se sentara, para luego seguirle yo.

-Hola - sonrió Chaz. Caitlyn alzó la mirada, tenía las mejillas totalmente coloradas.

-Hola - sonrió de lado.

-Si no me equivoco... Eres Caitlyn, ¿cierto? - asintió.

-¿Cómo lo sabes?

-Ya te he visto varias veces sentada mirando los partidos y entrenamientos - enrojeció más, si es que eso era posible.

-Ah, sí... - apretó los labios.

La conversación que siguió entre ellos se volvió sorda para mí en cuanto dirigí la mirada el castaño que tenía en frente.

-Hola - sonrió.

-Hola.

-Si no me equivoco... Casi nunca te saludo correctamente.

-No te equivocas.

-Lo lamento - reí.

-No importa.

-Y... Eh... - miró de reojo a la futura pareja de al lado - ¿Si los dejamos solos? Digo... Ni nos notan - un pequeño nudo se estancó en mi garganta de repente.

-Está bien...

Nos levantamos, dejando la comida ahí.

De todas formas, no tenía hambre.

Caminamos en silencio hasta llegar afuera, en donde claramente se podía ver una tormenta acercarse.

Se sentó en el pasto con tranquilidad, entonces le seguí.

-Hace dos días me llamó Bliss - dijo de repente.

Rasqué mi cuello. Me estaba empezando a poner nerviosa.

-Y no me lo contaste - me miró.

-Lo olvidé.

-¿Y qué te dijo?

-Dijo que su amiga la convenció de venir para cuando termine el año...

-¿En serio? - dije con entusiasmo - No me he comunicado con ella desde una semana después de que se haya ido.

-Ah, sí... Perdió tu número, y olvidé pasárselo... Pero cuando vuelva a dar señales de vida se lo doy.

-Más te vale - lo apunté con un dedo.

-Veo que te has conseguido una nueva amiga.

-Ajá - sonreí -. Por estas dos semanas traté de convencerla para que se sentara con nosotros... Pero no quería porque Chaz le gusta - abrí los ojos de par en par al darme cuenta de que hablé de más -. Maldición... - Justin rió.

-No te preocupes... No diré nada. Y además, se le nota por la forma en la cual se coloró cuando Chaz sólo dijo "Hola."

-Sí - reí -. Míralos - señalé el cristal, por donde se los veía charlar y reír.

-Futura pareja.

-Mhmm...

Froté mis manos, o mejor dicho; Froté mis guantes, tratando de calentarlos, pero era un intento nulo.

Suspiré, viendo como el bao que salía de mi boca se esfumaba por ahí.

-Hace un frío para partirte...

-Sí, por eso no hay nadie afuera.

-¿Y por qué estamos nosotros aquí, entonces?

-Porque no hay nadie - dijo sin despegar la mirada del cielo.

Lo que dijo inmediatamente cobró doble sentido en mi mente.

¡Demonios esta mente mía!

El último año.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora