Capitulo 1

7.2K 415 10
                                    

¿A él de niñero? Ni en sus sueños más jodidos. ¿Cómo era posible que el presidente le hubiera encargado cuidar de su hijo? Mientras él era buenísimo desactivando bombas o armando alguno que otro punto de quiebre.

-¡Hey Louis! -Gritó Liam desde la entrada del avión. -Pero, ¿qué mierda haces tú aquí?

-Lo mismo me pregunto yo. -Murmuró Louis. Para nada satisfecho. -No sé que hice mal, en qué jodida cosa fallé. No entiendo por qué no estoy allá, junto a los demás.

-Ni yo. -Liam se encogió de brazos. Escondió la maleta de manos entre los asientos. -¿Sabes a dónde vamos a parar con esto?

-Kapaa, Hawaii.

-¿Y eso?

-Ideas del presidente.

Se volteó. Mientras miraba por la ventana, como aquellos carros verdes con manchas negras empezaban a alborotarse por el aeropuerto. Le jodía estar ahí, y no abajo, haciendo lo suyo.

-¿Ya lo viste? -Liam codeó el brazo de Louis.

-¿A quién? -Preguntó desinteresado, sin siquiera voltearse a ver lo que el morocho le quería mostrar.

-Al chico. -Murmuró con cuidado. Mientras miraba disimuladamente para atrás. Una sonrisa se formó en sus labios, mientras asentía sigilosamente.

Harry rebuscaba algunas cosas entre sus maletines. Aquellos skinny jeans le marcaban las piernas, aquellas piernas, preciosas y largas, dejaban boquiabierto hasta al más santo. Traía una remera sin mangas blanca, que dejaba notar los trabajados bíceps del chico. Tenía el cabello rizado, precioso. Él era precioso.

-Es el hijo del presidente. -Liam sonrió. Aún con aquel pensamiento morboso en su mente. -Está buenísimo, no me digas que no.

-No he dicho nada. -Dijo sin quitarle la mirada. Disfrutando de aquella buena vista que tenía desde ahí. Disfrutando de aquella perfecta figura que veían sus ojos. En un momento, el rizado se movió de tal manera haciendo que un pezón quedara descubierto. Eso hizo a Louis relamer sus labios involuntariamente. Dios mio. 

-Ves, al menos no todo es tan malo. -Sonrió. Louis volteó la cabeza, por fin. Concentrándose en pensar otra cosa. Basta de ese hombre. La nación corría peligro, y él no iba a estar ahí. ¿Qué aventuras contaría? ¿Qué diría cuando le preguntaran sobre la guerra?

La respuesta la conocía. Miró por el rabillo del ojo a aquel chico que lo había dejado con la garganta seca. Era precioso, realmente. Las piernas lo decían todo, adornadas con aquellas botas de Chelsea. No quería ponerse a pensar que cosas pasarían en esos días...

My Bodyguard《Larry Stylinson》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora