Confesión de pensamientos.
Últimamente estando cerca del castaño me siento rara, sofocada, con miedo. Me dan ganas de salir corriendo y esconderme en algún casillero para que no me pueda encontrar.
Me siento extremadamente nerviosa, y todo lo que quiero decir se me queda estancado ahí en la garganta, algunas veces ni siquiera se queda atorado en la garganta, sino que en mi mente.
Y cuando me mira o simplemente me dirige una insignificante oración, ya mi mente se pone en blanco y siento que algo me aprieta muy duro en el pecho, y claro, no falta el que empiece a temblar.
¿Pero qué demonios me pasa?
Y no son sólo cosas como nerviosismo lo que tengo, también tengo impulsos, y bastante extraños que digamos.
El día anterior hice algo que ni yo me imaginaba capaz de hacer; lo seguí hasta su casa.
Y de paso descubrí que sólo estamos a no más de diez casas de distancia.
¿Se lo debo contar a Caitlyn? Es decir... Ya confío incluso ciegamente en ella, al igual que ella por mí, pero creo que necesito estar segura primero yo para contárselo a alguien, ¿o acaso me estoy equivocando?
Siento que tengo la necesidad y la obligación de decírselo, ¡pero no sé ni lo que le diré!
Aprovechando que justamente hoy los amigos no estarán debido a no-sé-qué, tengo la oportunidad de hablar con Caitlyn de "mujer a mujer".
¿Cómo demonios le digo? Es más, ¿qué le digo?